El organismo electoral (OE)[1]
por definición, es responsable de la administración de las elecciones. Debe
instrumentar cada una de las normas, los reglamentos y los procedimientos que
componen el marco legal de manera justa e imparcial. Esto implica tanto
encargarse de asuntos técnicos como tomar decisiones acerca de asuntos
relacionadas con las políticas.
En muchos países, el organismo
electoral está autorizado o está obligado a emitir normas electorales,
incluyendo aquellas cuya observación es obligatoria por parte de algunos o de
todos los que a continuación se enlistan: los funcionarios y empleados
electorales, los partidos políticos y los candidatos, los representantes y
simpatizantes de los partidos y candidatos, los votantes, y otros funcionarios
gubernamentales. (Los organismos electorales suelen desarrollar procedimientos
específicos para el registro de los electores y de los candidatos, la votación,
y el conteo de votos.)
Para cumplir con su rol principal de
realizar elecciones libres, justas y confiables, un organismo electoral debe
llevar a cabo las siguientes tareas:
Administrar el proceso electoral en
completa concordancia con la ley
Se espera que los administradores
electorales dirijan el proceso de manera imparcial y conforme a los
requerimientos legales. Las leyes se deben defender y el organismo electoral
debe asumir la absoluta responsabilidad de su instrumentación.
Si hay un problema con la ley, el
organismo electoral debe exponerlo ante las autoridades correspondientes para
su consideración y/o corrección, en lugar de aplicar la ley de manera
selectiva; lo cual puede provocar problemas serios de integridad.
Mantener una administración
profesional, neutral y transparente
La administración transparente y
profesional del proceso, es esencial para lograr elecciones libres y justas. La
toma de decisiones y la ejecución de las operaciones debe ser tan exacta y
transparente como sea posible. El organismo de gestión electoral también debe
conducirse de tal manera que se le perciba como independiente e imparcial; de
otra forma, perderá credibilidad. Para evitar la percepción de que se favorece
un resultado particular, las acciones del organismo deben ser transparentes y
debe dar, de manera oportuna, tanta información como sea posible a los partidos
políticos, a los candidatos, a los medios, a los observadores y al público.
El Instituto Internacional para la
Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) ha desarrollado un
modelo de código de conducta para ayudar a los administradores electorales a
mantener la integridad electoral.[2]
Adoptar procedimientos para
salvaguardar la integridad de sus operaciones
Los procedimientos de operación y de
gestión internos adoptados por el organismo electoral tienen un impacto
significativo en la percepción de la integridad del proceso electoral. Los
procedimientos seleccionados e instrumentados se deben asentar con regularidad,
y poner a disposición del público para su consulta y revisión. Los
procedimientos suelen comprender cada aspecto de la administración electoral,
incluyendo la gestión electoral, la administración interna, el reclutamiento y
la supervisión del personal, y los procedimientos operacionales; junto con las
reglas de adquisiciones. (Para una discusión más detallada del mecanismo para
proteger la integridad en cada etapa de la administración de una elección, vea
el apartado Integridad en la
administración electoral.)
Identificar y evaluar los riesgos de la
integridad, y tomar acciones preventivas o correctivas
Los procedimientos de gestión interna y
operacional de los organismos electorales deben incluir mecanismos para
identificar los riesgos de integridad, evaluarlos, y asegurar que se contacten
las personas o agencias adecuadas y se tomen las acciones correctivas del caso
a la brevedad. El organismo electoral también debe garantizar que se cuente con
un mecanismo funcional para recibir y abordar las quejas presentadas por los
partidos políticos, observadores o agencias de supervisión. Este es un factor
importante que contribuye a la integridad del sistema electoral y promueve la
responsabilidad por parte de los administradores y participantes.
Promover la conciencia del elector
sobre la integridad electoral
En la medida de lo posible, el
organismo electoral debe proveer información a los ciudadanos sobre el sistema
electoral, los mecanismos de resguardo de su integridad y la necesidad de que
ellos mismos asuman un rol activo en la protección de sus derechos electorales.
Esa información se puede difundir a través de comunicados a la prensa,
programas de educación electoral y de educación cívica en las escuelas.
[1]
Dado que, por cuestiones de practicidad, se utiliza el acrónimo “OE” al hacer
referencia a los organismos electorales, rogamos al lector que tenga en cuenta
el contexto para determinar si se está haciendo alusión a los organismos
electorales de manera colectiva y en varios niveles o si se alude a un único
organismo electoral.
[2]
Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, Código de conducta para la administración
electoral ética y profesional, 1997.