El calendario electoral es una herramienta
importante para mantener el proceso en marcha, pero también puede ser una
fuente de problemas de integridad. El calendario puede fijarse en la Constitución
o en la legislación electoral, o sujetarse a una determinación posterior por parte
del organismo de administración electoral. Si el marco legal establece las
fechas, los administradores electorales tienen poca flexibilidad o discreción
al respecto. Las fechas establecidas por las legislaturas o los organismos de
administración electoral no están estipuladas por la ley y por lo tanto son más
fáciles de cambiar, en caso de ser necesario. Algunos países (como la India y
Sudáfrica) tienen disposiciones legislativas para cambiar el calendario electoral
en tiempos de crisis, incluyendo la suspensión de las elecciones para garantizar
que sean libres y justas.
¿Cuánto tiempo se necesita para preparar el día de
las elecciones? Todo depende de las circunstancias propias de un país. En una
democracia con un sistema electoral bien establecido, los preparativos físicos
para una elección son comunes y rutinarios. Para las democracias más recientes,
especialmente en los países en desarrollo y los países en transición,
prepararse para una elección puede ser una tarea importante que requiere mucho
más tiempo.
Problemas
de integridad del calendario electoral
- Riesgo de excluir ciertos segmentos de la
población
Para garantizar la participación del mayor número de
electores posible, se deben evitar las elecciones en algunos momentos del año
que pudieran excluir a ciertos segmentos de la población. En los países en donde
el clima es severo, generalmente se toman en cuenta las condiciones
meteorológicas cuando se establece el calendario electoral. Los países en
desarrollo con frecuencia necesitan tomar en cuenta los ciclos de cultivo. Por ejemplo,
las elecciones legislativas de 2003 en Camboya se realizaron durante la
temporada de lluvias, lo que posiblemente impidió que los agricultores que
cuidaban sus cultivos votaran.[1]
Si las escuelas se utilizan como lugares de
votación, se deben evitar los períodos de exámenes. Las fechas de los eventos
religiosos, los días festivos y los períodos de vacaciones son otras épocas
importantes que deben evitarse. Si se establece una fecha que tenga como efecto
o propósito excluir a ciertos segmentos de la población, la integridad de la
elección puede ponerse en peligro.
Una buena planeación debe permitir que haya tiempo suficiente
para poner en marcha y administrar una elección, y para llevar a cabo cada
tarea de la manera correcta. La integridad puede ponerse en peligro si no existe
tiempo suficiente, especialmente para revisar los documentos de nominación,
como cuando los candidatos deben presentar "solicitudes de firmas"
con una gran cantidad de electores. En las elecciones nacionales rumanas de
2000, a los candidatos a la presidencia se les pidió que presentaran cientos de
miles de nombres. Después de que estas peticiones se presentaron a la Oficina
Central Electoral, la prensa las vio sin abrir en un pasillo, lo cual causó un
alboroto. Así que la Oficina trasladó las cajas cerradas a una oficina para que
no las pudieran ver.
Los partidos políticos necesitan tiempo suficiente
para seleccionar a sus candidatos. Los candidatos necesitan tiempo suficiente
para presentar sus documentos de nominación y preparar su campaña electoral.
Los candidatos y los partidos necesitan tiempo suficiente para transmitir su mensaje
de campaña a los electores.
Un calendario extenso incrementa los costos
operativos, de personal y de otro tipo del organismo de administración
electoral. Es posible que las autoridades electorales con fondos limitados tengan
que reducir sus medidas de seguridad e integridad.
Los grupos de observación y monitoreo también pueden
verse afectados, ya que tienen que mantener a los observadores en el lugar
durante más tiempo. Por lo tanto, pueden decidir observar sólo una parte del
proceso, disminuyendo así la calidad de los informes de observación.
Sostener una campaña electoral por un periodo de
tiempo más largo es más caro y puede limitar la participación de algunos
candidatos. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos, por ejemplo, el
dinero es un factor importante para determinar cuáles candidatos pueden
permanecer en la contienda hasta el día de las elecciones. Los candidatos
serios suelen desertar debido a la falta de fondos.
Por último, una campaña larga puede causar cansancio
a los electores, lo que podría reducir la participación el día de las
elecciones.
El calendario
electoral como salvaguarda de la integridad
El calendario electoral informa a los participantes
cuando deben completar varios trámites. Establece las fechas en las que los
partidos políticos pueden registrar candidatos, hacer campaña y acreditar a los
observadores del proceso. También indica los días y horarios en los que los
electores pueden registrarse y votar. Si los partidos políticos, los candidatos
o los ciudadanos no ejercen sus derechos dentro del plazo legalmente
establecido, son responsables de la pérdida de esos derechos.[2]
El calendario electoral limita el poder al permitir
que ciertos eventos se realicen solamente en fechas específicas. El calendario
fija plazos para que los administradores electorales, los partidos políticos y
los candidatos realicen algunas actividades. Las fechas establecidas para
algunos eventos se utilizan como hitos/logros/metas para verificar las
operaciones electorales y la conducción de las campañas. Los participantes
deben actuar dentro de límites de tiempo determinados y deben hacerse responsables.
Por ejemplo, la ley puede imponer plazos para que los partidos nominen a los candidatos,
para que se divulgue la información sobre el financiamiento de la campaña o
cuando se puedan anunciar los resultados de las encuestas.
[1]
Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI), Cambodian
Elections: Lessons Learned and Future Directions - Post-Election Conference
Report, Febrero, 2014.
[2]
Schedler, Andreas, Distrust Breeds
Bureaucracy: The Formal Regulation of Electoral Governance in Mexico,
Ciudad de México, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), 1999,
p. 14.