El papel de la tecnología en los resultados de la elección general en Kenia —
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El papel de la tecnología en los resultados de la elección general en Kenia

Ayesha Chugh y Katherine Krueger

 

Introducción

Photo Courtesy of IFES.orgLa elección general del 4 de marzo de 2013, a la que acudieron los ciudadanos keniatas tras la violencia generalizada registrada en las elecciones presidenciales de 2007 (que reclamara más de 1,000 vidas y desplazara a cerca de 600,000 personas), fue particularmente importante e histórica porque al desarrollarse de forma mayormente pacífica demostró la capacidad de Kenia para superar la agitación étnica vivida seis años antes.

Los resultados dados a conocer por la Comisión Independiente de Elecciones y Fronteras de Kenia (IEBC, por sus siglas en inglés) dieron la victoria a Uhuru Kenyatta (líder de la Coalición del Jubileo) frente a Raila Odinga (de la Coalición para la Restauración de la Democracia, CORD). Aunque fueron impugnados por Odinga ante la Suprema Corte, ésta última ratificó la decisión de la IEBC.

El desenlace pacífico de esta elección no impidió que la atención, tanto de la comunidad internacional como de los medios de comunicación, se centrara en las deficiencias —particularmente tecnológicas— que se presentaron. Hay quienes atribuyeron la crisis en las urnas a los desperfectos en la tecnología electoral de Kenia. En realidad, lo que habría que considerar es que el conteo de los votos se vio afectado por fallas en los procesos administrativos, más que por la tecnología misma.

 

Antecedentes: Revisión de la Administración Electoral en Kenia

La crisis humanitaria de Kenia en 2007 dio lugar a un proceso de transformación de su sistema político-electoral, que tomó varios años, para estabilizar al país.[i] Para 2013, el proceso de reforma ya estaba en marcha por parte de la IEBC, que incluso había instrumentado un plan a gran escala para mejorar los sitios de votación utilizando tres componentes tecnológicos: un sistema de registro biométrico de electores (Biometric Voter Registration – BVR), un sistema electrónico de identificación de electores (Electronic Voter Identification – EVID, o pollbooks), y un sistema de transmisión de resultados (Results Transmission System – RTS). Ahora bien, el uso de estos avances tecnológicos le significó un gran reto a la IEBC.

 

Retos de la Jornada Electoral

Conforme los electores acudían a las urnas el 4 de marzo, comenzaron a presentarse distintos problemas tecnológicos. Las laptops y los teléfonos celulares utilizados para el sistema de transmisión de resultados (RTS) se quedaron sin batería; adicionalmente, algunos centros de votación (particularmente en áreas rurales) no tenían enchufes.[ii] Asimismo, muchos oficiales electorales carecían de la capacitación suficiente para utilizar el nuevo software electoral, y no tenían (o en algunos casos incluso habían olvidado) los números de identificación personal y las contraseñas necesarias para operarlo.

Adicionalmente, los aparatos del sistema electrónico de identificación de elector (EVID) no habían sido debidamente inicializados, distribuidos o dotados de suficiente batería para durar un día completo. Esto último afectó, en particular, a los centros de votación ubicados en zonas remotas. Además, los servidores destinados a la transmisión de resultados no fueron capaces de manejar el volumen de información que estaba siendo cargado, lo que derivó en la caída del sistema de transmisión de resultados (RTS).[iii] Un error con el código fuente del RTS también llevó a muchos a creer que había 300,000 papeletas no válidas, cuando en realidad el programa había multiplicado el número de votos no válidos por 8.[iv]

 

La falla en la administración del proyecto

Debemos percibir los problemas de la IEBC antes descritos como gerenciales, más que de orden tecnológico. Esto se ejemplifica con los retrasos en procesos clave que impactaron negativamente el manejo de la tecnología electoral. El breve lapso entre el desarrollo del RTS y la elección limitaron el tiempo destinado a las pruebas a la que debía haber sido sometido el sistema antes de la elección. La dilación en procesos críticos —como la celebración de un proceso competitivo de licitación para la adquisición del sistema de registro biométrico de electores (BVR), una demora de tres meses para dar inicio al proceso de registro de electores, y un aplazamiento en los procesos de compra para el sistema de identificación electrónica del elector (EVID)— impactaron de manera directa la capacidad de la IEBC para someter a evaluación el desempeño de estas tres tecnologías. Aunque el Acta Electoral de 2011 mandató un periodo de 90 días entre el fin del periodo de registro y la elección, la Asamblea Nacional de Kenia lo redujo a 60, dejando a la IEBC un plazo muy ajustado para capacitar a su personal y prepararse para cualquier contingencia.

 

El papel de la tecnología en los resultados de la elección

Una planeación mucho más exhaustiva acerca de las contingencias tecnológicas pudo haber prevenido la necesidad de abandonar el RTS. Pero, en todo caso, el impacto de la tecnología en el resultado final de la elección, y el consiguiente conflicto político por los votos, es menos evidente.

Aunque la Suprema Corte determinó en marzo de 2013 que la elección fue realmente libre, justa y creíble, algunos continuaron asociando las fallas tecnológicas con los resultados arrojados. Por ejemplo, algunos partidarios de Odinga las utilizaron para reforzar su reclamo en el sentido de que los resultados de la elección habían sido manipulados, citando el hecho de que la comisión electoral se había rehusado a publicar los resultados desagregados por mesa de votación y que, de manera repetida, había modificado el número oficial de electores registrados.[v]

Por controversiales que hayan sido las fallas tecnológicas, estas no comprometieron, en última instancia, la inviolabilidad de la elección. Ya sea que las dificultades técnicas hubieren ocurrido o no, todos los resultados transmitidos electrónicamente fueron provisionales, y aunque eran un mecanismo de conteo de la IEBC, los resultados oficiales únicamente estuvieron basados en documentos de papel. Cada funcionario responsable de una mesa de votación habría tenido que llenar un formato con los detalles de los resultados, y los resultados oficiales habrían tenido que ser determinados mediante cómputo manual. Por tanto, los resultados oficiales que declararon ganador a Uhuru Kenyatta fueron realizados a mano.[vi] Tal y como lo destaca el Centro Carter en su informe final de observación de la elección, “a pesar de serias deficiencias de la IEBC en el manejo de la tecnología y en la publicación de información, [encontramos que] el procedimiento manual de conteo y cómputo presentó las garantías suficientes para preservar la expresión de la voluntad de los electores de Kenia.”[vii]

 

Conclusión

Los muchos retos de Kenia el día de la elección, por lo tanto, deben entenderse como problemas de la administración del proceso, más que como una consecuencia de la tecnología aplicada a la votación.

Hacia finales de marzo de 2013, la Suprema Corte de Kenia ordenó, luego de que Raila Odinga denunciara un fraude electoral y solicitara la nulidad de los resultados oficiales, el recuento de 22 mesas de votación. Considerando los múltiples problemas enfrentados el día de la elección, Odinga pudo haber exigido un recuento independientemente de los contratiempos tecnológicos. Por ejemplo, la participación electoral tan elevada (86%), que jamás se había experimentado en Kenia, ocasionó largas filas y que el horario de votación se extendiera hasta 4 horas tras el cierre oficial de la jornada. Adicionalmente, el RTS tuvo que lidiar con seis diferentes elecciones, conforme a lo dispuesto por la Constitución de 2010. No obstante, al considerar los incentivos que los perdedores tienen para invocar “fraude electoral” en sistemas como el de Kenia donde el ganador se lo lleva todo, Odinga también pudo haber denunciado fraude sin que se hubiera presentado ninguno de estos retos. Lo cerrado de una carrera electoral, en este caso garantizado por el sistema electoral mayoritario de Kenia que estipula que el ganador debe recibir el 50 por ciento más 1 de los votos (además de que el 25 por ciento de los votos debe provenir de al menos la mitad de los condados), puede alentar a los candidatos a rechazar los resultados de la elección por razones de manipulación.

Finalmente, en comparación con la multitud de problemas enfrentados en 2007, las elecciones del 4 de marzo de 2013 (y su uso de la tecnología) pueden verse como un éxito. Por ejemplo, la evaluación del Informe Kriegler de la administración de las elecciones de 2007 reveló incidentes generalizados de llenado de urnas, además de 1.2 millones de personas muertas en el registro electoral. Es así que las tecnologías aquí referidas (EVID, BVR y RTS) fueron introducidas en las elecciones de 2012 para enfrentar estos grandes problemas, y es en ese contexto que se les debe examinar.

 


[i] BBC News Africa. 2013. “Q&A: Kenya’s Vote Count”, March 9, http://www.bbc.co.uk/news/world-africa-21698223

[ii] Warner, Gregory. 2013. “How Kenya’s High-Tech Voting Nearly Lost the Election”, NPR, March 9, http://www.npr.org/blogs/alltechconsidered/2013/03/09/173905754/how-kenyas-high-tech-voting-nearly-lost-the-election

[iii] Ssempebwa, Alan. 2013. “Kenya’s High-Tech Fiasco”, The Independent, March 15,http://www.independent.co.ug/cover-story/7559-kenyas-high-tech-fiasco

[iv] Warner, 2013.

[v] Straziuso, Jason. 2013. “Carter Center Dings Kenyan Vote on Tech Failures”, Associated Press, April 4, http://www.wfsb.com/story/21878493/carter-center-dings-kenya-vote-on-tech-failures

[vi] Red de conocimientos electorales ACE. Área temática sobre Manejo de resultados, “Estudio de caso sobre Kenia”, actualizado por Ronan McDermot.

[vii] Las elecciones celebradas fueron para elegir: presidente, parlamento, senado, gobernadores de los condados, representantes mujeres a la asamblea nacional de 47 condados y representantes a las asambleas de 1,450 municipios.

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