Democracia significa gobernado por el pueblo, y el propósito de una lista de electores es registrar a la población elegible para ejercer su derecho al voto. Los siguientes estándares de calidad democrática son de particular importancia:
- Inclusión de los electores aptos. Se debe evitar cualquier acto de discriminación hacia personas que se presumen como oponentes políticos, y se debe ser muy sensible con ciertos sectores de la población que tienden a ser muy vulnerables al despojo de su derecho a ejercer el voto (mujeres, residentes rurales, personas con bajo nivel de alfabetización, y minorías étnicas).
- Se debe considerar la elaboración de registros electorales exhaustivos y precisos como prerrequisito para el desarrollo de unas elecciones libres y justas (IDEA 2002, p. 33).
- Facilitación de las operaciones de votación. En la estructuración de los registros de electores, los principios rectores fundamentales son la simplicidad de los procedimientos y la comodidad de los ciudadanos. Debido a que el ejercicio de este derecho fundamental está en juego, las autoridades gubernamentales y administrativas no deben entorpecer el ejercicio de este derecho u obstruir el trabajo de las autoridades electorales. Se deben poner en marcha procedimientos administrativos simples y convertir el proceso de registro de los electores en una tarea lo más cómoda posible, por ejemplo al reducir la necesidad de viajar largas distancias y eliminar el pago de fuertes tarifas en estampillas o fotografías, o tener que presentarse en varias ocasiones en los centros de registro (IDEA, 2002, p.25). Estos estándares democráticos requieren que, independientemente de la forma en que se elabora la lista de electores (para una sola elección o como parte de un programa permanente de registro), la lista debe ser publicada por un periodo determinado a efecto de recibir adiciones, correcciones o eliminaciones que quedan a iniciativa de los ciudadanos.
Existen también estándares de eficiencia técnica, como los que se mencionan a continuación:
- Accesibilidad a los electores aptos (esto debe considerarse tanto como un aspecto técnico como un estándar de la democracia).
- Facilidad de uso el día de la jornada electoral. Esto se refiere a la forma en que el listado de electores es desagregado por centro de votación y la habilidad de los electores para encontrar sus nombres en la lista de electores adecuada.
- La actualización de la lista de electores a espacios regulares de tiempo o sobre una base permanente y continua; y
- Un registro limpio, que debería desalentar la doble votación y ayudar a producir estadísticas electorales más precisas. El principal aspecto en este punto son los procedimientos utilizados para la eliminación de registros por fallecimiento, la inclusión de modificaciones motivadas por un cambio de residencia a efecto de que los electores queden registrados en el distrito que les corresponde por el lugar en donde viven, y procesos de revisiones cruzadas para eliminar el registro múltiple de la misma persona.
En virtud de que el logro de la perfección absoluta en casi cualquiera de los registros de población es poco probable, el principio rector de los listados de electores, de acuerdo con IDEA, es que esos procedimientos de registro:
“necesitan encontrar el adecuado equilibrio entre la necesidad de ser riguroso para asegurar la integridad del registro, y la necesidad de ser flexible para proteger el derecho de la población a ser registrado y a emitir su voto” (IDEA, 2002, p. 34).