Hemos examinado las leyes electorales actualmente en uso en los países del mundo con respecto a los nueves dominios distintos. Lo que es más sorprendente cuando los observamos con cierto detalle es la increíble variedad de reglas prevalecientes en el mundo. Es muy extraño que cierta regulación pueda prevalecer incluso en la mayoría de países. Las diferencias, claramente, son más que las similitudes.
Existen algunas excepciones y éstas son ya de por muy interesantes. El patrón más dominante es la edad para votar. Hay un claro consenso (86%) en que la edad para votar debe ser de los 18. Es un consenso paradójico, en tanto parecer no haber una razón lógica del porque la gente debe tener el derecho a votar a los 18 y no a los 15, 20 o 25. Por qué casi todos los países han convergido hacia la misma regla, mientras que no lo han hecho en otras materias, es un misterio que esperamos resolver en el futuro.
Hay otras excepciones. El voto obligatorio a nivel nacional no se presente con frecuencia. Pocos (17%) países imponen condiciones de educación o alfabetismo a los candidatos y la gran mayoría permite las candidaturas independientes, así como el financiamiento publico y privado. El conteo de votos generalmente se lleva a cabo en los sitios de votación locales y el recuento de votos es posible bajo ciertas condiciones.
Aún así, en la gran mayoría de los casos no existe un patrón dominante. Hemos reflexionado sobre la naturaleza y fuente de estas variaciones. Hemos determinado, en primer término, si existen patrones geográficos. El veredicto es muy claro. En la mayoría de los dominios, las variaciones regionales son totalmente sustanciales. Esta observación origina más preguntas, acerca de las razones que motivan estas variaciones regionales. No hemos sido capaces de resolver esta cuestión en este estudio exploratorio, aunque esperamos que las investigaciones futuras ahonden más sistemáticamente dentro de las fuentes de estas variaciones regionales. Sospechamos que esto refleja el impacto de las redes y la cultura aunque se requiere de un análisis más detallado para probar nuestra intuición y esclarecer la relativa importancia de estos dos factores.
Asimismo, hemos revisado si las distintas regulaciones electorales parecen o no estar correlacionadas con el nivel de desarrollo económico, el grado de democracia y la herencia colonial. En la gran mayoría de los casos, hemos mostrado evidencias en el sentido de que la herencia colonial si es importante. Nuestras conclusiones confirman aquellas obtenidas por Massicote, Blais y Yoshinaka (“Establishing the Rules of the Game: Election Laws in Democracies” 2004), cuyos estudios estuvieron confinados a las democracias electorales. Sin embargo, una vez más, se necesita realizar más trabajo para especificar cómo opera concretamente la influencia de la madre patria, qué excolonias son más o menos propensos a seguir el “ejemplo” y por qué.