Existe una amplia variedad de sistemas electorales en todo el mundo,
que responden a diferentes necesidades en términos de relevancia histórica,
representación, gobernabilidad y estabilidad. Todos los sistemas electorales
tienen su propio valor, y cada uno de ellos tiene ventajas y desventajas en
términos de representación y gobernabilidad, así como implicaciones concretas
con respecto a la elección de mujeres. Si bien todos los sistemas electorales
pueden contribuir al funcionamiento de la democracia, ninguno es neutral en
cuanto al género, ya que tienen un gran impacto en la representación política
de las mujeres.
Para obtener más información sobre este tema, consulte el contenido
relacionado del Proyecto ACE, que incluye:
A. Conceptos clave sobre sistemas
electorales y tipología
Un sistema electoral se define
como “la manera en que los votos se traducen en escaños. Tres elementos clave
de cualquier sistema electoral son:
- Tamaño del distrito: el número de representantes electos en un
distrito electoral;
- Fórmula electoral: por la cual se elige el ganador de un escaño; y
- Estructura de la boleta electoral: determina si el votante vota por un
candidato o un partido, y si el votante hace una sola elección o expresa una
serie de preferencias. [1]
Hay tres familias principales
sistemas electorales, clasificadas según la forma en que se traducen los votos
en escaños (sistemas mayoritarios, mixtos y proporcionales) y una cuarta
familia, en la que se agrupan los sistemas individuales que no encajan en las
tres familias principales. Hay 12 sistemas electorales individuales
identificados dentro de estas principales familias.[2]
- Los sistemas de
pluralidad/mayoría se basan en el principio de que el candidato o partido
con una mayoría simple de votos (es decir, más que cualquier otro) o una
mayoría absoluta de votos (es decir, 50 por ciento más uno) se declara ganador.
Dicho sistema puede usar distritos uninominales (por ejemplo, el sistema de
mayoría simple, el sistema de voto alternativo o el sistema de doble ronda) o
distritos plurinominales (por ejemplo, el sistema de voto en bloque o el
sistema de voto en bloque por partido). [1]
- Los sistemas de representación
proporcional se basan en el principio de traducir los votos de un partido o
agrupación en una proporción correspondiente de escaños en el órgano electo.
Por ejemplo, un partido que gana el 30 por ciento de los votos recibirá
aproximadamente el 30 por ciento de los escaños. Todos los sistemas proporcionales
requieren el uso de distritos plurinominales. Hay dos tipos principales de
sistemas proporcionales: el sistema de representación proporcional por listas y
el sistema de voto único transferible. [2]
- En un sistema mixto, los
votantes eligen a sus representantes a través de dos sistemas diferentes: uno
proporcional y otro mayoritario. Hay dos tipos de sistemas mixtos: los sistemas
paralelos y el sistema de representación proporcional personalizada. Como la
representación de las mujeres en promedio es mayor en los sistemas de
representación proporcional que en los sistemas de pluralidad o mayoría, el
diseño estratégico de un sistema mixto (por ejemplo, la elección de la mitad de
los miembros del parlamento a través de un sistema de representación
proporcional y la otra mitad utilizando un sistema mayoritario) puede ser una
forma efectiva de aumentar la representación de las mujeres. [3]
- Tres tipos de sistemas electorales individuales (voto único no
transferible, voto limitado y conteo de Borda) forman parte de una cuarta familia de sistemas electorales,
en la que el sistema de voto único no transferible se aplica en distritos
plurinominales de modo que los votantes pueden emitir un voto por un candidato.
El voto limitado es similar al sistema de voto único no transferible, pero los
votantes tienen más de un voto (pero menos que el número total de candidatos,
como en el sistema de voto en bloque)”.[4]
B. Fórmula electoral
Los países que aplican sistemas de
representación proporcional tienden a tener una mayor proporción de mujeres en
sus parlamentos que aquellos con sistemas mayoritarios. Esto se debe al hecho
de que, en los sistemas proporcionales, la fórmula electoral normalmente
conduce a más partidos representados en la legislatura y menos escaños perdidos,
lo que ofrece a los partidos mayores incentivos para presentar listas de
candidatos más plurales y diversas, probablemente incluyendo más mujeres entre
ellas.[5]
A pesar de esta tendencia que a menudo favorece a un mayor número de mujeres en
los sistemas de representación proporcional, también es posible tener una
representación relativamente alta de mujeres elegidas en los sistemas de
mayoría, como lo demuestra el caso del Reino Unido, con un 32,2 por ciento de
mujeres en la cámara baja del parlamento. Otros casos relevantes son Etiopía
(38.8 por ciento) y Granada (46.7 por ciento), que son sistemas mayoritarios
sin cuotas de género y tienen una alta representación de mujeres en el
parlamento. [6]
C. Tamaño del distrito
En general, los distrito
electorales de gran tamaño tienden a favorecer la representación de las mujeres.
Esto se debe al hecho de que en los sistemas con distritos plurinominales
grandes, los hombres y las mujeres no necesitan “competir por un solo puesto en
el proceso de nominación dentro de un partido. Por lo tanto, los partidos están
menos preocupados por un posible sesgo masculino entre los votantes, lo que a
menudo los lleva a nominar a un candidato masculino en lugar de uno femenino en
distritos uninominales, a menudo refiriéndose a él como el candidato más
aceptable en términos generales”. [7]
D. Estructura de las boletas de votación
Las boletas de votación con listas
cerradas, especialmente cuando se usan junto con las cuotas de candidatos para
mujeres, tienden a producir mejores resultados que las listas abiertas en
términos de representación femenina. En los sistemas con listas cerradas y bloqueadas,
los votantes votan por un partido y no pueden alterar la secuencia en la que se
elegirán los candidatos, mientras que en los sistemas de listas abiertas los
votantes pueden seleccionar directamente candidatos individuales. Teniendo en
cuenta esto, comúnmente se cree que en los países donde la aceptación pública
de las mujeres políticas es baja, las listas abiertas podrían llevar a los
votantes a seleccionar más candidatos masculinos y evitar las candidaturas de
las mujeres, mientras que en los sistemas de listas cerradas y bloqueadas los
votantes no podrían modificar la secuencia de personas electas entre los
candidatos propuestos por el partido. [8]
A pesar de esta tendencia que a menudo favorece la representación de mujeres en
sistemas con listas cerradas, algunos países muestran que también es posible
tener un alto número de mujeres electas con listas abiertas. Este es el caso de
Ecuador, con el 38 por ciento de las mujeres electas en la cámara única de su
parlamento.[9]
[1] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 21.
[2] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 21.
[3] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 21.
[4] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 22.
[5] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 22.
[7] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 22.
[8] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 22.
[2] IDEA Internacional, Unión Interparlamentaria y Universidad de
Estocolmo (2013): op. cit. p. 21.