De las diferentes etapas de la
vida de los proyectos de asistencia electoral, tal vez las de importancia
crítica para su efectividad son las de planeación, identificación y formulación.
A pesar de la amplia aceptación de este axioma, no se ha dado la coordinación
automática entre las diferentes agencias de cooperación para el desarrollo para
las etapas de identificación y formulación. El enfoque del ciclo electoral
proporciona a estas agencias elementos básicos para entender cuáles son los puntos de acceso dentro de un
proceso electoral. Por tanto, las instancias dedicadas a la cooperación para el
desarrollo deberían reunirse al principio de cada nuevo ciclo y enviar misiones
conjuntas de evaluación de necesidades electorales: lo ideal sería que esto
también ocurriera al final del ciclo previo. Las agencias de cooperación para
el desarrollo a menudo necesitan que se les recuerde, tanto por las instancias
que brindan asistencia como por las partes que la reciben, que los objetivos de
la asistencia deben determinarse y estar a la vista al principio de la etapa:
aquí es cuando se vuelve crucial la aclaración de los plazos correspondientes a
las diferentes actividades incluidas en el ciclo electoral.
La División de Asistencia Electoral de las
Naciones Unidas (UNEAD) y el PNUD han venido realizando mayor número de misiones
conjuntas de evaluación de necesidades técnicas electorales, a fin de aportar información
sobre las generalidades de cada proyecto y las fases de su formulación, así
como para asegurarse de que los retos políticos y electorales están
puntualmente incluidos en el diseño de los mismos. En diversas ocasiones la UNEAD, el PNUD y la Comisión Europea
han organizado misiones conjuntas de evaluación de necesidades y formulación de
asistencia electoral, dando como resultado acercamientos más coherentes y
coordinados. La ampliación y estandarización de esta clase de prácticas serán
cruciales para asegurar una coordinación adecuada desde el inicio.
Las visitas para la evaluación de necesidades deberían
incluir conversaciones con todos los grupos de interés relevantes, y proveerlos
con información respecto del porqué los requerimientos identificados por estos
grupos han sido o no incluidos en los programas de asistencia. El trabajo del
equipo que realiza la visita de evaluación se vuelve fundamental para la buena
planeación de los proyectos de asistencia electoral, y no simplemente para la
identificación de las características de las necesidades de la propia
asistencia técnica, sino que también para brindar elementos adecuados para la
consideración de las restricciones en materia administrativa y del propio
ambiente político y social que presenta el país que recibiría el apoyo (por
ejemplo, prevención de conflictos). Al respecto, para identificar las
necesidades a incluir en el proyecto de asistencia deberían tomarse en cuenta las
lecciones aprendidas y las conclusiones incluidas en los informes elaborados
por los grupos que observaron las elecciones previas. Además de realizar una
planeación anticipada, un programa desarrollado de manera proactiva, más que un
programa de reacción, así como la formulación de planes de contingencia
dirigidos a atender solicitudes de asistencia hechas de manera tardía o de
emergencia, tendrá mayor impacto y rentabilidad. Finalmente, la importancia de que
se compartieran las conclusiones respecto de las necesidades arrojadas por las
misiones de evaluación y que se adoptara una terminología común entre las
agencias de cooperación para el desarrollo y otras instancias que brindan
asistencia electoral, tendría como resultado un amplio incremento en la
cooperación para la formulación de los programas de asistencia respectivos.
La identificación y planeación de actividades se
beneficiaría ampliamente del desarrollo de un conjunto estandarizado de herramientas
para ciertas situaciones que cubriera las necesidades de las misiones de
evaluación, que tomara en cuenta todos los elementos antes mencionados, y que
fuera utilizado en colaboración con los grupos de interés, tales como
autoridades electorales, organizaciones de la sociedad civil y de observadores.
Dichas herramientas incluirían un menú de opciones para la asistencia en cada
etapa del ciclo electoral, vinculadas a la evaluación de riesgos e
identificación de costos y beneficios de implementar o no las ya citadas
opciones del menú.
Con respecto a las actividades de desarrollo de
contenidos de los proyectos de asistencia electoral, se debería impulsar que
fueran los grupos de interés nacionales quienes tomaran el liderazgo en determinar
las prioridades y las vincularan a objetivos de desarrollo nacional, haciendo
uso de la asesoría internacional cuando fuera conveniente y dentro de los
parámetros de los mecanismos de cooperación para el desarrollo. Se debe tomar
en consideración lo práctico que puede resultar un programa multifacético
dependiendo de la capacidad administrativa local, y de si se podrían obtener
mejores resultados mediante múltiples programas enfocados a objetivos reducidos,
en un marco de asistencia a la democratización amplio y coordinado.
Es importante que los apoyos de la asistencia
electoral, y sus diversos componentes, sean otorgados de manera balanceada entre
distintas instituciones, tanto a las encargadas de administrar los procesos
electorales como a los medios de comunicación y otras organizaciones de la
sociedad civil. Los programas de asistencia exitosos generalmente promueven la
creación de grupos de ONGs a nivel nacional dedicados a actividades de educación
cívica y electoral y a otorgar asistencia técnica para la observación electoral
doméstica, como contrapeso al apoyo dado a los organismos electorales. A menudo
se omite la incorporación del apoyo a los mecanismos de resolución de controversias
electorales y la capacitación de los medios de comunicación sobre el ciclo
electoral en los programas de asistencia electoral, aunque es vital para que
haya confianza en el proceso electoral y para promover la comprensión hacia las
necesidades de publicidad continua de los organismos electorales y de otros
actores de las elecciones. La especificación de los objetivos de los
proyectos de asistencia electoral debe estar alineada con la ampliación de la
democracia y los programas de buena gobernabilidad que hayan convenido de común
acuerdo las agencias de cooperación para el desarrollo con los países que
reciben el apoyo, considerando también los programas nacionales para la
reducción y erradicación de la pobreza, y deben estar también insertados en el
dialogo político con el gobierno receptor.
La instrumentación de los programas
es obviamente toral para su efectividad, pero es importante establecer
objetivos claros desde el principio. Al respecto, y si se busca asegurar
calidad y efectividad, la contratación de expertos en materia electoral
requiere de una mejor coordinación entre los diferentes actores relacionados
con la elección, así como una amplia atención para identificar los perfiles
profesionales más adecuados. En general, el mecanismo que ha demostrado tener
los mejores resultados es aquel cuya coordinación en los diferentes niveles de
asistencia cubre aspectos políticos, técnicos y de organización. Adicionalmente,
es esencial la participación
de las instituciones del país que recibe el apoyo en los mecanismos de
coordinación técnica, pero debe ser planeada antes de que tenga lugar. La típica
crisis de liquidez a la mitad del periodo de instrumentación puede evitarse al
enlazar los desembolsos de dinero con plazos y puntos de referencia específicos
del ciclo electoral. Se debe estimular la participación de los grupos de
interés mediante la solicitud para que sus miembros participen en un ejercicio
común e incluyente de compartir información, por ejemplo a través de un
mecanismo donde estén involucrados el organismo encargado de la organización de
la elección, los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil.
El componente de los programas de
asistencia electoral más descuidado sigue siendo el monitoreo y evaluación.
Esto se debe en parte a la dificultad para evaluar objetivamente el progreso en
el corto plazo del proceso de democratización en el país que es objeto de un
proyecto de asistencia. Aún así, el enfoque del ciclo electoral, comentado anteriormente, ofrece una
plataforma para que las agencias de cooperación para el desarrollo sigan
involucradas de forma continua a lo largo de este delicado proceso, donde se
pueden dar avances importantes para mejorar la calidad de la siguiente etapa de
la asistencia. Cada auditoría operativa, reporte de desempeño (tanto externos
como por parte de los receptores de la asistencia), herramienta de evaluación y
monitoreo de los resultados obtenidos, y reporte post-electoral por uno o más
grupos de interés ayuda a que los programas de asistencia electoral sean más
efectivos, al tiempo que promueven y ayudan la propia evaluación de los mismos.
Los programas de asistencia deberían
adoptar un enfoque administrativo basado en resultados, cuyos indicadores sean
acordados por las agencias de cooperación para el desarrollo, las instancias
que brindan asistencia técnica y quienes la reciben. IDEA Internacional, el
PNUD y la Comisión Europea
se encuentran a la vanguardia de esta actividad y están comprometidos con la
elaboración de una nueva metodología para la evaluación de la asistencia
electoral, tomando como base los 12 principios señalados en la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda
para el Desarrollo firmada en marzo de 2005.
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