La tecnología no es siempre la solución a un problema. Si bien en ocasiones permite que los procedimientos electorales se desarrollen de manera más expedita, efectiva y eficiente, también puede resultar costosa y situarse por debajo de las expectativas cifradas en ella.
Los procesos manuales, no tecnológicos, pueden tener todavía su lugar en la administración electoral. Los procesos manuales pueden ser más económicos, más transparentes y menos sujetos a fallas que los tecnológicos.
En algunos casos, el uso de tecnología puede simplemente no ser apropiado dadas las circunstancias imperantes. Este puede ser especialmente el caso cuando el acceso a la tecnología no es fácil o no está muy extendido, por lo que no sería equitativo ofrecerle acceso tecnológico a algunos usuarios (sobre todo electores) pero no a todos. En otros casos, una solución tecnológica puede no ser sustentable en el largo plazo o ciertas restricciones legislativas pueden impedir su adopción.
Antes de adoptar una solución tecnológica, la autoridad electoral debería evaluar primero si la propuesta resulta apropiada. Después de analizar los costos y beneficios de la tecnología y la disposición de todos los usuarios potenciales, la autoridad electoral debería estar preparada para determinar si la solución tecnológica es la mejor opción.
Para mayores detalles, ver:
Costos y Beneficios de la Tecnología
Disposición para Asimilar la Tecnología