Es
posible que surjan problemas de integridad en donde se cuentan y/o tabulan los
votos, ya sea en la mesa de votación o en el centro de escrutinio, esto
derivado de un error legítimo o de un esfuerzo deliberado por manipular los
resultados.
El conteo
mecánico reduce el riesgo de errores, pero una máquina no puede determinar la
intención de un electoral en caso de que éste no marque la papeleta de manera
precisa, es decir, de tal forma que lo pueda leer la máquina.
Para
mantener la integridad del proceso electoral, el conteo de votos debe arrojar
resultados que sean válidos, exactos y aceptables para todos los participantes.
Al respecto, se pueden tomar varias medidas importantes:
El conteo debe realizarse tan pronto
como finalice la votación
Entre más tiempo pase sin que se cuenten las papeletas,
aumenta el riesgo de que se manipulen los resultados. Sin embargo, antes de que
comience el conteo, es importante garantizar que el lugar sea seguro y los
observadores se encuentren presentes.
Cuando existen problemas de intimidación o
seguridad, el conteo en las mesas de votación puede tornarse imposible. En este
caso, el conteo debe trasladarse a otro sitio (por ejemplo, un centro
regional), en donde las papeletas de varias mesas se reúnan antes del conteo.
Esta disposición se encuentra en las leyes electorales de diversos países,
incluido Sudáfrica, en donde se les permite
a los administradores electorales cambiar la ubicación del conteo en caso de
ser necesario.
La intención del elector debe determinarse
apropiadamente
En
ocasiones, el elector marca la papeleta pero no lo hace en el espacio o cuadro
designado, dificultando así entender la intención de su voto. La interpretación
estricta de la ley puede invalidar un voto, que desde otra perspectiva pudiera
ser válido.
Una buena
práctica en este sentido es adoptar, a través de la legislación, un enfoque tripartito.
Primero, revisar si el elector puso alguna marca, y en el área correcta. Después,
examinar si hay algunas marcas en otra parte (que pudieran interpretarse como
posibles votos alternativos, o evidencia de nulidad de la papeleta o que
pudieran identificar al elector). Por último, considerar la aparente intención
del elector, en caso de que los primeros dos criterios no hayan sido suficientes
para resolver el asunto. (Este enfoque lo sigue la ARY de Macedonia en su Código Electoral, entre otros países.) En
los casos en que se sigue un enfoque como éste, es necesario que oficial
encargado del conteo muestre dicha papeleta y solicite las opiniones de los
presentes, incluidos los miembros del comité de votación y los monitores de los
partidos/candidatos.
Cuando se
utilizan máquinas para el conteo, un problema importante es que no se utilice
el espacio designado para plasmar el voto. Las máquinas sólo pueden leer los
espacios designados y no toman en cuenta la intención obvia de un elector.
Durante
las elecciones presidenciales de 2004 en Indonesia,
las papeletas que se perforaron dos veces se volvieron un problema mayor en el
proceso electoral. Cada papeleta se dobló de tal manera que el electoral podía
perforarla sin abrirla completamente. El mal diseño generó varios votos
inválidos. La Comisión General Electoral de Indonesia
tuvo que aprobar una disposición de emergencia que permitiera el uso de
criterios para determinar la intención obvia del elector. Sin embargo, algunos
centros de conteo no los cumplieron.[1]
Se debe garantizar la precisión
del conteo
Los
siguientes aspectos se deben aplicar para garantizar la precisión del conteo:
- Es esencial una buena gestión del conteo, así como
lo es la capacitación de quienes desempeñan esta labor.
- Es recomendable
un conteo transparente con la presencia de monitores y observadores. Los
monitores y observadores comparan los resultados oficiales con los
resultados que recibieron; y, por tanto, su participación es un buen
mecanismo para asegurar la precisión del conteo. En algunos países, como Dinamarca, cualquier persona puede
estar presente en el conteo, lo que incrementa aún más la transparencia
del proceso.[2]
- Deben
existir reglas preestablecidas sobre qué hacer con los votos nulos y con
aquellos en donde la intención del elector no es clara.
- Los
votos nulos o rechazados deben apartarse de aquellos que se marcaron y
validaron.
- Los
votos impugnados también deben separarse, para su posterior revisión por
parte de autoridades superiores.
- Toda
la información relevante debe registrarse en la hoja de escrutinio,
incluido el número de votos emitidos en la mesa de votación, el número de papeletas
disponibles al inicio de la elección, los resultados, y el número de votos
impugnados, nulos o no emitidos.
- En
la mayoría de los países en donde las papeletas se cuentan a mano, la opción
marcada en cada papeleta se lee en voz alta, y cada una de ellas se
muestra a todos los monitores y oficiales electorales presentes para
demostrar que el voto se contó adecuadamente. En algunos países, con un
nivel de confianza más elevado entre los oficiales electorales (el
personal y los representantes de los partidos políticos, en caso de haberlos),
quienes cuentan los votos pueden adoptar un enfoque más cooperativo.
- Es
importante que el monitoreo continúe desde la consolidación del conteo
hasta la divulgación de los resultados oficiales, ya que puede ocurrir manipulación
después del conteo inicial.
- En
varios sistemas, los monitores mantienen un seguimiento del conteo y
firman las hojas de escrutinio para indicar su acuerdo o desacuerdo con
los resultados (indicando sus razones, en caso de desacuerdo)
- Es
necesario un proceso de apelación efectivo. Los candidatos y monitores
pueden impugnar los resultados de un conteo. El proceso de impugnación generalmente
se establece en el marco legal. Y debido a que éste puede permitir un
recuento, usualmente se guardan las papeletas el tiempo que la ley lo
requiera, y al menos hasta que concluya la etapa de apelaciones.
- También
es crucial la buena aplicación de la ley. En todos los sistemas, es un delito
alterar los resultados electorales al no contar algunas papeletas, no leer
adecuadamente las papeletas, cambiar los resultados, destruir las papeletas
o falsificar las hojas de escrutinio. El fraude electoral se puede evitar
al investigar las denuncias sobre manipulación tan pronto como éstas se conozcan,
y al cumplir estrictamente la ley.
La
secrecía del voto debe ser protegida
La
secrecía del voto se protege mejor cuando las papeletas no se marcan de manera
tal que se puede identificar al elector. Si se validan las papeletas con un
sello o una firma, el uso de una marca estándar puede minimizar la posibilidad
de vincular el voto con el elector.
La secrecía
del voto se pone en riesgo cuando estos se cuentan a nivel local. Si pocas
personas votan en una mesa y los votos se cuentan en la misma mesa, puede
resultar obvio quien vota por quien. En este caso, una protección importante
para la secrecía del voto es que las papeletas de áreas con pocos electores se
revuelvan con las papeletas de otras áreas antes de que se cuenten. En los
casos extremos, en los que los electores de determinadas áreas pueden sufrir
repercusiones por votar de cierta manera, se aconseja no incluir los resultados
de esas mesas electorales en el desglose de los resultados por cada centro.
[1] The Carter Center, The
Carter Center 2004 Indonesia Election Report [Informe del Centro Carter sobre
la Elección en Indonesia de 2004], June 2005.
[2] Folketing (Danish Parliament),
“Parliamentary Elections and Election Administration in Denmark” [“Elecciones
Parlamentarias y Administración de Elecciones en
Dinamarca].