El derecho a votar en secreto es un
fundamento de la democracia y como tale s reconocido casi por todas las
naciones mediante su adhesión al Convenio Internacional sobre Derechos
Políticos y Civiles (CIDPS). La secrecía del voto es un principio que
posiblemente garantizan todas las leyes electorales del mundo.
Sin embargo, en la práctica electoral de casi
todos los países ocurre que el ciudadano con ceguera depende de otra persona
para emitir su voto. La lógica dice que un secreto entre dos no es un secreto.
Si todos los ciudadanos tuvieran el mismo
acceso al proceso electoral, entonces todos los procesos deberían incluir
procedimientos que le permitieran a los ciudadanos con ceguera votar en
secreto. Resulta increíblemente sencillo lograr que así ocurra.
En algunos países que utilizan papeletas para votar se han creado guías
para ayudar a los electores con ceguera a marcar su papeleta de manera
autónoma. En muchos casos, esta guía es un fólder en el que se inserta la
papeleta ordinaria, con hoyos que corresponden a los recuadros o círculos de
las distintas opciones que se pueden marcar. El fólder contiene marcas -en
algunos casos Braille, en otros una línea o sección resaltada- que le ayudan al
elector a recorrer el fólder. Algunos organismos electorales utilizan cassettes
como apoyo complementario para el uso del fólder.
En http://www.electionaccess.org/en/resources/voter-education/tactile-ballot-guides/467/
puede usted encontrar un ejemplo de guía para el marcado de papeletas de México. En los
países que utilizan sistemas de votación electrónica, se pueden utilizar
marcadores en Braille de manera
exclusiva como en Brasil o en combinación con sintetizadores de voz. Estos
dispositivos se están generalizando en los Estados Unidos, donde la ley federal
exige que todos los sistemas de votación sean accesibles a los electores con
ceguera o discapacidad a más tardar en
2006.