Los OE son responsables de garantizar que dentro de sus actividades internas y externas se refleje la composición de género de la sociedad. Elementos de esta responsabilidad pueden estar definidos en la ley electoral, como el relativo a la garantía de que los partidos políticos nominen al menos los umbrales especificados de mujeres como candidatos, conforme a lo estipulado en la ley. Algunos de estos elementos pueden ser tomado por el OE para efectos de la instrumentación de campañas sociales, tal y como lo hizo el OE en Indonesia en 2004 cuando devolvió a un partido político la lista de candidatos para su reconsideración en función que no había cumplido con la recomendación (sin ser obligación) de un cuota del 30% de mujeres como candidatos. Para el OE es una buena práctica promover la equidad a través de la interposición de medidas para la defensa de la equidad de género, e incorporarlas en sus propias regulaciones o códigos de conducta.
Garantizar la equidad de género dentro de su propio personal y sus actividades, independientemente si es o no un requisito incorporado en la legislación electoral o la política gubernamental, ayudará a promover la credibilidad del OE y le permitirá aprovechar por completo los recursos de sus miembros, del grupo de profesionales y aquel de apoyo, del personal permanente o temporal, o bien, del personal encargado de actividades específicas, consultores y consejeros. Por ejemplo, en 2004, dos de los cinco miembros del OE en Camboya fueron mujeres, dos de los cinco miembros en Jamaica, cinco de los nueve miembros en Latvia, y dos de los cinco miembros en Sudáfrica. Es igualmente importante garantizar que la mujer esté representada en todos los niveles del secretariado del OE, así como en su personal temporal -administradores y oficiales electorales de los centros de votación.
Es necesario que el OE brinde un buen ejemplo del respeto a la equidad de género en todas sus actividades. Algunas consideraciones esenciales garantizan el adecuado equilibrio de género entre los invitados y participantes en talleres de trabajo y seminarios organizados por el OE, además de la inclusión de temas sobre aspectos y temas de género dentro de los contenidos de los programas de capacitación y educación electoral. Esto no solamente promueve la participación de la mujer en la vida política, sino que además habilita al OE para establecer un mecanismo de comunicación más efectivo para responder a las necesidades de la sociedad.