Las encuestas de salida, también denominadas a "boca de urna", se han desarrollado básicamente como un instrumento de los medios de comunicación, que consisten en un sondeo de opinión basado en entrevistas con los electores a medida que "salen" de los sitios de votación. Ya que casi por definición son poco confiables, al no constituir un registro real de las preferencias del electorado, es importante distinguirlas de los "mef03b".
Las encuestas de salida son una variante de los sondeos de opinión y bien harían todos los medios en tomar las mismas precauciones que con estos (ver "mee05a"). Un problema adicional con las encuestas de salida es que parecen ofrecer una indicación de cómo ha votado la gente, en contraposición a cual sería la intención de su voto, por lo que es claro que cualquier restricción que se aplique a los reportes sobre los sondeos de opinión que se efectúen mientras se desarrolla la votación se harían extensibles con mayor rigor aún a las encuestas de salida.
Una práctica usual consiste en utilizar las encuestas de salida como un anticipo de los programas de resultados, antes de que se disponga de datos reales. Los periódicos matutinos, cuyos titulares se fijan con frecuencia antes de que se cuente con resultados reales significativos, también suelen hacer uso de estas encuestas. El asunto se torna todavía más complejo en países que cuentan con diferentes husos horarios, donde los resultados iniciales de las primeras encuestas de salida pueden afectar los patrones de votación posteriores. En los Estados Unidos, la mayoría de los medios se abstienen voluntariamente de reportar los resultados iniciales o los de encuestas de salida de la Costa Este.
Desde luego, parte del problema con las encuestas de salida es si la gente informa honestamente sobre el sentido de su voto. Es probable que esta situación se presente en particular en las democracias emergentes o en situaciones donde ha existido o prevalece una intimidación muy extendida. La educación electoral debe haber enfatizado que el voto de toda persona es secreto.
En las elecciones de Zimbabwe del año 2000, una organización sudafricana, la Fundación Helen Suzman, diseñó un formato para las encuestas de salida mucho más complejo para tomar en cuenta los riesgos de que la gente no manifestara con sinceridad por quien había votado. Pero uno de los efectos de esta complejidad fue que no se contó con resultados hasta mucho después. Al final, su principal objetivo consistía en ofrecer alguna evidencia de cómo la intimidación pudo haber afectado el resultado. Desafortunadamente, ya que no se contó con los resultados de la encuesta hasta después de que se conocieron los resultados reales, no recibió la atención que merecía por parte de los medios. En los medios, la rapidez lo es todo.