El voto
secreto es una salvaguarda esencial de la integridad, debido a que permite que
los electores emitan su voto con total independencia. Si un voto no es secreto
o se puede identificar durante el conteo de votos, puede que algunas personas se
sientan intimidades y no voten, como era su intención. La protección de la
secrecía hace que la intimidación y el soborno sean menos efectivos.
En la
mayoría de los países, se utilizan cortinas de privacidad en las mesas de
votación para ayudar a proteger la secrecía del voto. La cortina debe ser lo
suficientemente larga y colocarse de tal manera que las otras personas dentro
del centro de votación no puedan ver como el elector marca su papeleta. Durante
las elecciones legislativas de 2004 en Sudáfrica, no se colocaron bien las cortinas
de privacidad en algunas de las mesas de votación, y esto pudo haber
comprometido la secrecía del voto.[1]
Cuando las
papeletas se marcan manualmente – como ocurre en la mayoría de los países – los
electores deben hacerlo fuera de la vista de otros electores. Posteriormente,
la papeleta se deposita en una urna junto con las papeletas de otros electores;
haciendo imposible que se reconozca a quien pertenece cada voto. El reciente interés
en permitir el voto remoto a través de Internet, ha suscitado preocupaciones
sobre el hecho de que este método no puede garantizar la secrecía del voto, y
por tanto compromete la integridad electoral.
[1]
Electoral Institute of Southern
Africa (EISA), Interim Statement
by the EISA Election Observation Mission: South African National and Provincial
Elections [Declaración Interina por parte de la Misión de Observación Electoral
de EISA: Elecciones Nacionales y Provinciales en Sudáfrica], 12-14 Abril de
2004.