Aún existe un amplio camino que
transitar antes de que la asistencia electoral pueda ser declarada como
completamente efectiva. Se seguirán cometiendo errores, especialmente ante la
presencia de gran presión política para realizar elecciones en tiempos
reducidos. La asistencia electoral está, relativamente, en una etapa temprana,
y el camino hacia delante será una experiencia de conocimiento constante. No
obstante, es alentador que entidades clave que brindan asistencia electoral y
las agencias de cooperación para el desarrollo se han comprometido en
iniciativas recientes diseñadas para facilitar el logro de los objetivos de
desarrollo democrático a través de proyectos de asistencia electoral. En
particular, se está reduciendo la distancia entre “aprender lecciones” y “aplicar
las lecciones aprendidas”.
La asistencia electoral efectiva se
traduce fundamentalmente en fortalecimiento institucional y capacidad de
desarrollo a largo plazo. En veinte años de asistencia electoral se ha
demostrado que no hay métodos de corto plazo para apoyar una transición
democrática. La comunidad internacional debe estar atenta a la trayectoria
hacia el desarrollo democrático del país que recibe la asistencia en caso que no
siga el curso previsto originalmente. No parece factible que los proyectos de
asistencia electoral de corto plazo desaparezcan de la agenda de las relaciones
exteriores de las democracias establecidas, y de hecho, no debieran ser del
todo desanimados. La solución es ubicarlos en un contexto amplio de asistencia,
con un entendimiento claro desde el principio respecto de los objetivos que
pueden ser alcanzados y el impacto limitado sobre el desarrollo democrático del
país que recibe el apoyo.
Las capacidades de las agencias de
cooperación para el desarrollo pueden construirse a través de acercamientos de
largo plazo, manifestando apertura hacia los sistemas y procesos electorales
con aspectos diferentes a los que presentan las democracias occidentales, y
facilitando iniciativas que estén a cargo de las instituciones del país que
recibe el apoyo, enfocadas específicamente a intercambios sur-sur.
Los instrumentos sobre conocimientos
y desarrollo de capacidades como ACE y BRIDGE son herramientas rentables y
están disponibles para el desarrollo profesional y la diseminación del
conocimiento. Cada proyecto de asistencia electoral y misión de observación
nuevos, desde su diseño hasta su operación, deberían utilizar los servicios de
esos instrumentos. Los organismos administradores de elecciones deberían saber que
esos servicios están disponibles a costos relativamente bajos y que no requieren
de una gran capacidad de instrumentación. Ambos instrumentos deberían ser
incluidos como componentes clave en cualquier proyecto de asistencia electoral,
y ser utilizados independientemente de los componentes de operación de los
proyectos de asistencia, y además deben estar disponibles en diversos idiomas,
además del inglés.
El desarrollo de las capacidades es
un tema que, en algunos casos, preocupa más a las agencias de cooperación para
el desarrollo que a los países que reciben el apoyo. Tomando como base los
eventos de capacitación realizados de manera conjunta por la Comisión Europea,
el PNUD e IDEA, la
Plataforma Global de Capacitación está desarrollando cursos de
formación que pueden ser fácilmente adaptados a las necesidades de las agencias
o instituciones que requieran servicios de capacitación. Planear proyectos de
asistencia electoral efectiva es una tarea extremadamente compleja, que puede
lograrse de mejor manea si se hace de forma multilateral. Al respecto,
coordinar las iniciativas y el apoyo que brindan las agencias de cooperación,
requiere de mucho más que simplemente identificar las necesidades técnicas. Falta
todavía capacidad suficiente para identificar y planear un programa de
asistencia electoral bien coordinado y con objetivos claros. El nudo Gordiano a
desatar es anticiparse a atender solicitudes de asistencia electoral de largo
plazo para procesos sustentables en vez de reaccionar a peticiones periódicas.