El costo de la
integridad de la elección depende de los sistemas utilizados y el alcance de
las garantías requeridas. La idoneidad de adoptar ciertas garantías de
integridad debe ser sopesada frente al riesgo potencial de la integridad en
cada etapa del proceso electoral. Las elecciones que carecen de integridad no
serán vistas como creíbles, y los
resultados de las elecciones no serán vistos como legítimos. A veces, los
candidatos y los electores tienen miedo de participar a causa de las amenazas
contra su seguridad. A veces aparentes irregularidades generan dudas sobre la
elección o sobre si el resultado representa la voluntad de la mayoría de los
electores. El tener que organizar de
nuevo las elecciones debido a problemas de integridad puede costar mucho más
que la adopción de salvaguardias.
Administradores
electorales y los tomadores de decisiones políticas deben determinar si vale la
pena el costo de adoptar cada uno de los mecanismos que están considerando.
Deberían preguntarse a sí mismos una pregunta: ¿Cómo la integridad del proceso
electoral será afectada si no tomamos esta medida?1
Su evaluación diferirá
de acuerdo al contexto social y político del país afectado. En los sistemas
electorales caracterizados por altos niveles de desconfianza, por lo general se
adoptan amplias protecciones para garantizar la integridad del proceso y para
alentar a los participantes. Las protecciones pueden implicar altos costos,
pero el gasto adicional puede justificarse si el resultado es una elección
aceptada por el país. Por otra parte, en los sistemas electorales establecidos,
donde los procedimientos electorales son rutinarios e indiscutibles, los
beneficios adicionales de garantías podrían no justificar el costo adicional.
Algunos mecanismos de
integridad pueden no exigir mayores desembolsos. Por ejemplo, para una
planificación eficaz y el desarrollo de buenos sistemas, lo único necesario es
hacer uso correcto del tiempo y las habilidades de los profesionales
electorales. Lo mismo ocurre con los mecanismos de control interno que forman
parte de cualquier sistema de gestión electoral.
Garantizar la
transparencia y hacer a los administradores y oficiales electorales
responsables de sus acciones son garantías de la integridad, que son gratis. Protecciones institucionales basadas en un sistema de pesos y contrapesos
son también cruciales en el mantenimiento de la integridad, y no implican
costos adicionales.
Sin embargo, muchas de
las garantías de integridad electoral son más caras que éstas y requieren un
análisis costo-beneficio. ¿Cuál es la probabilidad de que el problema realmente
pueda ocurrir y como afectaría la integridad de la elección? ¿Qué tan efectiva
es la garantía? ¿Aumentará la confianza en la integridad del proceso?
¿Aumentará la credibilidad del proceso? ¿Podemos darnos el lujo de adoptarlo y
mantenerlo a lo largo del tiempo? ¿Existen formas más baratas de conseguir el
mismo resultado? Los siguientes mecanismos son muy costosos:
Personal
adecuado. Los gastos
de personal son el mayor gasto en la administración electoral. Los riesgos suben
si los números del personal son demasiados bajos o si el personal carece de
entrenamiento adecuado.
Las
garantías del material electoral pueden aumentar
los gastos electorales. Por ejemplo, es más caro imprimir los números de serie
en los talones de votación, pero esto ofrece una forma sencilla y eficaz para
el seguimiento de las boletas. Otros mecanismos son más sofisticados, pero más
caros. Cuesta más utilizar el papel con marca de agua de seguridad para las
cédulas, en lugar del papel común y corriente. Puede haber menor número de
fuentes de suministro de este tipo de papel o de otros materiales especiales,
lo que requeriría de mayor tiempo.
El
uso de las nuevas tecnologías puede mejorar la integridad; los ejemplos son los inventarios computarizados
y las listas de registro elaboradas con mecanismos de verificación y control.
Sin embargo, utilizar la nueva tecnología a veces puede crear riesgos de
integridad, esto podría suceder, por ejemplo, si la votación en línea, a través
de Internet, se convierte en una opción. La nueva tecnología puede ser costosa,
pero los costos pueden ser extendidos en un plazo más largo si las máquinas y
los programas informáticos se utilizan en las elecciones subsiguientes. La
tecnología adaptada a las condiciones locales suele ser rentable.
Los
equipos pueden ser alquilados en lugar de comprados, reduciendo el riesgo de la
obsolescencia. Equipos de otras organizaciones se pueden utilizar; en la
elección de 1999 en Indonesia, la red de computadoras de un banco fue usada
para el conteo de votos. En estas circunstancias, deben considerarse los
asuntos de integridad involucrados en el uso de un sistema externo y el
personal.2
La adopción de la
tecnología moderna para mejorar la integridad puede ser costosa en el corto
plazo, debido a los gastos de capital y los costes de capacitación. Sin
embargo, a largo plazo la nueva tecnología puede ahorrar dinero si es eficaz.
El
monitoreo de la integridad electoral y hacer cumplir la legislación son
factores clave en el mantenimiento de la integridad, y también puede ser
costoso. Sin embargo, el monitoreo puede proporcionar ahorros en el largo
plazo, si garantiza que todas las partes involucrada acepten la elección. La
aplicación, la investigación y el procesamiento pueden ser costosos, pero son
eficaces en la lucha contra la corrupción, garantizando la integridad del
proceso y ayudando a prevenir problemas futuros.
La
educación electoral es otro importante mecanismo de integridad. Pero cuando los
fondos son bajos, la educación pública es uno de los primeros programas en ser
abandonados. Los administradores electorales pueden encontrar opciones de bajo
costo para la difusión de la información, tales como la negociación de la
difusión gratuita en la radio o la televisión, la realización regular de conferencias de prensa, y el uso de las
organizaciones no gubernamentales que ayudan a transmitir mensajes críticos a
los electores.
NOTAS
1 Harris, Paul, Comisión electoral de Nueva Zelanda, comunicación con Sue
Nelson.
2 Ibídem