Las auditorías de desempeño son salvaguardas
importantes de la integridad. Pueden ser parte de la rutina de monitoreo del
proceso electoral por parte de la institución oficial de vigilancia, así como
una herramienta de investigación en casos sospechosos o en caso que involucran
actividades ilícitas o corrupción. Las auditorías ayudan a garantizar que los
administradores electorales, los partidos y las organizaciones políticas
reciban fondos públicos de acuerdo con la ley y sean responsables por sus
acciones. Las auditorías incrementan la transparencia del proceso electoral al
elaborar registros e informes disponibles para el público. Las auditorías
también pueden facilitar el proceso de toma de decisiones para aquellos responsables
de las medidas correctivas.
El principio de auditorías subyacentes
significa que las personas e instituciones encargadas de los recursos públicos
pueden tener responsabilidad por el uso eficiente y racional de esos recursos.[1] También deben cumplir con
aplicación de las leyes y reglamentos de financiamiento público.
Los funcionarios públicos y los
administradores del gasto público deben establecer y mantener controles
eficientes para garantizar que se protejan los recursos; se sigan las leyes y
los reglamentos; y se obtenga, mantenga y se divulgue información confiable. Estas
personas deben ser responsables ante el público y ante otros niveles y sectores
del gobierno por el uso de recursos públicos, y deben entregar los informes
cuando les sean solicitados.
El tipo de auditoría depende de sus objetivos.
Se puede tratar de una auditoría de desempeño, que evalúe la eficacia de los
administradores; o puede tratarse de una auditoría financiera, que examine los
registros contables para determinar la manera en la que se utilizaron los
recursos. O puede ser una combinación de las dos, o examinar únicamente los
controles internos.
Dependiendo de las restricciones legales o las
consideraciones éticas, los informes de las auditorías generalmente pueden
hacerse públicos.
Auditorías de desempeño
Para la administración electoral, una
auditoría de desempeño es un objetivo y un análisis sistemático con el
propósito de proporcionar una evaluación independiente del desempeño de los
organismos de administración electoral o de los que formulan políticas, la
agencia que regula el financiamiento de la campaña, y/o de quienes reciben
financiamiento público, tal como candidatos y partidos políticos.
Las auditorías de desempeño proporcionan
información sobre el funcionamiento del proceso electoral, identifican las
debilidades y las áreas de incumplimiento, y emiten recomendaciones para su
mejora. Los hechos descubiertos por una auditoría pueden demandar/requerir que
los administradores electorales tomen medidas correctivas y hagan el proceso
más eficiente.
Las auditorías de desempeño también pueden
revisar el uso eficiente y racional de los recursos. Su objetivo es determinar
si el organismo de administración electoral y otras agencias electorales
obtienen, protegen y usan sus recursos (por ejemplo, su personal, propiedades,
espacio) de manera eficiente y eficaz. Una auditoría de desempeño es una
herramienta poderosa para combatir la mala administración de fondos y la
posible corrupción.
Auditorías financieras
La corrupción económica puede convertirse en
una causa importante de los problemas de integridad para un organismo de
administración electoral, el cual generalmente tiene una numerosa plantilla
permanente, contrata a miles de empleados temporales, y adquiere grandes
cantidades de equipo y material electoral. Los contratos lucrativos pueden
atraer ofrecimientos de sobornos o dar lugar a la malversación de fondos. Las
auditorías financieras, especialmente aquellas que se realizan de manera
regular, pueden ayudar a detectar e impedir la corrupción y los delitos
financieros.
Las auditorías financieras determinan si los
informes elaborados por una institución o candidato presentan la situación financiera
de manera precisa, y si la contabilidad se realiza de conformidad con los
principios generalmente aceptados. Las auditorías financieras examinan los
estados y registro financieros, y la información bancaria. Consultan los
controles internos para verificar el cumplimiento de las regulaciones de
adquisición gubernamental, licitación, contabilidad, e información sobre
subsidios y contratos.
Informes objetivos y precisos de la auditoría
Para salvaguardar la integridad del proceso,
las auditorías deben realizarse de manera objetiva y sin interferencia de otras
agencias o personas. Los informes de auditoría deben ser precisos e
imparciales, y deben incluir información suficiente para ayudar a que la
organización que se va a auditar – así como los organismos de vigilancia y los
legisladores – entienda la situación y determine las acciones correctivas que
se tomarán.
Las auditorías deben documentarse de manera
cuidadosa. Un informe de auditoría generalmente describe los objetivos y el
alcance de la auditoría, así como la metodología utilizada. Incluye los
hallazgos y recomendaciones para corregir problemas y mejorar las operaciones.
También contiene recomendaciones sobre cómo mejorar los controles y ejecuciones
administrativos. La documentación de apoyo por lo general está adjunta y
disponible para inspección pública. Algunos sistemas permiten que los informes
sobre auditorías se utilicen como evidencia en casos penales, otros no.
[1] Comptroller
General of the United States, Government
Auditing Standards, 2003 Revision. [Contralor
General de los Estados Unidos, Normas de Auditoría Gubernamental, 2003, Revisión].