La redistritación se puede realizar usando técnicas manuales – marcadores de color, mapas de papel y calculadoras- o usando computadoras sofisticadas y sistemas de información geográfica (SIG). La tecnología empleada no cambia la tarea de los encargados de la redistribución, pero si cambia la manera de conducir el proceso y expande la información, así como las opciones que están disponibles para los que toman las decisiones cuando tienen que elegir un plan definitivo. Si los SIG se usan para trazar los límites de los distritos, el primer cambio del proceso es la necesidad de recopilar una base de datos electrónica.
Recolección de la información necesaria
La redistritación necesita que se recolecten diferentes tipos de información. Las dos piezas esenciales de la información son los datos de la población y los mapas. Los datos de la población que pueden tener la forma de información enumerada en los censos o del registro de electores, suministran los únicos medios de crear distritos con cantidades de población relativamente iguales. La información sobre la población se debe asociar con áreas geográficas específicas y debería ser tan precisa y actualizada como sea posible. Los mapas son necesarios para garantizar que los distritos incluyan unidades de población geográficamente cercanas.
Si es necesario que se calcule el impacto político potencial, entonces también se requerirá una tercera parte de la información: la información política. La información política puede estar conformada por estadísticas sobre la afiliación de electores a los partidos políticos, si está disponible, así como los resultados electorales –tabular los votos según el candidato y medidas sobre la participación en elecciones previas por área de votación. Incluir la información política en la base de datos de la redistritación permite que los encargados de trazar las fronteras generen perfiles políticos de los distritos propuestos y que en cierto grado, puedan predecir las implicaciones partidistas del plan.
Los resultados electorales se pueden ingresar fácilmente en la base de datos de la redistritación, cuando son reportados para la misma unidad geográfica que la información de la población. Este es el caso cuando las unidades de población para la redistritación están basadas en la información del registro de electores. No obstante, cuando las unidades de población se basan en la enumeración del censo, puede suceder que las unidades geográficas para la población y la información política difieran. En este caso, se podría necesitar que la geografía del censo y de la elección se relacione de alguna manera para crear unidades geográficas que se puedan asociar.
Información sobre la población
La información sobre la población resulta esencial para el proceso de redistritación. La redistritación funciona combinando unidades de población geográficamente distintas, para generar distritos con un número de población similar. La información sobre la población puede generarse mediante conteos totales basados en la enumeración de un censo, o con los datos sobre el registro de electores; por lo tanto, las unidades geográficas pueden reflejar tanto un censo geográfico o la geografía electoral (de hecho, estas unidades geográficas suelen ser las mismas).
Tradicionalmente, la información sobre la población se recolecta y tabula manualmente. Sin embargo, en la actualidad muchos países han comenzado a computarizar la información. Si se usan los SIG, es necesario que la información sobre la población se encuentre en formato electrónico (independientemente de su se trata de la enumeración de un censo o de la información del registro de electores). Aún más, cada reporte sobre los conteos de población debería estar asociados con una sola unidad geográfica.
Mapas
Los mapas son esenciales para el proceso de redistritación, pero obtener mapas adecuados es uno de los obstáculos más desafiantes que enfrentan los encargados. Los mapas estandarizados, como los de carreteras, los que identifican rasgos geográficos y las fronteras o áreas administrativas como los países, ciudades y pueblos, no proporcionan suficientes detalles como para trazar los distritos electorales.
Cuando la redistritación se basa en un censo de la población, los mapas deberían mostrar los límites de las unidades geográficas que disponen de estadísticas poblacionales. Si se basa en el número de electores registrados, entonces los mapas deberían mostrar los límites de las áreas de votación de las que se tienen estadísticas. Generalmente, las fronteras de los distritos electorales existentes se usan como punto de partida para trazar nuevos distritos.
Para que se puedan usar los SIG es necesario que los mapas estén digitalizados y disponibles en formato electrónico. Algunos encargados tienen acceso a mapas computarizados porque sus gobiernos han apoyado el desarrollo de mapas digitalizados y uniformes para todo el país, y decidieron ponerlos a su disposición. Los mapas digitalizados también pueden estar disponibles para otras fuentes, por ejemplo: para los gobiernos locales que compilaron mapas para planear el transporte, la salud y otros servicios, o para administrar la tierra y los recursos; las compañías de servicios públicos pueden crear mapas digitalizados para suministrar servicios, para administrar las redes o para efectos de telecomunicaciones; y las compañías privadas pueden tener mapas digitalizados para administrar flotillas, para detallar la ubicación o para mercadeo.
Si las autoridades solo tienen acceso a mapas de papel, pueden crear mapas digitalizados del país pero a un costo elevado. No obstante, estos mapas computarizados pueden usarse para muchos propósitos además de la redistritación, por lo que el tiempo, esfuerzo y gasto valen la pena.
Síntesis de la información
Si los SIG se usan para redistritación, después de recolectar la información necesaria se debe crear una base de datos. En una base de datos electrónica para la redistritación la información espacial se relaciona con la no espacial, como la información de la población y la demográfica. La información espacial debe incluir los límites de las unidades geográficas para usarlos como base para construir los bloques de los distritos. Además, la información sobre la población debería relacionarse con cada unidad geográfica. Esta información puede incluir a la población total o al número de electores que están registrados en cada unidad. Si la información demográfica adicional, como la cantidad de población por raza, grupo étnico, religión o idioma, es de utilidad para la redistritación también se debería incluir. Cuando la base de datos incluye la información política, es necesario que cada unidad geográfica incluya los votos de elecciones previas.
Elección de censos o de geografía electoral
Generalmente, los censos y la geografía electoral son la misma cosa, por lo que elegir entre ellos no resulta problemático. No obstante, en algunos países estos elementos difieren, por lo que se tiene que escoger uno de ellos. Si la información del registro de electores se usa para crear distritos electorales, la geografía electoral (como las áreas de votación) se debería usar como base para construir los bloques de las líneas distritales. Esta geografía debería corresponder a las unidades geográficas que se usaron para el censo, pero podría ser que no. Por otra parte, si se usa la información de los censos, las unidades geográficas que se usaron para el censo sirven como bloques para la redistritación.
Si los censos y la geografía electoral están disponibles y no coinciden, la decisión sobre cuál de los dos usar como base para construir los bloques de la redistritación depende de la persona que lo haga. Generalmente, los oficiales electorales eligen a la geografía electoral porque buscan que el sistema existente para las áreas de votación cambie lo menos posible. Los partidos políticos y sus representantes también tienden a usar la geografía electoral para crear los planes de redistritación, ya que pueden obtener la información política fácilmente cuando los distritos siguen los límites de las áreas de votación. Independientemente de la unidad geográfica que se elija, si la información política y los censos demográficos son necesarios, pero la geografía electoral y la poblacional no son correspondientes, tendrán que relacionarse. No obstante, relacionar los censos geográficos y la geografía electoral puede ser sumamente difícil.
La base de datos se puede crear después de tomar la decisión sobre la unidad geográfica que se usará como base para los bloques de la redistritación. La base de datos está compuesta por la información espacial que refleja las unidades geográficas elegidas, así como la información geografía relevante como los límites administrativos (por ejemplo, ciudades, pueblos, aldeas), y por la información tabular asociada con las unidades (por ejemplo, recuento de censos y resultados electorales previos).
Trazado de los límites distritales
Después de preparar la base de datos, el siguiente paso del proceso de redistritación es la formación de los distritos. Los encargados de ello pueden crear el plan de redistritación asignando unidades geográficas a los distritos por primera vez, o moviendo las unidades geográficas de un distrito a otro mediante un plan existente. El plan de redistritación se termina cuando todas las unidades geográficas de cierto territorio están asignadas a un distrito y todos los distritos cumplen con los criterios predeterminados. Las unidades geográficas pueden ser tan grandes como un condado, ciudad o pueblo, o ser pequeñas unidades geográficas como bloques de censo o áreas de votación.
Si los encargados tienen que crear un plan para la redistritación modificando los distritos con ayuda de un plan existente, su tarea será relativamente sencilla. Esto es especialmente verdadero cuando se toma la decisión de modificar los distritos sólo lo necesario para que consigan estándares de población similares. Sin embargo, cuando no se tiene un plan de redistritación para modificar o si el número de distritos de un plan existente tiene que cambiar radicalmente, la tarea de los encargados será más desafiante.
El proceso para trazar los límites es interactivo; los encargados designan un pedazo geográfico y después determinan la manera en que esa unidad afecta el tamaño y la composición del distrito. Aunque el proceso de determinar la suma total de población en los distritos después de cada designación resulta sencillo, también puede ser muy tedioso. Y como las unidades geográficas se cambian continuamente, este proceso se tiene que repetir una y otra vez. El plan se termina y está listo para evaluar cuando todas las unidades geográficas se asignan a un distrito.
Aunque tradicionalmente este proceso se ha realizado manualmente con la ayuda de una máquina sumadora o de una calculadora portátil, las computadoras y los SIG pueden automatizar este proceso para que cada vez que se realiza una asignación, la pantalla muestre las nuevas tabulaciones y despliegue el mapa resultante, el conteo de la población y los resultados electorales. Esto permite que los encargados tengan acceso al resultado de sus designaciones de forma inmediata. De esta forma, los planes de redistritación se pueden crear de forma más rápida, eficiente y los resultados serán más precisos.