Se pueden dividir en dos tipos principales: visual y electrónico.
Los métodos visuales de bio-identificación incluyen el uso de fotografías, rúbricas, y/o impresiones dactilares en credenciales de identificación. Su instrumentación y administración es de un costo relativamente bajo. Muchos de los sistemas de entrega de tarjetas de identidad hechas incorporan la inclusión de fotografías y firmas. En los sitios de votación, se espera que el personal las compare con las que aparecen en las credenciales de los electores.
Este proceso tiene sus debilidades, ya que la comparación de la firma y la huellas digitales es un proceso altamente calificado que el personal no puede dominar, considerando que la apariencia de una persona puede cambiar significativamente de los contenidos en una fotografía particularmente si ésta no se actualiza regularmente. No obstante este tipo de sistema de identidad basta en la mayoría de los casos donde el riesgo de fraude no es altamente inaceptable.
Si los sistemas de bio-identificación no son considerados lo suficientemente seguros, se pueden utilizar sistemas de bio-identificación electrónicos que pueden incluir la digitalización de voz, impresión electrónica de la mano, de un dedo, imágenes de la retina. Mediante estos sistemas, registros digitales de la voz de la persona o características físicas se almacenan en discos o tarjetas inteligentes y se comparan con las características de la persona mediante el uso de lectores electrónicos. El acceso únicamente se da cuando ambos datos concuerdan exactamente.
Los sistemas de bio-identificación electrónica representan un alto costo tanto en su adquisición como en la administración, y pueden ser poco prácticos para su aplicación (aunque esto puede cambiar cuando la tecnología se difunde a un nivel más general haciéndose más barata). Sin embargo, son una alternativa para brindar seguridad en locaciones susceptibles como centros de trabajo y centros contables.