La mayoría de los países enfrentan varios retos para identificar a
los electores cuando se presentan en las mesas de votación. El proceso de
votación debe estructurarse de tal manera que se asegure que sólo los
individuos legítimamente registrados son los que votan y que las personas que se
presentan en las mesas de votación son quienes dicen ser.
Cuando los electores potenciales llegan a las mesas de votación el
día de la elección, por lo general deben identificarse ante los funcionarios
electorales antes de recibir la papeleta de votación Esto le permite a los
oficiales electorales verifican el nombre de los electores y asegurarse
de que están incluidos en la lista electoral. El nombre de cada elector que se
presenta a votar es marcado en la lista o se le solicita al elector firmar el
registro. En algunos casos, donde existe la preocupación de voto múltiple, se les exige sumergir un dedo con tinta
indeleble para indicar que ya votaron.
Cuando lo usual es portar una identificación
Hay varias formas para que los electores prueben su identidad. En
países donde es común portar alguna identificación (por ejemplo cédula de
identidad, licencia de manejo, tarjeta de empleo o de atención médica),
puede ser que organismo electoral no requiera emitir su propio
documento de identificación para votar. Aún más, en un país donde se considera
que es poco probable que ocurra un fraude electoral, los funcionarios
electorales pueden no solicitar identificación alguna; y los electores
simplemente firman la lista o registro de electores. Además, cuando los
archivos se han automatizado, frecuentemente no hay una firma original para
realizar alguna comparación.
Enviar por correo las cédulas de identidad permite que los
electores conozcan su información contenida en la lista de electores y es
también es una oportunidad para proporcionarles material con información para
el votante. La cédula se le envía a todos los electores en la lista y sólo
contiene su información personal tal y como aparece en la lista, junto con la
fecha de la elección y la ubicación de las mesa de votación en las que están
registrados. En la mesa de votación, los electores se identifican presentando
esa cédula y manifestando su nombre y dirección, o muestran alguna
identificación con fotografía como la licencia de manejo.
Cuando lo usual es no portar una identificación
En otros países, proveer cédulas de identidad para las elecciones
puede llegar a ser mucho más complejo y engorroso para los oficiales
electorales. Esto se aplica particularmente en los países que no cuentan con un
registro civil y donde no es común que las personas porten alguna
identificación personal. Esto le representa una considerable carga
administrativa y financiera a la administración electoral, la cual debe proveer
pruebas de identidad a todos lo electores potenciales. En algunos casos, los
mismos electores asumen parte del costo de producción de las
cédulas de identidad para votar u otro tipo de identificación.
Consideraciones de seguridad
Al utilizar cédulas de identidad para votar, la seguridad se
convierte en una gran preocupación para llevar a cabo una administración
electoral efectiva, es especial la posibilidad de falsificación de las
cédulas. Conscientes de esta amenaza, México reforzó, en agosto de
1990, las medidas de seguridad, para proteger los documentos para
votar. Para prevenir la falsificación, se incorporaron nueve medidas de
seguridad en el diseño de las credenciales, haciendo casi imposible duplicarlas
o alterarlas. Las características de seguridad incluyen código de barras,
holograma, fotografía y fusión molecular.
Otra preocupación es la seguridad en el almacenamiento y la
distribución. Este fue un problema en las elecciones de Haití en 1995. Se
produjeron 4.2 millones de cédulas de identidad para votar y la comisión
electoral anunció que se perdieron un millón. Pero aunque este número se hizo
público en forma reiterativa, nunca se confirmó.1
Otro tema sobre las cédulas de identidad para votar es la capacidad
de emitirlas para toda el universo de electores. Este fue un gran reto
para El Salvador en las elecciones de 1994, y para Nicaragua a lo largo de la
década de 1990. Además, la tarea de registrar a los electores y emitir cédulas
de identidad para votar es enormemente complicada si las elecciones se
sostienen en un país que se encuentra en medio de un conflicto armado; como
ocurrió en Nicaragua, Angola y Bosnia y Herzegovina.
Por último, si el costo de producción de las cédulas de identidad
para votar lo asumen los electores, el impacto es sustancial –como en las
elecciones de Senegal en 1993. Aunque el costo era relativamente menor, resultó
prohibitivo para muchos de los electores, esto significó una barrera
administrativa para la participación en el proceso electoral.
Características disponibles para las cédulas de identidad para votar
Las cédulas de identidad para votar pueden tener una gran variedad
de características, desde las más sencillas hasta las más complejas. Las
medidas de seguridad por lo general incrementan el costo, algunas veces
enormemente, pero en ocasiones no son necesarias. En alguna ocasión, la
falsificación se previno emitiendo la cédula como una porción desprendible
situada en la parte inferior del formato de registro, de forma tal que ambas
piezas tuvieran el mismo número o código preimpreso. Esto virtualmente descartó
la producción de cédulas de identidad falsas o el robo de cédulas en blanco,
pues el mismo nombre y número de identificación tenían que aparecer tanto
en la parte que se desprende como en la lista de electores. También se decidió
que la simple presentación de la cédula en las mesas de votación no sería
suficiente. La mayoría de las cédulas que se emitieron en el momento del
registro fueron selladas por medio de un proceso de plastificado en frío,
por lo que cualquier intento de remover el plástico las dañaba de manera
evidente. Además, se efectúo un registro preciso que permitió determinar
qué formas fueron emitidas para cada mesa de votación. Otra medida de seguridad
que se utilizó fue la de imprimir la huella digital tanto en el formato
de registro como en la cédula desprendible.
Cuestiones acerca de la pérdida administrativa del derecho a votar
Aunque las cédulas de identidad para votar se han adoptado
alrededor del mundo, es especialmente importante asegurar que su emisión no conlleve
a la pérdida administrativa del derecho a votar por parte de los electores para
quienes su costo puede resultar prohibitivo. La exclusión administrativa ocurre
cuando un ciudadano tiene formal y legalmente el derecho para registrarse y
votar, pero se ve privado de su derecho porque el costo es muy alto. Se ha
apreciado que, en algunos casos, el costo para obtener una cédula de identidad
opera como una causa de pérdida administrativa del derecho a votar. Por
ejemplo, en un país el gobierno no cobro nada por emitir la cédula de identidad
nacional, pero los electores tuvieron que pagar por las fotografías y
timbres o sellos oficiales y, además, se vieron privados de su salario durante
el tiempo que invirtieron en obtener la cédula. Al final, el costo real resultó
altamente prohibitivo para muchos. El resultado previsible es la pérdida administrativa
del derecho al voto de personas que reunían todos los requisitos para
ejercerlo.
1 International Republican Institute (IRI), Haiti:
Pre-Electoral Assessment of the June 25, 1995, Legislative and Municipal
Elections, Washington: IRI, 1995, Appendix VI.