La delimitación de los distritos electorales es un fenómeno relativamente reciente, data del siglo XIX, de manera concomitante con la adopción de distritos uninominales en gran parte de Europa.1. Cuando las democracias europeas empezaron a introducir distritos uninominales hace poco más de un siglo, se les vio como proveedores de una representación más justa. Permitirían la representación de los individuos --de un número aproximadamente igual de individuos--, y ya no de las comunidades. La delimitación periódica de los distritos se convirtió en un requerimiento para conservar la igualdad de la población representada.
El movimiento hacia los distritos uninominales
Al comienzo del siglo XIX, la representación estaba basada en las comunidades y no en los individuos o electores. Los distritos variaban enormemente en términos de población. En Inglaterra, por ejemplo, cada condado, municipio y universidad, contaba con dos representantes en la Cámara de los Comunes, independientemente de su tamaño. La composición de la Cámara de los Comunes, y de las legislaturas en toda Europa, reflejaba la visión de que eran las distintas comunidades o categorías de la sociedad -- por ejemplo, el clero y la nobleza--las que debían estar representadas, no los individuos o electores.
A finales del siglo XVIII, los ciudadanos empezaron a demandar la extensión del derecho al voto y una representación más justa en la legislatura. Estos movimientos propugnaron por la adopción de distritos uninominales para elegir a los legisladores como un medio para ampliar la democracia. Se argumentó que los distritos uninominales no solamente asegurarían la igualdad en la representación de los ciudadanos, sino que también producirían una legislatura con mayor representatividad. Distritos que fueran relativamente iguales en términos de población, aumentarían la representación de las clases trabajadoras urbanas y de otros grupos tradicionalmente sub-representados.
En el siglo XVIII, los distritos uninominales fueron adoptados por vez primera en las colonias británicas que más tarde se convertirían en los Estados Unidos. Durante el siglo XIX, muchos países europeos gradualmente siguieron este ejemplo. Dinamarca adoptó distritos uninominales para las elecciones de su Cámara Baja en 1849. Una recién unificada Italia escogió los distritos uninominales para elegir representantes a la legislatura nacional en 1861. La Confederación del Norte de Alemania adoptó los distritos uninominales en 1871. Francia ha empleado distritos uninominales de manera intermitente desde 1875. Gran Bretaña los adoptó en 1885, y Holanda siguió el ejemplo en 1887. Noruega, uno de los últimos países europeos en acogerlos, lo hizo en 1905 cuando el país obtuvo su total independencia.
La mayoría de los restantes países europeos que continuaron basándose en las comunidades para la elección de sus representantes, fueron los menos progresistas, tales como Portugal o los Estados balcánicos. De los países más modernos de Europa, solamente Suiza y Bélgica emplearon distritos plurinominales durante el siglo XIX. Bélgica usó sus nueve provincias históricas como demarcaciones para sus distritos plurinominales, pero reconoció el principio de igual representación variando el número de representantes asignados a cada provincia. Cuando la representación proporcional fue adoptada por Bélgica en 1899, se conservaron los distritos basados en los límites provinciales.
En Suiza, antes de 1848, cada cantón enviaba un representante a la Asamblea Federal. La Constitución de 1848 determinó la representación basada en la población; por lo que en 1850 se crearon 49 distritos electorales o electorados. Sin embargo, los límites de estos distritos electorales se mantuvieron sin cambios durante 70 años. En 1919 Suiza adoptó la representación proporcional. Hasta entonces, los representantes habían sido elegidos en distritos plurinominales que correspondían a los límites de los cantones.
El advenimiento de la representación proporcional
La tendencia hacia los distritos uninominales en Europa menguó con el advenimiento de la representación proporcional a fines del siglo XIX. Entre 1899, cuando Bélgica adoptó la representación proporcional, y 1921, cuando Noruega lo hizo, muchos de los países del continente europeo adoptaron una u otra forma de representación proporcional.
Debido a que los distritos plurinominales son usados por los sistemas de representación proporcional, no se requiere que los países que han adoptado tales sistemas revisen periódicamente los límites de sus distritos electorales. En su lugar, se emplean las divisiones administrativas, tales como las de estados, provincias o condados, para elegir a los representantes. La igualdad de población se logra modificando el número de legisladores elegidos en cada distrito, en vez de rediseñar sus límites. Hoy en día, la norma en Europa es la de distritos plurinominales que correspondan a las divisiones administrativas y no requieran una delimitación periódica.
Conclusión
Si bien la existencia de sistemas electorales que no requieren una delimitación periódica de sus distritos constituye la norma en Europa hoy en día, hay excepciones notables a esta regla. El Reino Unido ha mantenido los distritos uninominales desde su adopción en 1885. Francia ha empleado los distritos uninominales de manera consistente desde 1958, con la excepción de una breve restauración de la representación proporcional en 1985 y 1986. Irlanda y Malta, los cuales han adoptado los sistemas de representación proporcional basados en el voto único transferible, delimitan periódicamente sus distritos plurinominales.
Otros países de Europa, como Alemania o las democracias emergentes de Europa del Este y de la antigua Unión Soviética, han adoptado sistemas electorales mixtos que incluyen distritos uninominales. Además, muchos países en el resto del mundo han escogido sistemas electorales que emplean distritos uninominales, con o sin un mecanismo de compensación o balance de los escaños asignados por representación proporcional. Claramente, la delimitación de distritos uninominales es una práctica que no se ha perdido su atractivo y seguramente continuará vigente por algún tiempo más.