Para que un organismo electoral opere de manera efectiva, sus miembros necesitan tener un estatus que los faculte para estar al mismo nivel -y mantener una relación de pares- con el gobierno, la legislatura y la sociedad. El titular del organismo electoral necesita de manera muy especial un estatus que le permita acceder a los más altos niveles del gobierno, a efecto de garantizar su apoyo a las decisiones que tome el OE. La más alta autoridad del OE en Pakistán (también conocido como Comisionado Electoral en Jefe) tienen las mismas condiciones de servicio que el titular del departamento de justicia, al igual que sus contrapartes de muchos otros países. En la República Democrática del Congo, Brasil y Rumania, el titular del organismo electoral ostenta un rango de Ministro, garantizando así el acceso a la legislatura y al gobierno, y en Yemen, el titular del OE tiene el rango de Vice-Primer Ministro, mientras que los miembros ejecutivos del OE el de Ministro.
Además es importante que los miembros del órgano directivo del OE gocen un elevado estatus, también lo es que no actúen como si fueran más importantes que el propio organismo electoral al que están sirviendo, o que sean percibidos por la sociedad como si ellos fueran el OE. Las instituciones cuyos miembros directivos muestran un alto nivel protagónico o exceso de personalidad pueden estar altamente polarizadas. Una buena práctica para el OE en sus miembros es ceñirse al modelo en que se personaliza la institución a la que se sirve, en lugar de institucionalizar a la persona o personas a cargo de la dirección del organismo electoral.