Debido a que
los datos demográficos no proveen información acerca de la composición política
de un distrito, en ocasiones se incorporan datos políticos a la base redistrital.
Estos datos pueden ser estadísticas sobre la afiliación partidista de los electores
(en caso de estar disponible) y tabulaciones sobre los votos por candidatos en
elecciones pasadas. Cuando la información política es incluida en una base de
datos, posiblemente podría pronosticar cuánto del apoyo a un candidato o a un partido
político en particular podría verse afectado por un cambio en la composición
geográfica de un distrito.
Los mayores interesados
en la información política en el proceso de configuración distrital son los
partidos políticos y los legisladores. Los partidos políticos se interesan en
determinar cómo los cambios en los límites distritales podrían afectar la
elección de sus candidatos y, por último, la composición partidaria del
Congreso. Los legisladores titulares deben su interés a asegurar que serán
reelegidos por los electores en sus nuevos distritos.
En Estados
Unidos, los tribunales también están interesados en la información política,
pero generalmente por distintas razones. Bajo la ley del Derecho al Voto de
1965, ciertos grupos minoritarios son protegidos de aquellos planes redistritales
que pudieran disminuir la fuerza de su voto. Los tribunales utilizan los
resultados de la última contienda electoral en la que se produjo cierta disminución
de la fuerza del voto para determinar si existe (1) cohesión en el grupo
minoritario para apoyar a ciertos candidatos y (2) unión en el voto por parte
de los votantes blancos contra los candidatos escogidos por el grupo
minoritario. Si estás dos condiciones se cumplen, y si el grupo minoritario es
lo suficientemente grande y geográficamente compacto, entonces los límites
deben ser trazados para crear un distrito en el cual la comunidad minoritaria
tenga la oportunidad de elegir a un representante de su elección. (Para más información
sobre el caso de Estados Unidos, ver El rol de los Tribunales en el Proceso de
Delimitación.)
Problemas con el Uso de la información Política
Incorporar
información política a la base de datos redistrital puede resultar ambiguo ya
que en ocasiones la geografía electoral podría no corresponder con la geografía
del censo. En Estados Unidos, por ejemplo, en donde la geografía censal es
generalmente empleada para rediseñar distritos, la Oficina del Censo requiere que las unidades geográficas del
censo – censo de bloques y áreas – sigan aspectos fácilmente reconocidos, como
caminos y ríos. Sin embargo, los límites de los recintos electorales históricamente
se han basado en las líneas de las propiedades y por lo tanto no necesariamente
coinciden con los límites de las unidas geográficas del censo.
En Estados
Unidos si la información política es incorporada a una base de redistritación, entonces
los datos deben armonizar de alguna manera con la geografía censal
correspondiente. Este proceso puede ser difícil y desgastante, y a la vez lleno
de inexactitudes. Los países que redistritan, teniendo como base del registro
de votantes, no se enfrentan a este problema ya que la figura del registro y la
información política generalmente están detalladas al mismo nivel geográfico.
Ventajas y Desventajas de la Información Política
La primera
desventaja asociada con el uso de la información política es que permite a los redistritadores
crear un plan que puede favorecer a un partido político a expensas de otros. En
países que cuentan con comisiones neutrales, la información política frecuentemente
es excluida de manera intencional de la base de datos con el fin de prevenir el
"gerrymandering" político. Por supuesto, los partidos políticos con
suficientes recursos pueden reunir su propia información política para averiguar
sobre las potenciales implicaciones partidistas de un plan de delimitación.
La ventaja
de incluir información política en este tipo de bases es que las implicaciones
partidistas de un nuevo plan pueden determinarse previamente a su
implementación. Y la habilidad para efectuar tal determinación no está limitada
exclusivamente a los partidos políticos o grupos especiales de interés con
fondos suficientes para llevar a cabo los análisis necesarios. Debido a que los
cambios en los límites son susceptibles a consecuencias políticas, de manera
intencional o no, lo mejor sería conocer con anticipación qué efectos tendrá.
Por
supuesto, el impacto partidista de un plan de redistritación no es
necesariamente predecible, especialmente si los electores no tienen fuertes inclinaciones
políticas. De cualquier manera, esto es
científicamente inexacto, y algunos casos de gerrymandering han conseguido
resultados opuestos a los esperados por sus creadores.