Logística electoral
Una elección con
integridad requiere procedimiento y medidas para garantizas la secrecía del
voto y la seguridad de los participantes y de las sitios electorales. El
sistema electoral debe definir claramente las reglas de votación en un sitio de
votación seguro, accesible y neutral. El tipo de papeletas y su diseño puede
reforzar la integridad del proceso.
Para atraer
a los electores que sean menos propensos a utilizar métodos tradicionales de
votación, el sistema debe permitir alternativas para la emisión del sufragio
como el voto electrónico, el cual plantea sus propios retos a la integridad
electoral (debido a que las circunstancias bajo las que sucede el acto de votar
no se puede observar). Además, es posible que se pueda “jaquear” el sistema de
voto electrónico, y se modifiquen los votos durante la transmisión.
En los
centros de votación, los oficiales competentes deben estar presentes para garantizar
que la votación se lleve a cabo en cumplimiento con la ley electoral. También
debe haber monitores que representen a los partidos políticos, así como
observadores independientes. Estos pueden ayudar a detectar problemas
potenciales, tales como el voto delegado, por grupo y “familia”; el voto
múltiple (incluida la modalidad carrusel) y la suplantación del elector; así
como la discriminación, intimidación y fraude.
Ubicación segura, accesible y
neutral de los centros de votación
La
ubicación de un centro de votación puede afectar la integridad del voto,
especialmente si no es un lugar seguro, accesible y neutral. Los electores
necesitan sentirse protegidos de los activistas políticos y de las presiones
durante el proceso de votación. Los centros
de votación deben establecerse en lugares seguros y neutrales, tales como
escuelas, centros deportivos o comunitarios. Generalmente se evitan lugares
como las representaciones de partidos políticos o las oficinas gubernamentales,
así como las casas privadas (a menos que no haya otra instalación adecuada
disponible). Algunos países tratan de evitar el uso de lugares religiosos
siempre que es posible. Existe una prima en asegurarse que los centros de
votación sean accesibles, fáciles de encontrar y atendidos por el transporte
público, en caso de que haya.
Los
observadores con frecuencia centran su labor en si los centros de votación
están distribuidos geográficamente de tal manera que no favorecen a los
electores de ciertos grupos de la sociedad o de alguna composición política. En
Croacia, durante las elecciones del
Parlamento (Sabor) en 2007, por
ejemplo, los principales partidos de la oposición demandaron a la Comisión
Electoral del Estado, argumentando que las áreas en donde estaban concentrados sus
simpatizantes, no se dotaron con suficientes recintos electorales. La Comisión
desmintió este hecho, y también fracasaron en su intento de que su recurso
prevaleciera ante el Tribunal Constitucional pues éste encontró que había
fundamentos para apoyar la ubicación de los centros, la cual se había utilizado
anteriormente. Los observadores
electorales señalaron que las leyes que rigen el establecimiento de centros de
votación (nuevos) eran vagas.[i]
Cuando los electores minoritarios se encuentran
concentrados en ciertas áreas, pero están dispersos en otros lugares en una
cantidad relativamente menor, puede tener un efecto negativo en su capacidad para
obtener representación con respecto a su porcentaje total de votos. En Montenegro, para las elecciones
parlamentarias de 1998, se enmendó la ley electoral para permitir que los
partidos de la etnia albanesa, dentro de ciertos parámetros, pudieran sumar los
resultados de la votación, de modo que los votos obtenidos en zonas con poca
concentración de seguidores pudieran utilizarse en lugar en otros distritos, en
donde tenían más oportunidad de obtener representación.
Personal profesional y no
partidista y equipos apropiados
El personal
electoral no partidista, debidamente capacitado y competente constituye una parte
esencial al implementar procedimientos de votación y garantizar que se tomen las
medidas necesarias para mantener el orden y guardar la secrecía del voto.
Las
urnas electorales deben ser seguras. La mayoría de los países utilizan un
mecanismo de sellado con un número u otra marca de identificación para prevenir
el fraude. Otros, por ejemplo, utilizan urnas transparentes para demostrar que
previamente no se han colocado papeletas dentro de ellas. En Sudáfrica se etiquetan y enumeran las
urnas, para que no puedan cambiarse sin el conocimiento de los oficiales. Y en
los sitios de votación se colocan cortinas de privacidad adecuadas para
proteger la secrecía del voto.
Presencia de los monitores de los partidos
políticos y representantes de los candidatos
Tener
monitores de los diferentes partidos políticos y un número limitado de
representantes de los candidatos, junto con observadores nacionales reduce el
riesgo de complicidad con los miembros de las mesas para manipular los
resultados. Los monitores, usualmente, firman cada una de las hojas de
escrutinio y también reciben una copia oficial, permitiéndoles revisar que los
resultados no se manipulen posteriormente. También monitorean el proceso de
votación para detectar los potenciales problemas de discriminación, intimidación
y fraude que puedan surgir el día de la elección.
[i]
OSCE/ODIHR, República de Croacia, Elecciones
Parlamentarias, 25 de Noviembre de 2007, OSCE/ODIHR Informe de Misión
de Observación Electoral, (Varsovia, 30 de
Abril de 2008), p. 5.