Una vez
que la base de datos está lista, la próxima etapa en el proceso de redistritación
es la formación de distritos. Esta es la etapa en la cual los delimitadores
crean un plan de redistritación, ya sea para la formación de unidades
geográficas por vez primera, o para mover unidades geográficas, de un plan ya
existente, de un distrito a otro. Un plan redistrital está completo cuando
todas las unidades geográficas en un determinado territorio, son asignadas a un
distrito y cuando todos los distritos contienen los criterios predeterminados
de redistritación. Para ser asignadas las unidades geográficas, pueden ser tan
grandes como condados o ciudades y pueblos, o pueden ser unidades más pequeñas
como los censos por cuadra o áreas de votación.
Si los delimitadores
tienen que crear un plan redistrital nuevo a partir de modificar los distritos de
un plan ya existente, entonces la tarea podría ser relativamente simple. Especialmente
si por resolución, los distritos solamente debieran ser modificados lo necesario
para cumplir con los estándares de igualdad de población. Muchos países, por
ejemplo, consideran los límites distritales existente como un criterio de
redistritación. Si no existe algún plan a modificar
o si el número de distritos, en un plan ya existente, deben cambiar
sustancialmente, entonces las responsabilidades de los delimitadores llegan a
ser más complejas.
Modificación de los distritos en un plan existente
Una
estrategia que podría ser adoptada si ya existen distritos y solamente
necesitan ser modificados, se refiere a: (1) determinar la población actual de
cada uno de los distritos existentes, (2) estimar el mínimo número de cambios
requeridos para satisfacer estándares de igualdad de población, y (3) poner
énfasis sólo en los distritos que necesiten añadir o disminuir población. Por
supuesto, nunca llega a ser tan sencillo como sumar o restar población de los
distritos mal repartidos. Y como el proceso también afecta a los distritos
contiguos, regularmente ocurre un efecto dómino que hace necesarios por lo
menos algunos cambios para otras circunscripciones. Pero se podría hacer un esfuerzo para minimizar
estos cambios.
Esta condición, es a menudo adoptada por los delimitadores a
quienes se les pide considerar los límites existentes al momento de redistritar.
Ésta puede ser una buena estrategia si el cuerpo legislativo debe aprobar el
plan de distritación antes de que éste pueda ser implementado. Las oportunidades
de obtener aprobación legislativa para un plan de distritación, obviamente se
ven afectadas por el grado en el cual los distritos existentes son modificados.
En Estados Unidos, por ejemplo, la estrategia más inteligente es alterar en lo
más mínimo la geografía para lograr la igualdad poblacional – esto asegura el
apoyo legislativo bipartidista para el plan de redistritación.
Creación de un nuevo plan o modificación sustancial de un plan
Esbozar
distritos donde previamente no los ha habido o en donde los límites de éstos deben
ser modificados sustancialmente, es un proceso muy complejo. La tarea de trazar
distritos por primera vez puede facilitarse dividiendo un gran territorio en
sub-regiones configurables, y creando distritos en dos o tres fases. Por
ejemplo, si un país es dividido en estados o provincias, la asignación de
distritos primero para estos y posteriormente el trazado de distritos dentro de
ellos, hará el proceso más grato. Un segundo nivel de distribución distrital
también puede ser deseable si los estados o provincias son grandes. En caso de
que se hicieran futuras distribuciones, las subdivisiones deberían adquirir
cierto sentido de unidad geográfica.
Elección de los “componentes básicos” para la creación de distritos
Una de
las primeras decisiones que se tomará para la creación de distritos se refiere
a la unidad geográfica y, posiblemente, al nivel que se utilizarán como componentes
básicos. Se deberá tomar esta decisión ya sea para que los delimitadores modifiquen
un plan de configuración distrital existente o bien, para que generen uno completamente
nuevo. Cualquiera que sea la composición del censo o la geografía electoral, la
base de datos debe construirse sobre una unidad geográfica suficientemente
pequeña para dar a los diseñadores cierta flexibilidad en la creación de los
distritos.
De cualquier manera, los diseñadores no necesitan utilizar las unidades
geográficas más pequeñas disponibles en la base de redistritación como único componente
a la hora de crear o modificar un plan. Por ejemplo, los distritadores deben
ser capaces de dividir condados o ciudades enteras en muchas áreas y recurrir
solamente a los censos por bloques o a ciertas áreas de votación, usualmente urbanas.
Y, de hecho, es más fácil y más rápido crear contornos de los distritos con
grandes unidades geográficas y después emplear las unidades más pequeñas para
efectuar las modificaciones necesarias y cumplir con los estándares de igualdad
de población u otros criterios de redistritación.
Elección sobre dónde comenzar a trazar los distritos
Otra
decisión que debe ser tomada desde el principio del proceso de delimitación se
refiere a dónde comenzar a trazar las líneas distritales. Los delimitadores a menudo
comienzan en las esquinas de un territorio y a partir de ahí trabajan hacia el
centro. Esto se hace con el fin de evitar cualquier distorsión que pueda producirse
en una esquina u orilla si el proceso comienza en un lado del territorio y termina
hasta el otro extremo.
Existen razones para comenzar a trazar las líneas en otra
parte. Si, por ejemplo, los diseñadores desean crear un distrito para una
comunidad minoritaria geográficamente concentrada o para alguna otra comunidad
de interés, pueden comenzar trazando los límites de ese distrito en particular
y después terminar el proceso de trazado fuera de ese distrito.
Diseño
de límites distritales de manera interactiva
Una vez
que se han decidido las unidades geográficas que se emplearán como componentes
básicos y sobre dónde comenzará el proceso de delimitación, el trazado definitivo
puede comenzar. Este proceso es interactivo. Los distritadores establecen una porción
geográfica y después determinan cómo la inserción de una unidad geográfica
afecta el tamaño y composición del distrito.
Aunque
la suma de los totales de la población para los distritos después de cada nuevo
proyecto es un proceso simple, también puede resultar tedioso. Y como las
unidades geográficas son alteradas de manera continua, este proceso se repite
una y otra vez. Una computadora puede automatizar este proceso, aunque también puede
hacerse manualmente con una calculadora de mano, si es necesario.