Resultados oficiales
La etapa
final del proceso electoral es el anuncio oficial de los resultados electorales
por parte de los administradores de la elección. Para salvaguardar la
integridad, los resultados deben reflejar, de manera precisa, el total de votos
tomando en cuenta las decisiones sobre las papeletas en disputa. Intentar
manipular los resultados oficiales sería un último esfuerzo por alterar los
resultados de una elección.[1]
La
integridad de los resultados oficiales puede protegerse al aplicar las mismas
salvaguardas utilizadas para proteger la integridad del voto. Esto incluye poner
en práctica sistemas eficientes con mecanismos de control y de supervisión
apropiados. El monitoreo continuo del conteo de votos realizado por los observadores
y monitores puede ayudar a disuadir la manipulación de los resultados. Los
monitores y observadores pueden comparar su conteo paralelo de votos con los
resultados oficiales e informar, inmediatamente, cualquier discrepancia a
través del sistema oficial de quejas o de la prensa.
También
es importante que anuncio de los resultados oficiales sea rápido. Mientras más
tiempo transcurra entre el conteo y la divulgación de los resultados, existen
más oportunidades de intentar manipular los resultados. Un largo retraso en la
publicación de los resultados, incluso si son precisos, puede alimentar
sospechas que pueden dañar la credibilidad de los resultados cuando finalmente se
divulguen.
La Comisión Electoral de Sudáfrica garantiza la
divulgación oportuna de los resultados, y puede declarar los resultados de una
elección incluso si no se han recibido los resultados de todas las mesas de
votación, bajo dos premisas:
- Esperar los resultados de
todas las mesas de votación puede retrasar indebidamente y sin razón, la
determinación y la declaración de los resultados de la elección; y
- Los resultados pendientes
no influyen en el resultado general de las elecciones.
Asumir el
cargo
En la fase final de un proceso electoral válido, el
ganador de las elecciones asume el cargo. En las democracias más antiguas, la
transferencia del poder de un funcionario elegido a otro, es habitual y no un
problema. Pero para los países en transición, esta última fase puede ser
difícil y puede anular el proceso electoral democrático.
En las sociedades post conflicto, con una historia de
gobiernos no democráticos, es importante abordar estos asuntos en el proceso de
planeación. Si una elección es transparente, libre, justa y creíble, el perdedor
tiene menos excusas para no aceptar los resultados. Los conteos paralelos
precisos realizados por los partidos políticos pueden validar los resultados, y
la observación electoral nacional e internacional puede hacer que las
elecciones y sus resultados logren aceptación.
[1]
Schedler, Andreas, Distrust Breeds Bureaucracy: The Formal Regulation of
Electoral Governance in Mexico [Desconfianza en las Clases de Burocracia: La
Regulación Formal de la Gobernabilidad Electoral en México], Mexico
City: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales
(FLACSO), 1999, p. 3.