Una estrategia adecuada para la administración de la tecnología no solo incluye una evaluación y una auditoria que garantice que la tecnología se instrumentó de acuerdo al plan, si no que también vigila que continúe funcionando de la misma forma a lo largo de su vida útil.
La evaluación y la auditoría son dos lados de la misma moneda, sin embargo, tienen distintos énfasis. Las funciones de auditoria incluyen un elemento de monitoreo externo que es realizado por otra organización o sistema. Por otro lado, aunque la evaluación se usa como una herramienta de auditoria, no se restringe a un escrutinio externo, por lo que los administradores y usuarios la pueden usar para medir el éxito de sus sistemas y para mejorar su desempeño.
Evaluación
Las estrategias de evaluación podrían incluirse en el diseño y en la estrategia de instrumentación de cualquier proyecto tecnológico. ¿Cuál es el propósito de la tecnología? ¿Cómo se puede determinar si cumple con su propósito? ¿Qué resultados de la tecnología se pueden medir? ¿Qué medidas o puntos de referencia se pueden establecer para determinar el desempeño?
Cuando las cuestiones de la evaluación se consideran antes de adquirir la tecnología, no solo se contribuye a medir su efectividad después de su introducción, si no que también se puede determinar si resulta adecuada para la tarea prevista.
Una de las mejores formas para evaluar la efectividad de una tecnología consiste en establecer medidas de desempeño realistas y utilizarlas. Entre los riesgos se encuentra el establecimiento de puntos de referencia difíciles de evaluar, o fallar al recolectar o reportar las medidas que se establecieron.
Los procedimientos de evaluación también se deberían incluir dentro de la rutina de mantenimiento y en el ciclo de reportes de la tecnología. Los administradores deberían responsabilizarse de que se realicen las evaluaciones, de recibirlas y de actuar cuando se necesite. La evaluación pierde su objetivo si al identificar problemas no se siguen los pasos necesarios.
Si se identifican problemas, se pueden usar los resultados de la evaluación para desarrollar soluciones. Después de realizar las mejoras, hacer una segunda evaluación podría ayudar a juzgar la efectividad de los cambios.
Auditoría
Como en los planes de evaluación, la estrategia de auditoria se puede incluir en el diseño y en la etapa de desarrollo del programa de instrumentación tecnológica.
Los auditores toman los resultados de la evaluación y les aplican un escrutinio externo y desinteresado. El papel de los auditores en la administración electoral adquiere mayor relevancia, cuando se necesita que la tecnología usada en el proceso electoral sea confiable y transparente. Los auditores pueden contribuir a validar los procedimientos electorales cuando suministran una evaluación independiente sobre la efectividad de la tecnología.
Las auditorías pueden ser realizadas por personal interno o externo. Cuando las auditorias se realizan internamente, se recomienda que los auditores carezcan de intereses directos en el proceso que revisan, para que su auditoría tenga credibilidad. Los auditores internos son valiosos porque conocen las dificultades que tienen las operaciones de la organización. Sin embargo, los auditores internos no cuentan con la credibilidad que tienen los auditores independientes.
Los auditores externos tienen la ventaja de que no tienen otro interés en el resultado de la auditoría distinto a la credibilidad y ganancias que obtienen. En consecuencia, los auditores externos tienden a poseer mayor veracidad que los internos. Otro punto a favor de los auditores externos es que, como la auditoría es una habilidad, el mejor auditor es el que tienen mayor capacitación y más experiencia. El personal interno carece de este tipo de experiencia, a menos que hayan sido contratados por sus habilidades de auditoría.
Los auditores externos se pueden usar para escrutar cualquier aspecto de la tecnología electoral. Los auditores externos juegan un papel muy importante, cuando la tecnología se usa para desempeñar funciones electorales cruciales, como el registro y conteo de los votos.
Los sistemas computarizados que registran y cuentan los votos son tan efectivos y seguros como el código que usan en sus cálculos. Se pueden usar auditores externos para verificar el código usado por los sistemas y para que verifiquen si funciona adecuadamente. El código de computación que fue auditado externamente puede ponerse bajo custodia de alguna autoridad independiente, de forma que se pueda comparar la versión en vivo que se usa en el evento electoral con la que está almacenada. De esta forma, se puede verificar que el código esté libre de errores, de atentados para manipularlo y que no haya sido cambiado o alterado desde su última auditoría.