La definición de lo que se entiende por
membresía o afiliación partidista varía considerablemente entre los países. En
algunos, una persona que indica su preferencia por un partido cuando se
registra como elector automáticamente se considera como un miembro de su
partido, mientras que en otros, la membresía implica una decisión expresa de
adherirse a un partido y de respaldarlo financieramente mediante el pago de una
cuota de afiliación. Algunas formas de membresía indirecta, como las de
afiliación a un sindicato, también se pueden interpretar como formas de
membresía o pertenencia a un partido político.
Los partidos políticos que cuentan con
un gran número de afiliados y una adecuada organización tienen ventajas
significativas en la conducción de campañas electorales, particularmente en la
realización de actividades como recopilación voluntaria de información,
distribución de publicidad y tareas de proselitismo o afiliación puerta por
puerta, así como en las de acercarse al público mediante mensajes de texto
(SMS), Twitter, Facebook y otras plataformas electrónicas de contacto directo
con el elector.
Se advierte una tendencia general hacia
la disminución de la membresía de los partidos políticos. En las nuevas
democracias, los partidos políticos no se construyen de la misma forma que lo
hicieron en los países de Europa Occidental y se advierte en todo el mundo una
creciente profesionalización de las campañas políticas y una dependencia del
financiamiento público, al mismo tiempo que hay una preeminencia de los medios
de comunicación tienden a disminuir las afiliaciones partidistas. Además,
también puede argumentarse que el activismo político como incentivo para pertenecer
a un partido político está decreciendo, puesto que ahora puede hacerse, cada
vez más, de manera directa a través de los medios sociales, blogs y/o comunidades en línea entre quienes comparten
intereses.35
Se ha comprobado que es muy difícil
calcular la membresía de los partidos políticos desde una perspectiva
comparada. Una fuente importante para las comparaciones proviene de las figuras
oficiales recopiladas por los partidos políticos. Sin embargo, estas cifras
pueden ser dudosas, sobre todo cuando los partidos tienden a exagerar su
afiliación o los registros son simplemente ineficientes o erráticos. Además, en
muchos casos los partidos políticos no están obligados a llevar registros
públicos de sus afiliados.
Una forma de evaluar el papel de los
miembros de un partido político consiste en diferenciar a los distintos tipos
de organizaciones que lo conforman y qué función atribuyen a sus integrantes,
si es que les confieren alguna.
Clasificación
de las organizaciones partidistas
La clasificación más reconocida y
citada de las estructuras partidistas es la que formuló Maurice Duverger36, quien identificó tres
grandes tipos de organizaciones partidistas; otros especialistas han agregado
recientemente un cuarto tipo.
Los partidos de cuadros son
considerados la forma más antigua y tradicional de un partido político,
constituyen una asociación muy flexible de legisladores, con una función
marginal de otro tipo de miembros. Las organizaciones de cuadros se basan
esencialmente en élites políticas y facciones dirigentes, creadas usualmente
dentro del parlamento.
En
los llamados partidos a base de milicias, la
membresía puede estar mucho más extendida, pero no tienen ninguna influencia
significativa en las decisiones y políticas de la dirigencia. Los miembros no
ejercen ningún poder real dentro del partido político, por ejemplo,
supervisando o exigiendo cuentas sobre el comportamiento de sus líderes. Los
partidos basados en milicias son comandados por una estructura jerárquica y
fuertes mecanismos de control. Los simpatizantes son afiliados bajo un enfoque
militarizado y el partido mantiene su poder sobre la base del control que
ejerce la burocracia militar y civil. Los líderes partidistas a menudo utilizan
mecanismos de prebendas, corrupción e intimidación para fortalecer el apoyo de
sus bases y como una forma de ejercer control sobre la población en general.
En contraste, los partidos de masas se sustentan en una amplia
organización de afiliados a quienes involucran más en sus asuntos. La principal
motivación para involucrarse en el trabajo partidista es compartir una
ideología común y una gran esperanza en las metas del partido. Los denominados
partidos de “integración social” han contemplado una gran participación de sus
miembros en las actividades partidistas, por ejemplo, las de carácter cultural.
Algunos partidos de masas han afiliado a organizaciones extraparlamentarias,
como los sindicatos, a través de las cuales obtienen una gran membresía.
La creciente importancia del financiamiento público de los partidos
políticos y, en consecuencia, la creciente dependencia del Estado como un
proveedor de servicios para los partidos políticos ha provocado un debate
acerca del surgimiento de un cuarto tipo de organizaciones partidistas: tipo
“cartel” o partido electoral profesionalizado. Este tipo de partido tiene una
débil membresía de base y tiende a perder contacto con sus miembros y el
electorado. No se basa en sus miembros y activistas voluntarios para difundir
sus mensajes políticos. Para ello, se apoyan esencialmente en los medios
masivos de comunicación. Los políticos se han convertido en profesionales y
enfocan sus actividades en la esfera gubernamental y partidaria y no en la de
la sociedad civil.
Consecuencias de una decreciente o baja membresía partidista
En muchas de las democracias emergentes, la membresía partidista es
especialmente débil, al mismo tiempo que en muchas de las democracias
establecidas ésta ha disminuido sensiblemente en las últimas dos décadas. Dicha
tendencia ha dado lugar a inquietudes por razones como las siguientes:
- Limita las oportunidades de participación política de los ciudadanos.
- Amplia la brecha que separa a los políticos profesionales del
electorado.
- Desconecta a la gente de los partidos y de los servicios que ofrecen
relacionados con actividades sociales, de educación electoral y de conciencia
cívica.
- Disminuye la rendición de cuentas de los líderes.
- Merma la legitimidad de los líderes partidistas y de las decisiones
políticas en general.
- Provoca incomprensión de procesos políticos difíciles.
- Fortalece la centralización partidista y la concentración de poder en
sus líderes debido a la falta de control de los afiliados.
Por otra parte, no resulta claro que la disminución de la membresía
partidista implique una tendencia paralela a la disminución del activismo
partidista. Es posible que los miembros más activos se mantengan en el partido
debido a su fuerte compromiso ideológico. Más aún, no está claro cuál será el
impacto de la disminución de la membresía en la estructura del partido. No
existe una correlación clara entre la disminución de la membresía y el
incremento de la centralización del poder.
35 Consultar: Boyd, Danah. "Can Social Network Sites Enable Political Action?" en
Allison Fine, Micah Sifry, Andrew Rasiej and Josh Levy (Eds), Rebooting
America: Creative Commons, pp. 112-116 (2008).
36 Duverger,
Maurice. “La estructura de los partidos políticos” en Los partidos políticos. México (FCE, 1957). p. 68