Una consideración muy
importante es el contexto en donde se aplica la tecnología. Especialmente
cuando se elige una tecnología nueva para los procesos electorales, en donde
predominan los factores políticos y sociales.
Conforme aparecen nuevas
tecnologías, los organismos electorales no solo evalúan su utilidad para
desempeñar tareas relacionadas con la administración electoral, si no también
el impacto que tienen en los ciudadanos. Como resultado, los organismos
electorales usan tecnologías que automatizan las tareas de oficina, así como la
contabilidad de cuestiones administrativas. Otras tecnologías, como las que se
utilizan para el registro de electores y en los sistemas de votación, tienen un
impacto directo en la forma en que los ciudadanos perciben el proceso
electoral.
Además,
no todos los países evalúan las tecnologías de la misma forma. Los países
escogen diferentes tecnologías y las adaptan a las especificidades de sus
sistemas electorales. Debido al contexto político, social y cultural una
tecnología que goza de confianza en un país puede verse con desconfianza por
otro.
Esto
significa que cuando un organismo electoral evalúa una tecnología para
utilizarla en la administración electoral de su país y especialmente en la
logística electoral, debe tomar en cuenta la situación política, social y
cultural de su país. Dependiendo del entorno –por ejemplo, cuando la sociedad
se encuentra en transición política- las personas podrían tener más expectativas
sobre los beneficios de una tecnología que los que realmente tiene ó podrían
desconfiar de ella.
También
podría suceder que las innovaciones provoquen una oposición política. Además,
la naturaleza de las elecciones ocasiona que sean muy sensibles a la política,
motivo por el cual la instrumentación de nuevas tecnologías podría impactarla.
Cuando los partidos políticos y los electores desconfían de la tecnología, la
instrumentación del proyecto podría retrasarse o pararse por completo. Por
ejemplo, la introducción de internet o de teléfonos en la votación puede
aumentar el acceso a los servicios de votación, pero también podría incrementar
las sospechas de fraude o compra de votos.
A
su vez, la burocracia se podría oponer al cambio que generan las innovaciones,
especialmente cuando tienen intereses personales en el sistema. Generalmente,
la adopción de tecnología cambia la naturaleza del lugar de trabajo –sin que
sea necesario reducir la fuerza de trabajo-debido a que transforma las
necesidades en habilidades.
Las
propuestas sobre cambios tecnológicos podrían estar sujetas al cuestionamiento
público, cuestión que contribuye a juzgar la reacción de los ciudadanos y a
generar interés en los medios de comunicación. Cuando los organismos
electorales cooperan de forma efectiva con el cuestionamiento público y con las
evaluaciones independientes en una etapa temprana del proceso, es más probable
que promueva la confianza y el entendimiento de todos los grupos de interés.
Seguridad
La
seguridad es un factor que impacta el éxito del proceso electoral,
especialmente cuando el país se encuentra en transición democrática. Cuando se
corre el riesgo de que el proceso electoral sea saboteado o interrumpido por
disturbios civiles, es importante que se elija una tecnología resistente y
flexible que funcione aunque parte del sistema se vuelva inoperable. Esto
demanda que se empleen estrategias como mantener varios respaldos para la
información en distintos lugares, o garantizar que las redes funcionen aunque
se caigan algunos vínculos. No obstante, es recomendable que se tengan sistemas
de respaldo manuales que se puedan usar en caso de que se presente una falla
del sistema que no se pueda arreglar.
Marco legislativo
Dependiendo
del sistema electoral que se tenga y de los instrumentos legales que regulen
las elecciones, podrían existir restricciones para la adopción y adquisición de
nuevas tecnologías. Por lo tanto, antes de adoptar la tecnología se tendría que
solicitar que se revisen los instrumentos legales.
Además,
algunas regulaciones gubernamentales podrían impactar la adopción de
tecnología:
- Limitando el lugar de manufactura o el tipo de bienes que se pueden
obtener;
- Limitando la clase de aplicaciones que se pueden desarrollar,
instrumentar y mantener en el país, así como las funciones que se pueden
externalizar;
- Disponiendo que la adquisición de tecnología sea vetada o aprobada por
autoridades ajenas al organismo electoral;
- Requiriendo que el equipo o programas que se adquieran sean
compatibles con los que se usan por otras agencias gubernamentales para
facilitar la integración de datos.
- Estableciendo estándares mínimos y la realización de controles de
calidad cuando se instrumenten sistemas nuevos.
Esto
quiere decir que las regulaciones vigentes impactan significativamente en la
instrumentación tecnológica que los organismos electorales quieran realizar.
Por eso, es importante que en la etapa de planeación se identifiquen los
estándares y restricciones que existen para la adquisición de tecnología, de
manera que se eviten conflictos, se garantice la adquisición de tecnología
adecuada y se pueda instrumentar el proceso sin problemas.
Por
consiguiente, la instrumentación de sistemas digitales para el registro de
electores y el uso de sistemas de votación electrónica, generalmente requieren
un cambio del marco legislativo y regulador.
Cuando
se requiera, es importante que se elaboren los cambios legislativos antes de
que se comprometan fondos para desarrollar e instrumentar nuevos sistemas y
tecnologías.
En
vista de que la legislación impacta significativamente el tipo de tecnología
que se puede utilizar en el proceso electoral, es recomendable que se solicite
a los legisladores que usen un lenguaje flexible para que los organismos
electorales elijan la tecnología.
Recuento histórico
Las
elecciones como las conocemos actualmente datan de los procesos electorales que
se desarrollaron a finales de 1800 en las incipientes democracias. En aquel
tiempo se introdujeron varios conceptos electorales. Uno de ellos fue la
secrecía del voto, que requirió de una interfase anónima y una papeleta
impresa. También se fue extendiendo gradualmente el derecho a votar –que se
iría acercando al sufragio universal- cuestión que demandó que una autoridad
tuviera registros impresos con los nombres de los electores elegibles. Así
mismo, la extensión del derecho al voto generó la necesidad de dirigir procesos
de comunicación, de recolección y escrutinio de los votos emitidos por la gran
mayoría de la población adulta.
El
uso de tecnología en las elecciones a lo largo de la historia tiene que ver con
la satisfacción de tres necesidades; una interfase para votar, una lista que
incluya a los electores elegibles y la administración del proceso de votación.
En
el siglo 1800 estas necesidades se satisficieron con el uso de la tecnología disponible, que
incluyó planchas de impresión y aditamentos de escritura, como plumas de acero
y al final del siglo, máquinas de escribir. No obstante, en aquel entonces la
mayor parte de los procesos (y todavía en algunas partes) eran manuales. Las
listas electorales se escribían a mano y se conservaban en libros o tarjetas. A
su vez, las papeletas se distribuían, marcaban y escrutaban manualmente. Los
resultados electorales se calculaban de forma manual y se comunicaban mediante
pizarrones e impresiones.
A
mediados de 1800 comenzó una revolución tecnológica que continúa hasta nuestros
días. Conforme la tecnología avanza, los organismos electorales van aplicando
las innovaciones en la administración electoral.
El
uso de la electricidad y el desarrollo de plantas de energía derivaron en el
invento de máquinas de escribir eléctricas, procesos de impresión más
eficientes y dispositivos para la votación electrónica; eventualmente surgieron
las computadoras, que además trajeron beneficios para la vida cotidiana, como
mejor iluminación y calefacción. La invención de la combustión interna
revolucionó el transporte, agilizando el traslado de grandes cantidades de
material y de personas a una escala sin precedentes.
El
desarrollo de técnicas para la comunicación masiva que tuvo lugar en 1900
también generó implicaciones electorales. La grabación y transmisión de audio y
video desembocó en la creación de la radio, de la televisión, de teléfonos,
facsímiles, cintas de audio y video, discos compactos y la internet, todos
ellos utilizados para propósitos electorales.
Aunque
entre 1800 y 1900 estas innovaciones tecnológicas mejoraron la administración
del proceso electoral de forma gradual, el desarrollo de las computadoras lo
revolucionó.
Las
computadoras que conocemos actualmente estuvieron inspiradas por las máquinas
perforadoras de tarjetas que se inventaron a finales de 1800. Las que a su vez
estuvieron inspiradas por los sistemas tejidos para perforar cartas, que fueron
inventados por primera vez en 1801 por Joseph Marie Jacquard que era un tejedor
francés.
Las
primeras computadoras modernas se desarrollaron entre 1940 y 1950, hasta el
punto en que se volvieron comercialmente viables. Las elecciones presidenciales
de 1952 en Estados Unidos usaron computadoras por primera vez para tabular los
resultados.
Para
1960 muchos negocios extensos ya dependían de las computadoras. Sin embargo,
desde aquel entonces el desarrollo y uso de transistores y de circuitos
integrados se ha ido reduciendo de tamaño, desde los prototipos gigantes
basados en válvulas que existían en 1950, hasta el desarrollo de la computadora
personal en 1970, que volvió a las computadoras más accesibles para una gran
cantidad de usuarios. Un avance paralelo fue el desarrollo de programas afines
a la computadora (software), que puso el poder de la computación en manos de
los usuarios. Los avances en el diseño de las computadoras se realizaron de
manera acelerada entre 1980 y 1990, fue así como las computadoras se volvieron
una parte indispensable de la vida en los países desarrollados, tanto para el
trabajo como para el hogar.
Desde
sus inicios cuando eran máquinas sencillas para cálculos automáticos,
actualmente las computadoras son capaces de desempeñar una amplia gama de
funciones, incluyendo tabulaciones estadísticas y análisis, recolección de
datos, almacenamiento y manipulación, publicación e impresión, procesador de
textos, comunicación y entretenimiento.
Las
computadoras no tuvieron una importancia significativa en la administración
electoral hasta 1970 y 1980. Con la excepción de las máquinas para la votación
mecánica que se usaron en Estados Unidos, hasta 1970 la mayoría de los procesos
electorales todavía dependían del uso de papeletas impresas y de listas
electorales escritas a mano que eran difíciles de compilar.
Entre
1970 y 1980 se incrementó el uso de las computadoras en los negocios, primero
con ordenadores centrales y después con computadoras personales más pequeñas y
asequibles, lo que condujo a que cada vez se usaran más para propósitos
electorales. Sus primeras funciones incluyen la tabulación de los resultados,
el almacenamiento electrónico y la recuperación de la información de las listas
electorales. El uso de las computadoras en las elecciones ha tratado de seguir el
ritmo de las innovaciones, por eso, en algunas partes del mundo las
computadoras son utilizadas en todas las partes del proceso electoral.
La
mayor parte de las aplicaciones tecnológicas que tienen uso electoral tienen
una naturaleza general y pueden usarse para varias tareas además de las de
administración electoral. Solamente una rama de la tecnología es exclusiva de
las elecciones: las máquinas de votación electrónicas o mecánicas. En gran
medida esta tecnología se reduce a las elecciones en Estados Unidos.
Las
primeras máquinas de votación mecánicas usaban palancas para girar unas ruedas
que contaban. En 1892 en Lockport, Nueva York las máquinas de votación con
palancas se usaron por primera vez de manera oficial. Su uso se extendió
gradualmente y para 1930, las máquinas con palancas ya se habían instalado en
casi todas las ciudades importantes de Estados Unidos. Para 1960 cerca de la
mitad de los votos se emitieron a través de máquinas con palancas.
Otro
tipo de máquina para la votación mecánica fue la que perforaba tarjetas, que se
desarrolló entre 1950 y 1960. Los electores usaban un mecanismo que perforaba
las tarjetas con huecos opuestos a los nombres de sus candidatos preferidos.
Después del cierre de la votación, los resultados se tabulaban mediante
contadores mecánicos de tarjetas.
Los
sistemas de votación con escáner óptico se desarrollaron en la década de 1970.
Los electores realizaban marcas en las papeletas para indicar su elección.
Posteriormente un aparato con escáner leía las marcas para calcular los
resultados.
En
la década de 1990 los avances en la tecnología informática condujeron a la
introducción de los sistemas de votación conocidos como Registro Electrónico
Directo (RED). Estos sistemas permitieron que los electores registren su voto de
forma directa mediante papeletas desplegadas en las computadoras, que son
suministradas vía mecánica o con aparatos ópticos. Una vez que el elector elige
su papeleta, el aparato procesa los datos con un programa de computación y
registra los datos y la imagen de la papeleta en una memoria interna que se usa
para tabular los resultados.
En
1996 cerca del 98% de los votos de las elecciones locales y presidenciales de
Estados Unidos fueron emitidos utilizando uno de estos métodos electrónicos o
mecánicos.
A
principios de la década de 1990 el
teléfono también se usó como un tipo de sistema de votación RED. Los electores
podían registrar sus votos de forma directa en los sistemas computacionales
utilizando el teclado del teléfono. Se identificaban mediante Números de
Identidad Personal (NIP) y registraban su elección siguiendo las grabaciones.
A
finales de la década de 1990 internet marcó el comienzo de un nuevo medio para
votar. De nueva cuenta, Estados Unidos marcó la pauta en el uso de las
innovaciones tecnológicas en materia electoral, cuando se votó por internet
para las elecciones presidenciales primarias del año 2000.
Es
importante recalcar que en nuestros días las diferentes partes del mundo se
encuentran en diversos puntos en el uso de la tecnología. El nivel de
sofisticación de las aplicaciones tecnológicas para las elecciones varía
enormemente de país a país. Aunque los sistemas de votación electrónica y
mecánica son comunes en Estados Unidos y en algunos países de Asia, Sudamérica
y Europa, que usan computadoras para la administración electoral, muchos países
con menor desarrollo todavía conducen las elecciones usando técnicas manuales
similares a las que se usaron en 1800.