Para poder estudiar los territorios
electorales, hay que definirlos desde el punto de vista jurídico. Un
territorio electoral es una unidad territorial en la cual el voto define cómo
se distribuirán los escaños del congreso entre los candidatos o los partidos
políticos.
La importancia de los distritos en los
territorios electorales no es la misma en todos los sistemas electorales. En
algunos de ellos, se considera que la asignación de escaños es una decisión
política muy importante y debatida. En numerosos países, traducir los votos en
escaños parlamentarios puede acarrear cambios muy drásticos en el equilibrio
político de una nación.
El marco jurídico debe evitar que en
el diseño de un sistema electoral se manipulen los límites de los distritos electorales.
Todos los votos deben tener el mismo valor.
Los marcos jurídicos deben organizar
la manera en que se diseñan y definen los distritos electorales, que han de
entenderse como un soporte de la representación política y modificarse
repetidas veces para que se adapten a la realidad social y política. Además,
deben responder algunas preguntas importantes que se pueden plantear de la
siguiente manera: con qué frecuencia y en qué circunstancias se deben volver a
señalar los límites de los distritos electorales; qué participación tendrán en
ello tanto las ramas tradicionales del poder público como las instituciones
autonómicas; quién tendrá la última palabra al respecto.
Existen diferentes formas de delimitar
los distritos electorales. Dado que puede considerarse que esta actividad es
muy importante desde el punto de vista político, un gran número de países
excluyen de dicha labor a las autoridades electorales no independientes.
Normalmente, todo el proceso se otorga a una comisión especial con la que las
autoridades electorales colaboran en el ámbito técnico. Las comisiones
especiales se constituyen de diversas formas: pueden incluir partidos
políticos, ciudadanos independientes y expertos, por ejemplo demógrafos.
Por lo general, el objetivo de un
sistema electoral es transformar la voluntad pública de los votantes en un
gobierno representativo. Por tanto, la delimitación de los distritos
electorales puede dar lugar a resultados diferentes en cada país, aunque
siempre deben acatarse los principios fundamentales. Según las normas
internacionales, para que la representación elegida resulte eficaz, todos los
votos deben tener el mismo valor.
Ahora bien, la delimitación no se
lleva a cabo de manera idéntica en todos los países. No obstante, esa actividad
se guía por tres principios universales que pueden enumerarse de la siguiente
manera: representación, sufragio igualitario, reciprocidad y no
discriminación.
La delimitación de los distritos
electorales tiene que hacerse de manera que, al finalizar las elecciones, los
votantes consideren a los candidatos elegidos como los legítimos ganadores. En
general, este requisito significa que los distritos electorales deben coincidir
con las comunidades de intereses, es decir, regiones gubernamentales,
comunidades étnicas o raciales, o zonas geográficas limitadas por fronteras
naturales (por ejemplo las islas).
De un punto de vista estructural, la
delimitación de los distritos electorales se apoya en un imperativo
constitucional universal: todos los votos tienen el mismo valor. Este mandato
convierte cada voto en un voto definitivo con el fin de componer los órganos
representativos. Esos principios no pueden estar restringidos por
consideraciones territoriales; al contrario, cada distrito electoral debe estar
representado por todos los representantes que sean necesarios en función de su
población (representación proporcional) o por el mismo número de representantes
que los demás distritos (representación directa).
Los distritos electorales deben
delimitarse mediante procedimientos claros y legítimos. En este sentido, las
normas deben proporcionarnos tanta seguridad como sea posible.
La delimitación de los distritos
electorales tiene también consecuencias administrativas de las que tendrán que
ocuparse las autoridades de la administración electoral, ya que deberán adaptar
su estructura a los territorios electorales.
Asimismo, es importante destacar que,
una vez que se han fijado los distritos electorales específicos, estos no
perduran eternamente. Las características demográficas exigen que se reformen
constantemente.