Evidentemente la naturaleza y la necesidad de desarrollar campañas de educación electoral variarán de manera significativa de una sociedad a otra, pero cuando se trata de informarles a los electores sobre la forma de marcar sus papeletas, existen claras diferencias entre los sistemas electorales. Los principios que guían la votación bajo sistemas preferenciales como los sistema de Voto Alternativo, VUT o Conteo de Borda son muy complicados y, cuando se les utiliza por primera vez, la información al votante tiene que considerar con toda seriedad esta complejidad, sobre todo si el elector está obligado a numerar a todos los candidatos según su orden de preferencia, como en el caso de Australia. El creciente uso de sistemas mixtos, muchos de los cuales implican que el elector marque dos papeletas, también plantean un nivel adicional de complejidad. En contraste, los principios que nutren los sistemas de voto único, como los sistemas de Mayoría Simple, Voto en Bloque por Partido o VUT, son muy fáciles de comprender. El resto de los sistemas se ubican en algún punto entre estos dos extremos.
De ahí que resulte, por demás pertinente, que además de poner especial énfasis en el desafío que conlleva la instrumentación de un nuevo sistema electoral o la modificación de algunos de sus componentes, también se tenga mucho cuidado en la información y orientación que se brinda al electorado sobre estos, pues se pueden generar confusiones, sobre todo cuando no existe el conocimiento necesario acerca de la nueva forma de votar. La orientación sesgada e inoportuna, podría dar como resultado que gran parte de la población deje de ejercer el sufragio, lo haga de forma incorrecta o simplemente lo anule.