La capacitación no es un fin en si mismo. A fin de asegurar que el tiempo, esfuerzo y dinero invertido en ella valga la pena, la capacitación debe ser validada. Es decir cualquier programa de capacitación debe ser evaluado para garantizar que está cubriendo las necesidades definidas y que permite incrementar la productividad y ofrece resultados productivos.
Se debe tener cuidado de que la capacitación y tecnología sea apropiadas para las necesidades de los capacitados y el organismo electoral en su conjunto; que será relevante para las tareas que vaya a llevar a cabo el capacitado en su trabajo. La capacitación disponible puede parecer infinita. Sin embargo, no todos los cursos son relevantes para una persona. Es preferible seleccionar los cursos que ofrecerán beneficios reales en el lugar de trabajo. Hay personal que puede tener la tentación de recibir capacitación porque le resulta interesante y no porque resulte relevante para su trabajo.
La capacitación puede ser validada de distintas formas. Una de las más importantes es la de utilizar medidas de desempeño para evaluar el éxito del procedimiento en el que se está empleando la capacitación. Por ejemplo, las medidas del éxito en la capacitación de electores para el uso de sistemas de votación electrónica puede incluir índices de error, número de quejas de los electores y número de solicitudes de asistencia adicional.
Otras medidas de desempeño relacionadas con la capacitación para el personal de la institución pueden incluir el número de usuarios atendidos, la velocidad con que las solicitudes fueron manejadas o la velocidad con que los resultados electorales fueron finalizados.
La capacitación también debe de ser evaluada por los capacitados. Al final de cualquier sesión formal de capacitación, es buena práctica que el capacitador les brinde a los alumnos un cuestionario de evaluación. Estos normalmente le solicitan al capacitado calificar una serie de afirmaciones o preguntas relacionadas con su experiencia en la capacitación en una escala que va de muy bueno a muy malo. Esta clase de evaluación se presta para ser automatizada, por lo que los resultados pueden ser integrados y analizados rápidamente.
La evaluación puede ser benéfica tanto para el capacitador como para el capacitado. Al primero le ofrece una valiosa retroalimentación sobre la efectividad de las sesiones, desde la perspectiva del capacitado. Para los segundos una buena evaluación se enfocará en cuanto a aprendido de la capacitación y si se alcanzaron o no los objetivos previstos.