Dada la abrumadora naturaleza representativa de la democracia en el mundo hoy, los partidos políticos que compiten en las elecciones a fin de ganar escaños en las asambleas legislativas son, por supuesto, absolutamente esenciales para el proceso democrático.
Mientras que los miembros del parlamento ganan mandatos personales de circunscripciones electorales en países como Bostwana y Zambia estos, sin embargo, coordinan trabajo parlamentario bajo la dirección de sus respectivos partidos políticos.
Bajo el sistema electoral alternativo, en donde los electores sólo pueden votar por partidos y no por miembros del parlamento individuales, como en Sudáfrica y Namibia, los partidos políticos son lo más importante para el proceso electoral y para el trabajo legislativo en el parlamento.
Cuando la epidemia del VIH/SIDA socava la capacidad de los partidos de llevar a cabo la campaña electoral y de representar efectivamente a sus votantes durante las sesiones parlamentarias —a través de la pérdida de líderes, de miembros activos del parlamento relacionados con la enfermedad y muerte por SIDA- los partidos serán menos representativos del electorado y menos efectivos en la configuración de su legislación de acuerdo al mandato que han recibido de sus electores (VIH/SIDA y gobernabilidad democrática en Sudáfrica —Ilustrando el impacto en los procesos electorales, 2004:29).
Adicionalmente, el VIH/SIDA ha puesto a prueba la estructura de los partidos al crear una mayor necesidad de reemplazar cuadros que han sucumbido a la enfermedad o han muerto. A pesar de que no se han presentado severos defectos funcionales en la estructura de los partidos, la perdida de antigüedad o jerarquía y de experiencia no obstante es reportada para reducir las capacidades y la memoria intelectual de los partidos un tanto.
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