La
integridad electoral requiere de una atmósfera libre de miedo, intimidación o
manipulación el día de las elecciones. La seguridad es crítica durante el
proceso electoral, especialmente durante la votación, el conteo y la
transmisión de los resultados. Un ambiente electoral pacífico facilita las
elecciones libres, equitativas y creíbles, y las condiciones tranquilas dentro
y fuera de los sitios de votación disminuyen los problemas que puedan
comprometer la confianza del elector, la integridad de los registros, la
participación electoral o los resultados de la elección.
Los
electores deben poder votar sin miedo y los monitores deben poder observar sin
intimidación. Los candidatos deben poder hacer campaña sin el temor de que se
lastime o asesine a sus simpatizantes. Para garantizar la integridad, los
administradores electorales necesitan poder planear y conducir los comicios sin
interferencia, y los materiales electorales se deben salvaguardar de la manipulación
que pudiera cambiar los resultados de las elecciones.
Mantener la
seguridad física de las elecciones es una responsabilidad del gobierno, el
cual, generalmente asigna esta tarea a las fuerzas policíacas. Las medidas de
seguridad varían según el país y sus circunstancias. Para propósitos de
integridad, la aplicación de la ley debe ser neutral e imparcial, incluso para
garantizar un juicio justo para los presuntos infractores.
Buena planeación de la seguridad
La seguridad
requiere de una buena planeación. El primer paso consiste en identificar las
etapas vulnerables del proceso electoral y los lugares físicos que se deben
proteger. Posteriormente, se deben desarrollar medidas de protección e
implementar un plan de seguridad.
Un plan de
seguridad se puede reforzar por la buena coordinación entre los organismos
electorales y aquellos encargados de aplicar la ley. Se puede desarrollar un plan
de seguridad conjunto y un mecanismo de coordinación establecidos para
facilitar el intercambio de información y la toma de decisiones a nivel
nacional, regional y local de todas las instituciones.
Neutralidad de los oficiales de seguridad
La correcta
seguridad de las elecciones se basa en la neutralidad y el profesionalismo de
los oficiales judiciales, los cuales deben respetar la ley y los derechos
constitucionales y civiles de los ciudadanos, y no involucrarse en la campaña o
agenda de ningún partido político o candidato. Los oficiales de seguridad deben
abstenerse del uso excesivo de la fuerza o la violencia.
En algunos
sistemas, especialmente en sociedad post conflicto, los problemas de seguridad pueden
presentarse por la mala conducta de la policía. Esto puede dar lugar a una
atmósfera de inseguridad, influir negativamente o incluso perturbar las elecciones.
Protección de los sitios de votación
La seguridad
física de los recintos electorales y de los oficiales que trabajan en ellos,
crea un ambiente en donde el proceso puede administrarse de manera neutral y
sin obstáculos. La alteración o el robo de los materiales electorales y del
equipo pueden socavar la integridad del proceso. La seguridad de los sitios
puede incrementarse al exigir a los oficiales y al personal, así como a las
otras personas acreditadas para entrar, que porten una identificación, de ser posible
con fotografía. Los observadores y monitores acreditados también deben portar
un distintivo que indique que se les permite entrar a los centros electorales
durante las etapas críticas del proceso.
Se debe
mantener el orden en los centros de votación el día de las elecciones. En algunos
países, éste es principalmente un trabajo para la policía. Sin embargo, también
deben tomarse medidas indirectas, tales como el cierre de bares o licorerías
inmediatamente antes, durante y después del horario de votación. En Filipinas,
de hecho es ilegal servir, vender, comprar o consumir bebidas alcohólicas en
día de la elección.
En la
mayoría de países, se prohíben las armas de fuego dentro de una determinada distancia
de los centros de votación. Algunos sistemas designan a una persona responsable
de la seguridad en cada centro de votación. Un miembro del comité o un oficial
de seguridad es quien permite a un determinado número de electores el ingreso a
la mesa de votación y mantiene el orden en la fila.
Protección del material electoral
Para
salvaguardar la integridad electoral, las papeletas, las hojas de escrutinio y otros
materiales electorales sensibles deben protegerse de la destrucción o
manipulación. Rastrear las papeletas es fácil en la mayoría de los sistemas,
con el uso de talones numerados secuencialmente. La forma en que las papeletas
se empaquetan también contribuye a la seguridad. Si las papeletas vienen en paquetes
inviolables o a prueba de manipulaciones, se puede distribuir la cantidad correcta
a cada centro de votación sin necesidad de abrirlos y resellarlos. El
almacenamiento y la distribución también se facilitan si los paquetes de
papeletas para cada distrito electoral se colocan en contenedores sellados, con
un número serial y marcados con la ubicación del centro de votación en la parte
exterior. Esto también minimiza las oportunidades de un mal manejo o la entrega
incorrecta de los materiales electorales.
Los
sitios de votación necesitan ser lo suficientemente seguros como para proteger
los materiales electorales y las urnas. En ocasiones, los candidatos perdedores
roban o destruyen las urnas después de que las mesas cerraron, con la finalidad
de invalidar los resultados. Otras veces, las urnas se rellenan o cambian una
vez concluida la votación. Estas tácticas pueden detectarse con el uso de
sellos en las urnas, y con el monitoreo continuo por parte de los representantes
de los partidos y de los observadores.
Protección a los candidatos, electores y monitores
Los candidatos pueden ser objeto de actos de
violencia. La policía y otros organismos encargados de aplicar la ley pueden proporcionar
protección a los candidatos. Los actos de campaña, debates, mítines y otros
eventos públicos que puedan atraer grandes cantidades de personas interesadas
en la campaña también requieren seguridad.
Los electores deben poder dejar sus casas y
votar sin miedo a actos de violencia en las calles o a la intimidación en los
centro de votación. La participación electoral será baja si los electores deben
enfrentar grupos rebeldes o violentos para emitir su voto.
Los monitores también requieren de la
protección suficiente para permitirles observar el proceso de manera segura,
hacer preguntas y, cuando proceda, firmar las actas de escrutinio sin
intimidación o temor a represalias. En los países en transición, los
observadores locales pueden sentirse vulnerables a la intimidación y la
violencia, especialmente si observan problemas causados por el partido en el
poder o las fuerzas de seguridad.