El quien sea propietario de los medios evidentemente tiene una enorme importancia en la forma en que se cubran las elecciones - o cualquier otro tema político. Los medios de propiedad estatal se encuentran a menudo bajo control directo del gobierno y, por tanto, tienden a favorecer al partido en el poder. Los medios de propiedad privada también pueden servir a los intereses políticos de sus propietarios, mientras que en algunos países los propios partidos pueden poseer medios de comunicación importantes.
También es probable que la estructura de propiedad de los medios gravite sobre cuestiones tales como el tipo de publicidad política que se permite durante las elecciones. Es bien sabido que en los estados Unidos, donde los medios están casi exclusivamente en manos privadas, el acceso directo de los partidos a los medios se organiza a través de la publicidad pagada. Pero este no constituye un ejemplo aislado. En Finlandia, por ejemplo, las telecomunicaciones comerciales se desarrollaron mucho antes que en la mayoría de los países europeos, impera un enfoque mucho más liberal acerca de la publicidad pagada que en el resto de la región. Países como Dinamarca y Gran Bretaña, con una tradición más fuerte de propiedad estatal de los medios, no se permite ningún tipo de publicidad pagada, pero a cambio se tiene un sistema de acceso directo gratuito.
A veces se contempla a la propiedad de los medios como un simple reflejo de las condiciones políticas: los regímenes dictatoriales o autoritarios controlan directamente los medios, mientras que las democracias se caracterizan por la pluralidad. Hay un resabio de verdad en esto, pero lo cierto es que la realidad es mucho más compleja. La mayoría de las democracias de Europa Occidental, por ejemplo, contaron con un virtual monopolio estatal de las telecomunicaciones hasta fechas muy recientes. Gran Bretaña legalizó las telecomunicaciones comerciales privadas en los 50´s, pero Francia, Alemania y Dinamarca, no lo hicieron hasta los 80´s. Gran Bretaña y Francia son ejemplos especialmente relevantes debido a su amplio legado colonial - un legado que influyó sobre la organización de las telecomunicaciones y de muchas otras cosas.
En gran Bretaña y Francia ha existido, históricamente, una fuerte distinción entre las telecomunicaciones, con un fuerte componente público, y los medios impresos de propiedad privada. El fundamento para la participación del estado en las telecomunicaciones - o por lo menos en la asignación de permisos para operarlas-, ha sido que el espectro de frecuencias constituye un recurso limitado. Por tanto, el acceso debe ser distribuido imparcialmente. Sin embargo, en algunas democracias consolidadas, como las escandinavas, existe una tradición de financiamiento público para los medios impresos, como un medio para asegurar el pluralismo.
A su turno, los medios privados de América Latina estuvieron a menudo claramente identificados con las dictaduras militares de los 60´s y 70´s. Lejos de promover el pluralismo, estos medios abogaron por su supresión. Por cierto, muchos podrían argumentar que las grandes corporaciones que dominan los medios en Estados Unidos no cumplen con la función de expresar opiniones políticas alternativas. Independientemente de cual sea la certeza de esos alegatos, es claro que no existe una correlación directa entre la propiedad privada y el pluralismo de los medios.
La economía también desempeña un papel importante a la hora de determinar la estructura de propiedad de los medios. El tamaño del "pastel" que representa la publicidad varía de acuerdo con las condiciones económicas, pero generalmente no es mucho lo que cada medio en lo individual puede hacer al respecto. Todos los medios privados - y algunos públicos-, dependen de la publicidad para lograr que su negocio sea rentable. Una de las razones del gran peso de los medios del sector público en los países pobres es el tamaño tan pequeño de ese pastel - y en particular el hecho de que la publicidad del gobierno represente la tajada más grande de él.
En los países africanos, por ejemplo, así como en algunas partes de América Latina y Asia, esto explica porque las cadenas nacionales de radio y las telecomunicaciones en frecuencias de onda media y larga sean casi por completo de propiedad pública. Los publicistas privados están básicamente interesados en llegar a una audiencia urbana con ingresos medios - el tipo de audiencia atendida por estaciones de FM (la mayoría de las cuales transmite sobre todo música). Incluso cuando las regulaciones aplicables a las telecomunicaciones lo permiten, aunque no siempre es así, ni las corporaciones ni los publicistas privados tienen mucho interés en contar con alcance nacional. En estas condiciones, el pluralismo en las transmisiones solo puede asegurarse desarrollando un claro mandato de servicio público para los medios estatales.
La emergencia de medios satelitales o de televisión por cable complica este panorama, pero contrario a lo que se sostienen sus principales defensores, no lo altera sustancialmente. Obviamente, aquellos que pueden contratar un servicio de paga no están entre los más pobres - de cualquier forma, los propietarios de la televisión rara vez reparan en esa categoría. Los proveedores de cable y de transmisiones satelitales a nivel local están sujetos a los mismos constreñimientos políticos y económicos que los de las telecomunicaciones convencionales. Las cadenas internacionales como la CNN o la BBC pueden ayudar de manera significativa a romper monopolios comunicacionales. Es por ello que muchos países, especialmente en el Medio Oriente, han prohibido la propiedad de antenas parabólicas (prohibición que fue eludida en un muy memorable caso norafricano con su sustitución masiva por sartenes). El Medio Oriente es un terreno fértil para la transmisión satelital porque comparte un lenguaje común, el árabe. Muy pocas regiones en el mundo comparten un lenguaje común, lo que significa que las transmisiones en inglés generadas en Londres o Atlanta solo tienen un impacto limitado.
Con el ánimo de simplificar al máximo las distintas formas de propiedad de los medios, tendríamos las siguientes: