Se continuarán realizando elecciones después de los conflictos como medio de reconstrucción y pacificación. Los refugiados seguirán siendo un factor en todos los eventos electorales. Aunque organizaciones como el ACNUR han defendido constantemente los derechos políticos de los refugiados, durante los años 90 la respuesta internacional fue inconsistente en lo que concierne a la voluntad política y a los recursos para reconocer los derechos políticos de los refugiados, ya que varió de un país a otro y de una elección a otra. Para lograr que la respuesta sea consistente se requiere tanto del establecimiento de un marco regulatorio y de procedimientos en los países anfitriones, como la asignación de recursos.
A la par del establecimiento de normas consistentes, también es importante que la comunidad internacional desarrolle la capacidad de monitorear su aplicación y de asignar a instancias específicas la responsabilidad de hacerlo. Asimismo, resultaría muy conveniente adoptar un programa enfocado a la observación de los procesos políticos que incluya a las poblaciones de refugiados.
Por último, se puede eliminar uno de los motivos que se tienen para expulsar a la población, privarles del derecho a voto, si se mantiene una respuesta consistente de la comunidad internacional en el sentido de garantizar que la elección permita la plena participación política de los refugiados.