La programación de los espacios de acceso directo es de vital importancia. La transmisión de un programa cuando todo mundo está dormido o en el trabajo será de muy poca utilidad para cualquiera. Al igual que la propaganda comercial, todos apuntarán hacia los horarios de mayor audiencia.
Todo lo anterior resulta obvio, todavía más sorprendente que tan a menudo es pasado por alto. En la campaña para el referéndum llevado a cabo en Zimbabwe el año anterior, la campaña para la promoción del voto "SI" (apoyada por el gobierno) casi invariablemente recibió espacios que rondaron el tiempo asignado a los principales programas de noticias matutinas. La campaña "no" tuvo que ir a los tribunales para conseguir su propio tiempo de transmisión -la reglamentación no especificó cuando debían ser transmitidas, por lo que recibieron horarios de transmisión menos ventajosos.78
Este problema no considera únicamente el horario de transmisión de un espacio, sino que también tiene que tomar en cuenta lo que aparece en otros canales. En la elección presidencial del año 2000 en Serbia, la televisión intentó reducir los niveles de audiencia de la transmisión de los espacios del candidato de la oposición Vojislav Kostunica al programar simultáneamente la transmisión de una telenovela.
Aún así el problema puede exagerarse. En el plebiscito llevado a cabo en Chile en 1988, las transmisiones fueron programadas en un horario ordinario a efecto de desalentar el entusiasmo político. Sin embargo la población negada a verificar un debate político activo por un espacio de tiempo de 15 años no pudo ser disuadida y observó el hecho con mucho entusiasmo.
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El punto fundamental es la igualdad de acceso a los mejores espacios, cualquiera que estos sean. Una alternativa popular para alcanzar un marco de total igualdad es el diseño de espacios -una alternativa muy común cuando se cuenta con un marco de igualdad en el monto de tiempo asignado.
Un mecanismo favorable encontrado en el pasado fue la transmisión simultánea de programas partidistas en todos los canales. (en el Reino Unido, se dice que esta situación creó una gran tensión sobre la red del poder nacional, debido a que todos tomaron la oportunidad que les brindaba la transmisión simultánea de programas con contenidos políticos para prender la tetera y hacer té). Este enfoque conlleva algo que lo recomienda, sin embargo ha sido generalmente abandonado a favor de una filosofía en donde la opción del espectador es lo más importante. En la práctica la proliferación de los canales de televisión en muchos países hacen que esto sea muy difícil de cumplir.
Un segundo elemento a considerar es la duración de las transmisiones. Existen dos tendencias. Tradicionalmente el propósito de la ley y las regulaciones ha sido el de asegurar que los espacios sean lo suficientemente amplios para que los partidos puedan dar a conocer sus mensajes.
No obstante en la época de la propaganda fácil y abundante se está incrementando la percepción de que 10 minutos de tiempo de transmisiones de programas con contenidos electorales o partidistas es cosa del pasado. En el Reino Unido, por ejemplo, los principales partidos han asignado cinco espacios de 10 minutos cada uno - pero únicamente transmiten cinco minutos de cada uno de ellos. Si la reglamentación lo permite no debería haber duda para tomar los espacios de 10 minutos, pero no lo hacen. Por el contrario los partidos prefieren privarse de la mitad del tiempo asignado a efecto de no ahuyentar a los electores al optar por un programa de mucha duración.
En los Estados Unidos se hacen algunos movimientos para asegurar un mínimo de duración de la propaganda política a efecto de forzar a los políticos a apelar a la razón de los electores más que a sus emociones.
Para su regulación hay dos enfoques alternativos. Uno es especificar precisamente el espacio de tiempo disponible -digamos una transmisión de 5 minutos- y después se le turna al partido para su utilización. Si el partido decide no utilizarlo en su totalidad, pierde el tiempo no utilizado. El segundo se refiere a brindar una asignación global del tiempo que el partido pueda utilizar a su elección. El problema con este enfoque es que hace casi imposible la planeación de una parte de la transmisión pública.
Un tercer enfoque puede representar un compromiso entre las anteriores. A los partidos se les podría proporcionar una asignación total de tiempo de transmisión de conformidad a un sistema previamente acordado. Esta asignación de tiempo no se puede dividir en espacios distintos de duración, permitiendo a los partidos una combinación de duración y argumentos razonados por un lado, y por el otro ágiles mensajes propagandísticos.