Antes de
abrir las urnas, puede ser conveniente verificar que en el centro de escrutinio
solo estén presentes personas autorizadas. En algunos casos, la lista de
personas autorizadas puede incluir a miembros del ejército y a representantes
de los medios de comunicación.
Cuando
las urnas del centro están listas para ser escrutadas, el oficial de escrutinio
puede verificar primero los sellos de la urna y luego abrirla. El contenido se
vacía sobre la mesa en presencia de los oficiales de escrutinio, los representantes
de partidos políticos y candidatos, observadores, etc.
Se abren
los sobres sellados adheridos a urna y se verifica la conciliación que se hizo
en la mesa de votación.
Se cuentan
los votos sobre la mesa para determinar su cantidad. El número de votos en la
urna tiene que coincidir con el de electores que votaron. Esta cantidad se
compara con la que se anotó en el formato o acta del conteo de votos que se
llenó en la mesa de votación.
Antes de
proceder a llenar el acta final y una vez que todos los votos han sido
clasificados por candidato o partido, es conveniente efectuar una última
conciliación para verificar que los totales sean correctos.
Todos
los involucrados formalmente en el proceso de escrutinio (sin considerar a los
observadores y al personal de seguridad) deben firmar los formatos o actas para
confirmar que el conteo fue satisfactorio, o para asentar que están al tanto
del origen de alguna discrepancia (si la hubiera) y que están de acuerdo con la
decisión que tomó el oficial de escrutinio. Una vez que se han llenado los
formatos, se vuelve a cerrar y a sellar la urna con todos los votos adentro.
En caso
de que se presenten discrepancias, el proceso de escrutinio tendrá que
repetirse hasta que se encuentren las papeletas perdidas, aunque sólo sea una,
y coincidan todas las cifras.
Si
después de la verificación siguen sin poder conciliarse las cifras, se tiene que
informar del problema al organismo electoral para que realice una verificación de
su contabilidad o control de las papeletas (especialmente de las que se
enviaron a la mesa). Mantener informadas a las altas autoridades de cualquier
problema es una parte importante de la transparencia que necesita una elección.
Si no se
resuelve el problema, será necesario realizar las correcciones requeridas en
los formatos de conteo de votos (así como en cualquier formato en el que se
requiera esta información) que hayan sido firmados por los representantes de
partidos o candidatos. Las nuevas cifras que se anoten serán las válidas y oficiales
para la mesa o urna implicada.
En
algunos países, cuando las cifras del escrutinio no pueden conciliarse o no se
ubican dentro de un margen de tolerancia (por ejemplo, que la diferencia no sea
mayor a 2, 3 ó 5 papeletas), la legislación prohíbe continuar con el
escrutinio.
En
algunos casos, si se sospecha de fraude, es necesario retrasar la apertura de
las urnas y el escrutinio de su contenido hasta que el organismo electoral investigue
el problema y decida qué hacer con las urnas. Los oficiales electorales y cualquier
otra persona involucrada en el proceso deben haber sido enterados e instruidos
sobre este tipo de procedimientos.
Mezcla de resultados para proteger la
secrecía
Bajo
ciertas condiciones, el organismo electoral combina o mezcla los resultados de
varias urnas. Esto normalmente se realiza cuando el procedimiento de votación abre
la posibilidad de que se pueda identificar a las personas que depositaron su
voto en una urna en particular; o cuando el número de votos sea tan reducido
que sea posible saber el sentido de su voto.
En esos
casos se puede comprometer la secrecía del voto. Los resultados tienen que
combinarse o mezclarse con los de otra urna. Esto también se puede realizar
cuando sea necesario garantizar la seguridad de los electores, por ejemplo,
cuando exista el riesgo de que una comunidad sufra represalias por el sentido
de su voto.
Estos
problemas se pueden reducir si se mezclan las papeletas de dos o más urnas de
distintas áreas y después se realiza el escrutinio de manera conjunta.
También
se pueden mezclar los resultados de los electores encarcelados, por correo o de
cualquier otra categoría de electores que utilicen los votos especiales. Como
este tipo de votos suelen contarse en la oficina central del organismo electoral
o en un centro de escrutinio en específico, puede ser fácil mezclarlos para
proteger la secrecía del voto.
De nueva cuenta, solo para uso interno, se puede buscar alguna forma
diferenciar los distintos tipos de voto para contar con un registro auditable
adecuado.