El Concepto
Actualmente, existe un debate sobre una definición única y universal de
la identidad electoral. No está claro (todavía) si podría servir como un
concepto integral e independiente, o como un principio de calidad global, o
como sinónimo de “buena elección”. Esta es una conversación activa en los
círculos académicos y políticos sobre la definición y aplicación apropiada del
término. Una contribución importante es el Informe de la Comisión Global sobre
Elecciones, Democracia y Seguridad, Profundizando la democracia: Una
estrategia para mejorar la integridad electoral en el mundo (septiembre de
2012). Este informe define a la integridad electoral como las “elecciones basadas
en los principios democráticos de sufragio universal e igualdad política
consagrados en normas y tratados internacionales, cuya preparación y gestión
son profesionales, imparciales y transparentes durante todo el ciclo electoral.[1]
Sin
integridad electoral, los líderes y funcionarios carecen de responsabilidad con
la ciudadanía, la confianza en los resultados de la elección se debilita, y el
gobierno carece de la legitimidad necesaria. La integridad electoral permite la
solución pacífica de conflictos, el dialogo abierto, el debate, y el
intercambio de información entre los dirigentes y la ciudadanía. La Comisión
considera que “la integridad electoral es un problema político”, no sólo
técnico. La integridad depende la confianza pública en los procesos políticos y
electorales. No basta con reformar las instituciones, sino que los ciudadanos deben
estar convencidos de que los cambios son reales y merecen su confianza.
Criterios incluyentes, como la transparencia y la rendición de cuentas son
elementos fundamentales para el logro de dicha confianza (página 19)”. Para
garantizar que las elecciones tienen integridad, se deben tomar en cuenta y
fortalecer otros factores además las mismas instituciones electorales. Los
oficiales electorales, jueces y tribunales deben tener independencia que
respeten los políticos.
Al definir la noción de una “elección con integridad’, el informe de la
Comisión considera los significados cotidianos como punto de partida. Por lo
tanto, señala que la integridad significa la “rectitud o una firme adherencia a
un código de valores morales”, y sugiere que en un contexto electoral significa
una adherencia a los principios democráticos. El término generalmente se
refiere a “solidez o sin defectos”, por lo que para hablar sobre un elección
con integridad significa referirse a “que se lleva a cabo de manera competente
y profesional”. Finalmente, de acuerdo con el informe, la integridad también
significa “que no carece de ninguna de sus partes”, la cual aplicada a las
elecciones, sugiere que “la globalidad y las prácticas éticas deben persistir a
lo largo de todo el ciclo electoral y no solamente el día de las elecciones”.
Por lo tanto, el informe define las elecciones con integridad como aquellas
“basadas en los principios democráticos de sufragio universal e igualdad
política consagradas en normas y tratados internacionales, cuya preparación y
gestión son profesionales, imparciales y transparentes durante todo el ciclo
electoral”.[2]
La Comisión identificó cinco retos
principales a superar para llevar a cabo las elecciones con integridad:
- “construir un Estado de derecho que afiance los derechos humanos y la
justicia electoral;”
- “crear organismos electorales (OE) profesionales y competentes, que
puedan actuar con total independencia en la gestión de procesos electorales
transparentes y se ganen la confianza de la población;”
- “crear instituciones y normas para la competencia multipartidaria, así
como un sistema de división del poder que fortalezca la democracia y ofrezca
seguridad recíproca a los contrincantes políticos;”
- “eliminar las barreras jurídicas, administrativas, políticas, económicas
y sociales que dificultan la participación política universal e igualitaria;”
- “regular el financiamiento político incontrolado, oculto e indebido.”
El énfasis en crear confianza en las elecciones – así como apegarse a
las normas internacionales – también se refleja en un informe de las Naciones
Unidas, el cual enfatiza el papel de las elecciones al generar paz sostenible: “La
verdadera indicación del éxito de una elección es que genere una amplia
confianza pública en el proceso y en sus resultados. Si se realizan con
integridad y transparencia, con respeto en los derechos básicos y el apoyo
efectivo e imparcial de las instituciones del Estado y una conducta responsable
de los participante (dirigentes, candidatos y votantes), es más probable que
sus resultados sean aceptados y tengan un desenlace pacífico”.[3]
Discusión general
Una elección es el resultado de un proceso complejo que requiere de la
participación de varios actores. En cada elección hay ganadores y perdedores.
Hay muchos intereses en juego, y resulta muy tentador querer asegurar la
victoria por medios ilegales o éticamente cuestionables (ya sean inapropiados
o, llanamente, corruptos). Por lo que, los resultados de las elecciones pueden
manipularse para predeterminar quién ganará o perderá, poniendo en duda la
legitimidad del proceso.
La integridad electoral no se puede dar por sentada. Con frecuencia se
establecen mecanismos dentro de los organismos oficiales que administran o brindan
apoyo a las elecciones, con la finalidad de mantener y promover la integridad
en cada aspecto del proceso electoral. Estos mecanismos hacen posible
monitorear las actividades de la administración electoral; garantizar la
vigilancia del proceso electoral por otros sectores o agencias del gobierno, la
sociedad civil y los medios de comunicación; y lograr el cumplimiento de las
leyes y normas electorales a través de medios legales o administrativos.
Las normas y prácticas electorales coherentes y legítimas ayudan a
detectar, desalentar y prevenir las conductas deshonestas e ilegales, y a
garantizar la integridad. El marco jurídico establece mecanismos de protección
a la integridad electoral y determina la estructura institucional que la
soporta. La vigilancia del proceso electoral por parte de partidos políticos,
medios de comunicación, ciudadanos y observadores nacionales e internacionales
es otro mecanismo importante de protección de la integridad electoral. Al igual
que los pesos y contrapesos en las instituciones administrativas, la vigilancia
pública ayuda a detectar los problemas y a reaccionar ante ellos. La vigilancia
y supervisión activas aseguran que los involucrados en el proceso electoral
rindan cuentas, promueven la transparencia, establecen la credibilidad del
proceso y contribuyen a garantizar el cumplimiento del marco jurídico.
Sin un cumplimiento efectivo, incluso los mejores sistemas de
regulaciones se quedan en sólo buenas intenciones. Los mecanismos para el
cumplimiento efectivo garantizan que cualquiera que viole la legislación
electoral sea detectado y que se le sancione de manera oportuna, adecuada e
imparcial. La observancia efectiva de la ley en respuesta a las violaciones o
transgresiones ayuda a mantener la integridad del proceso electoral, y también
a impedir el surgimiento de problemas futuros.
La promoción internacional de elecciones democráticas por parte de
organizaciones internacionales, agencias nacionales de donantes, ONG internacionales
y otras instituciones, ha tenido mucho éxito al mejorar la calidad y
credibilidad de los procesos electorales en muchos países. Con frecuencia, se
percibe a la integridad electoral como una preocupación principalmente de los
países en proceso de transición democrática, pero los avances incuso en
democracias establecidas ha mostrado que las cuestiones de integridad también
son importantes ahí. Ejemplos de ello, son los debates en torno a las prácticas
de registro electoral en los Estados Unidos durante las elecciones nacionales[4]
de 2000-2008 y el fraude electoral en los votos por correo en la Gran Bretaña
en el año 2005.[5]
[1] Annan, Kofi A.,
Zedillo, E., Ahtisaari, M., Albright, M. H., Arbour, L., Helgesen, V. &
Wirajuda, H. (2012). Deepening Democracy: A Strategy for Improving the
Integrity of Elections Worldwide. Stockholm: Global Commission on Elections.
Democracy, and Security. http://www.idea.int/sites/default/files/publications/profundizando-la-democracia.pdf
[5] Ver Birch,
Sarah, “Explicando la confianza en la celebración de elecciones [Explaining Confidence in the Conduct of Elections]”, documento presentado en la Conferencia sobre Elecciones, Opinión Pública y Partidos Políticos, Universidad de Essex, Reino Unido, 9-11 de septiembre de 2005; ver,
también, la ley para la prevención del fraude electoral de Irlanda del Norte [Electoral Fraud (Northern Ireland) Act 2002,
Chapter 13].