Actualmente, es ampliamente conocido por todos
los involucrados que la asistencia electoral debe de considerar todas las fases
del ciclo electoral: sin embargo, este acercamiento presenta una serie de retos
por sí mismo que son valorados ampliamente. Entre los más relevantes hallamos el
agotamiento post electoral entre funcionarios electorales y tomadores de
decisión de instituciones y agencias de cooperación, así como la indiferencia
política hacia cualquier tipo de reforma electoral, política y administrativa
que impacte en la administración de elecciones. Uno de los problemas
recurrentes es que a nivel político se subestiman las consecuencias
administrativas y financieras que acompañan a una decisión etiquetada como
puramente técnica (por ejemplo, la decisión de seguir adelante con una reforma
electoral de tipo administrativa crucial, como la transición de levantar un
registro de votantes para cada proceso electoral a un registro civil integrado
de carácter permanente). El análisis de varios de los retos enfrentados en el
intento de mejorar la efectividad de la asistencia electoral señala que el
desarrollo profesional de los funcionarios electorales debe ser incluido como
una actividad permanente por parte de los organismos que brindan asistencia,
así como de las instancias que la reciben. Ello ofrece la mejor oportunidad de
asegurar la sustentabilidad institucional de las autoridades electorales de los
países que reciben asistencia y una
estrategia exitosa para que las agencias de
cooperación para el desarrollo y los organismos de países que brindan
asistencia puedan desligarse gradualmente.
Los cambios en los procedimientos
electorales y el incremento en la sofisticación de ciertos procesos son de tal
magnitud que el equipo de trabajo más experimentado no puede depender
únicamente de sus conocimientos para llevar a cabo sus tareas de la manera más
adecuada. Además, las autoridades responsables de la administración de la
elección deben combatir con la típica “fuga de cerebros”, que generalmente se
da entre el personal más calificado, quienes buscan oportunidades de trabajo
mejor remuneradas en el sector privado o en organismos internacionales, dándose
por consecuencia la pérdida de memoria institucional. Sin embargo, los beneficios
de las actividades de capacitación y para el desarrollo profesional no son
tangibles de manera inmediata y ofrecen poca vistosidad a las agencias de
cooperación para el desarrollo, a diferencia de lo que ocurre con las urnas o
la educación al votante y los materiales informativos. Los organismos
electorales de los países que reciben asistencia generalmente pasan tiempos
difíciles al persuadir a las instancias de gobierno para que se apruebe un
presupuesto que cuente con fondos suficientes para realizar actividades de
capacitación dirigidas a su personal. Esta es una de las áreas donde
típicamente es requerida la asistencia internacional, en ocasiones en una etapa
muy tardía del ciclo electoral, en la que los oficiales electorales están
inmersos en tareas de operación relacionadas con el proceso electoral en
puerta. Además, la escasez de personal calificado en otros sectores de la
estructura del país que recibe la ayuda, puede ser un factor adicional para
prevenir la colaboración de recursos provenientes de otros países socios en el
proceso electoral.
La asistencia electoral efectiva
en este sector debería significar tener mayor conciencia sobre las necesidades
que la autoridad electoral tiene en materia de desarrollo profesional de su personal y de su capacidad institucional de la autoridad electoral, en
lugar de centrarse, únicamente, en las necesidades de capacitación en materia
de procedimientos relacionados con un proceso electoral determinado. El
desarrollo organizacional y del personal (OSD —organisational and staff development)
significa capacitar y dotar de habilidades al personal permanente de las
autoridades electorales, tomando en cuenta el desarrollo del personal de
carrera. El propósito de OSD es unificar los objetivos estratégicos de la
autoridad electoral y las habilidades necesarias para conseguirlos mediante las
metas de desarrollo profesional de su personal. El desarrollo del personal puede
darse, básicamente, como una capacitación informal de corto plazo, una personalizada
donde funjan como instructores funcionarios de jerarquía dentro de la propia
autoridad electoral o bien funcionarios de otras organizaciones, y capacitación
de largo
plazo a manera de cursos o programas para el desarrollo académico.
La tendencia de las instancias que brindan
asistencia electoral y de las agencias de cooperación para el desarrollo
respecto de enfocarse demasiado en elecciones nacionales, bajo la premisa de un
proceso de democratización de arriba hacia abajo, debería ser seriamente
reconsiderada. Las elecciones locales pueden ser igual de importantes que las
nacionales para el desarrollo democrático del país que recibe la asistencia, y precisa
igualmente de programas con objetivos dirigidos a generar y/o desarrollar capacidades.
Uno de los aspectos claves para alcanzar una
asistencia efectiva es la promoción de reformas legislativas que provean a los
altos funcionarios de las autoridades electorales con los medios necesarios
para proteger la memoria y la continuidad institucional. Esto se puede lograr
al establecer periodos escalonados a los miembros de la autoridad electoral o
mediante una clara delimitación de las responsabilidades entre el órgano máximo
de dirección y el secretariado de la autoridad electoral. Se vuelve crucial
ayudar a la autoridad electoral a desarrollar una visión coherente de su
actuación en periodos entre elecciones, misma que puede formar parte de una
serie de propuestas de reforma electoral sobre aspectos de largo plazo. Incluso
la posibilidad de fortalecer el desarrollo y profesionalización del personal de
la autoridad electoral debe estar identificada y apoyada, incluyendo, de ser
posible, la consideración de contar con el auxilio internacional.
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desarrollo de capacidades existentes