Costo global del registro electoral
Con frecuencia el registro electoral es el componente más costoso de una elección, al menos en lo que concierne a la administración electoral. Desde luego, los partidos y los candidatos invierten a menudo grandes sumas en sus campañas electorales, pero en casi todos los casos los fondos que gastan son de origen privado. En algunos países, tales como las democracias escandinavas, los partidos reciben al menos ciertos fondos públicos para asegurar sus campañas. Sin embargo, el registro electoral suele ser el gasto más costoso que realiza una administración electoral.
El registro: una tarea compleja
Como lo indica la sección de consideraciones administrativas (ver Consideraciones Administrativas, Incluyendo la Automatización), una razón fundamental para los altos costos asociados con el registro es el amplio espectro de responsabilidades que comprende. La magnitud de la tarea de recabar información vigente de todos y cada uno de los votantes elegibles en países con poblaciones que van desde algunas decenas de miles a cientos de millones puede resultar impresionante. Además, la importancia de desarrollar procedimientos completos e inclusivos y el hecho de que un registro de electores efectivo es crítico para conferirle legitimidad al proceso democrático, magnifica aún más la relevancia de esta tarea.
Con lo complejo y difícil que resulta gestionar el proceso de registro, cualquier procedimiento innecesario o redundante se traducirá en ineficiencias que tensarán aún más recursos valiosos. En 1994, por ejemplo, la autoridad electoral de Nepal mantenía registros separados a nivel nacional y local y exigía que los electores se registraran en ambos.32 Simplificar el sistema para generar un listado único, del que se pudieran producir otras listas, es una solución obvia para darle buen uso a los recursos.
Opciones presupuestales
En cada momento surgen interrogantes para desarrollar listas electorales completas e inclusivas. Por ejemplo, ¿cuántos centros de registro se deben de establecer y cuántos trabajadores se deben capacitar para atender cada uno de ellos? Las respuestas a este tipo de preguntas tendrán un impacto directo en los costos de personal. ¿Son necesarias las credenciales o tarjetas de registro electoral o ya cuentan los ciudadanos con suficientes identificaciones como para tornarlas innecesarias?
Si se van a emitir tarjetas electorales ¿requieren una fotografía, huella digital o alguna otra medida de seguridad? Si las credenciales requieren ser laminadas ¿se puede utilizar un proceso de laminación en frío eliminando así la necesidad de electricidad, otro factor de costo? ¿Existen otras fuentes de datos de los electores que pueden ayudar a actualizar las listas de población cambiante? Por ejemplo, entre el 18% y el 24% de la población canadiense cambia su lugar de residencia cada año. Esa movilidad puede tener un serio impacto en los costos para mantener listas electorales vigentes y precisas.
De igual forma, puede resultar un problema cómo distribuir los costos en un primer momento. ¿Se concentran en los periodos entre elecciones, requiriendo gastos excepcionales en años electorales, o se distribuyen a lo largo de todo el ciclo electoral? Las respuestas a estas y muchas otras preguntas tienen importantes implicaciones para los costos globales del proceso de registro.
Costos de la automatización
Nunca deben subestimarse los costos de la automatización de un sistema de registro electoral. Estos costos incluyen la integración del sistema de cómputo con inversiones iniciales en equipo, programas y personal de apoyo capacitado. Los siguientes niveles de costos y gastos tienen que ver con la operación y mantenimiento permanentes del sistema. Si el mantenimiento incluye una mejora del equipo y programas a medida que surgen innovaciones en el mercado, el costo puede ser considerable. También es permanente el costo para capacitar continuamente a los operadores y personal de apoyo, así como los costos por usar tecnologías entre y durante periodos electorales.
Finalmente, si toda la funcionalidad administrativa (por ejemplo la forma para operar toda la iniciativa de registro) es construida a partir del sistema de cómputo, se deben desarrollar planes de contingencia para las situaciones en que el sistema pueda fallar. Esto incluye generadores, redes alternativas y otros sistemas de respaldo y servicios de apoyo inmediato. Todos estos factores pueden implicar costos muy significativos que deben ser considerados cuando se toma la decisión de automatizar el registro electoral.
Ahorro de costos y eficiencia
Si bien las iniciativas de registro completas e inclusivas pueden implicar costos significativos, hay algunas reglas básicas que pueden ayudar a lograr una mayor eficiencia y ahorro de costos:
- No reinventar la rueda. En muchas democracias se ha aprendido sobre el registro electoral. Hay que adoptar modelos que han sido exitosos en otras partes.
- Utilizar bases de datos existentes. De ser posible, hay que incorporar información confiable de bases de datos existentes, tales como registros de impuestos.
- Combinar actividades para incrementar la eficiencia. Cuando se entra en contacto con los electores para enterarles sobre información actual del registro, hay que aprovechar esta oportunidad para proveerle información sobre educación electoral.
- Esforzarse por un proceso sustentable. Cuando se diseñe el proceso de registro, hay que incorporar formas en que la información pueda ser utilizada otra vez o en otro sitio.
- Usar un sistema integrado para la recopilación y almacenamiento de la información. El sistema de información creado para un componente del registro electoral puede ser usado para otro. La información puede ser utilizada, por ejemplo, para delimitar los distritos.
- Compartir información siempre que sea posible. Esto puede evitar duplicidad de esfuerzos y tareas en diferentes niveles del gobierno o la administración. Algunos países recaban virtualmente la misma información a nivel nacional o provincial, creando ineficiencias difíciles de justificar.