Mientras que en algunos países no existen
límites para el proceso de redistritación, otros sí imponen restricciones al
tiempo permitido para la redistritación. Aunque la existencia o ausencia de un
marco legal, no es necesariamente proporcional con el tiempo que en realidad toma
redistritar.
Ni Estados Unidos ni el Reino Unido imponen
un límite de tiempo obligatorio para completar el proceso de redistritación. Aunque no hay una ley electoral y algunas de
las constituciones que establecen límites de tiempo, el plazo para presentar
una candidatura para las futuras elecciones del Congreso sirve como un plazo
práctico para la redistritación federal en Estados Unidos. Si una legislatura
estatal no completa la configuración dentro de este plazo, entonces los
tribunales intervendrán y elaborarán un plan por sí mismos o implementarán uno,
propuesto por uno de los partidos. Por lo tanto, en la práctica, si no hay un
período legalmente establecido, el tiempo para el proceso de redistritación en
los Estados Unidos es de dos años, a partir de la fecha en la que se hacen
públicos los datos del censo decenal y hasta que concluye el plazo para presentar
candidaturas para la primera elección congresional de la década.
En
el Reino Unido, el proceso de delimitación puede tomar más del doble del tiempo
empleado en Estados Unidos. La preparación del último informe de la Comisión Inglesa
de Límites, finalizado en 2006, tomó seis años.
Por
el contrario, en Australia y Nueva Zelandia la distritación toma menos de un
año. En 1984 por ejemplo, Australia emprendió un extenso proceso de redistribución.
Los distritos, para 125 asientos de la Cámara Baja, fueron rediseñados para
crear 148 distritos nuevos. Todo el proceso —diseño de propuestas y
modificación de éstas para producir un plan final— tomó solamente seis meses. En
Nueva Zelandia se le pide a una comisión de representación que presente su
reporte a más tardar ocho meses después de que comiencen las deliberaciones
formales.
Dos factores que aparecen afectar la duración
del tiempo necesario para el proceso de delimitación son: la planeación del
proceso de investigación y definir si a la legislatura le estará permitido
debatir o modificar el plan redistrital. El complejo proceso de investigación utilizado
en el Reino Unido aumenta considerablemente el tiempo necesitado para la
redistribución. En Canadá, un gran factor de postergación ha sido el
Parlamento. Y como consecuencia, se impuso al Parlamento una restricción de 60
días para la revisión de los planes de redistribución federal.
Dada la naturaleza política de la
redistritación en Estados Unidos, es notable destacar que tan rápido es el
proceso. Las legislaturas en la mayoría de los estados son responsables de trazar
los límites y promulgar el plan final de redistritación. En parte, esta rapidez
en la mayoría de los estados se debe a la carencia de alguna participación pública
estructurada durante el proceso de delimitación. Mientras se llevaron a cabo
audiencias públicas en algunos estados durante el proceso de delimitación de 1991,
es dudoso que éstas hayan dado pie a modificaciones significativas en los
planes de delimitación.
Conclusiones
La mayor desventaja de un proceso de
delimitación prolongado es la misma desventaja asociada con el intervalo de
tiempo entre redistribuciones, es decir, pueden resultar grandes desviaciones
poblacionales. En Inglaterra, por ejemplo, hubieron grandes discrepancias en la
población de los distritos después de la redistritación de 1983 ya que la
Comisión de Límites rediseñó los límites de estos tomando en cuenta las cifras
del registro de 1976, el año en que comenzó el proceso de redistribución.