El conteo a través de
máquinas elimina la subjetividad involucrada al evaluar la validez de las
papeletas y puede ayudar a asegurar un conteo imparcial. (Al mismo tiempo, es
necesaria una revisión humana de las papeletas rechazadas, con la finalidad de
terminar si la intención del elector se puede decidir de conformidad con las
disposiciones de la ley electoral).
También, elimina los
errores humanos; así como las oportunidades de manipular el conteo y los
resultados.
Sin embargo, una máquina
no puede determinar la intención del elector si el elector puso una marca
adicional en la papeleta o si no marcó exactamente en el punto que puede leer
la máquina. En ese sentido, aunque la intención de voto sea clara, el sufragio
se rechazará.
Las máquinas no son
infalibles, y si no se programan o preservan adecuadamente pueden arrojar resultados
incorrectos. Por ejemplo, en las elecciones de Estados Unidos del año 2000, los
resultados de las máquinas de votación utilizadas en Florida dieron lugar a un lío electoral y legal sin precedente, que involucró a los partidos Demócrata y
Republicano. La contienda electoral en el estado fue extremadamente cerrada y
se decidió que todos los votos serían recontados a mano, debido a que el
candidato derrotado creía que los resultados de las máquinas no eran precisos.
Sin embargo, la Corte Suprema de los Estados Unidos suspendió el recuento,
debido a que no era general, y por lo tanto podía inclinar los resultados.