A pesar de los datos limitados, las investigaciones sugieren que la VCME
está presente en todos los países y las regiones. El mapeo y la recopilación de
datos sobre VCME es un paso crítico para su mitigación y prevención, ya que
contribuye a evaluar la participación de las mujeres en las elecciones, ayuda a
identificar los puntos críticos y los patrones de violencia y facilita la
implementación de medidas de prevención y de respuesta. Las evaluaciones
regionales y específicas de cada país pueden ayudar a comprender mejor la
naturaleza, las causas y las implicaciones de la VCME, a través de metodologías
de investigación cuantitativas y cualitativas. Los mapeos de VCME también
pueden ser llevados a cabo por OGE o integradas como parte de evaluaciones de
seguridad más amplias realizadas por la sociedad civil y otras organizaciones.
La naturaleza sensible de este problema y la falta de voluntad de las
supervivientes para denunciar presentan importantes limitaciones para la recopilación
de datos en esta área.[1]
La recopilación de datos sobre VCME puede ser todo un reto, ya que los
marcos metodológicos generales para evaluar la VCM, así como los indicadores
globales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o los indicadores
básicos de VCM de la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas, a menudo
carecen de medidas específicas para la dimensión política. Se ha propuesto una
amplia gama de indicadores para medir la VCME, que incluyen mediciones
cuantitativas, como la frecuencia de incidentes o los tipos de ataques, así
como indicadores cualitativos. Idealmente, las mediciones de VCME deben
considerar la prevalencia de la VCME (es decir, la proporción de víctimas entre
la población general), la incidencia de la VCME (es decir, el número de
incidentes durante un período de tiempo determinado) y los períodos específicos
(como una etapa específica del ciclo electoral o durante un período de tiempo prolongado).
Los datos de fuente abierta y las herramientas de visualización de datos de
fuente abierta pueden proporcionar una plataforma efectiva para rastrear los
incidentes de VCME.[2]
Ejemplo: En Pakistán, ONU Mujeres llevó a cabo un estudio en 2016 sobre los
desafíos a la participación política de las mujeres, con un enfoque importante
en la violencia contra las mujeres en el proceso electoral. El objetivo del
estudio fue identificar los tipos de VCME con el fin de fomentar medidas
políticas adecuadas y una reforma legal, involucrando a la Comisión Electoral
de Pakistán y a otros actores clave.[3]
Ejemplo: En América Latina, el Centro de Capacitación para la Mujer de las
Naciones Unidas en la República Dominicana desarrolló un proyecto de investigación
sobre la violencia contra las mujeres en la política para apoyar la
implementación del Consenso de Quito de 2007 para el empoderamiento de las
mujeres. El proyecto incluyó cuatro estudios y mapeo de la violencia política
en Costa Rica (2011), El Salvador (2012), Ecuador (2012) y Bolivia (2012),
contribuyendo al desarrollo de marcos teóricos y metodológicos para abordar
este tema.[4]
Ejemplo: En India, Nepal y Pakistán, ONU Mujeres y el Centro de Investigación
Social (India) realizaron un estudio regional sobre la violencia contra las
mujeres en la política en 2014 para comprender el alcance y las motivaciones de
la violencia contra las mujeres en la política y las elecciones. También tuvo
como objetivo crear conciencia mediante la identificación y difusión de buenas
prácticas para la mitigación a través de un taller consultivo. [5]
Ejemplo: En Tanzania, la organización de la sociedad civil local Tanzania
Women Cross Party Platform (TWCP) recopiló datos sobre VCME antes, durante y
después de las elecciones generales de 2015, con el apoyo de ONU Mujeres. TWCP capacitó
a más de 50 monitores de VCME en todo el país, con la ayuda de los
coordinadores electorales regionales de la NEC y equipados con listas de
verificación y cuestionarios de monitoreo. Los monitores de VCME asistieron a
un total de 530 eventos relacionados con las elecciones para observar la
participación de las mujeres y la ocurrencia de VCME. También realizaron
entrevistas estructuradas con un total de 1.532 encuestados, incluidos votantes
mujeres y hombres, líderes locales y miembros influyentes de la comunidad, así
como mujeres candidatas para las elecciones parlamentarias y locales. De
acuerdo con los hallazgos, el 69 por ciento de las mujeres candidatas
consultadas reportaron lenguaje abusivo, acoso verbal e insultos, el 17 por
ciento dijo que había sido atacada físicamente y el 13 por ciento reportó
demandas de favores sexuales. Entre las mujeres encuestadas, el 53 por ciento
declaró no votar por temor a la violencia, por no disponer de tarjeta de
votante o por la presión de su cónyuge. [6]
Ejemplo: En Zimbabue, IFES realizó una Evaluación
de VCME (disponible en inglés) en el marco del proceso electoral de 2018.
Sus hallazgos mostraron que las mujeres candidatas eran el principal objetivo
de la VCME, enfrentando una intensa violencia psicosocial, especialmente
ataques contra su probidad moral y violencia física ocasional. El abuso y la
violencia dentro del partido fueron generalizados y el riesgo generalizado de
violencia electoral disuadió a las mujeres de asistir a mítines y eventos
políticos. La extensa intimidación y el acoso en línea degrada y disuade a las
mujeres políticas y a las aspirantes. [7]
Ejemplo: En Haití, IFES realizó una evaluación piloto de VCME durante el
proceso electoral de 2016. Sus hallazgos mostraron que la violencia electoral
endémica, particularmente durante la jornada electoral, disuade a las mujeres
de participar. Las mujeres enfrentan violencia física, psicológica y financiera
que dificulta su participación, en un contexto político dominado por hombres
con partidos y sistemas judiciales débiles.[8]
Ejemplo: En Bangladesh, IFES realizó un
estudio en 2016 con el objetivo de analizar los efectos de la
violencia sobre la participación de las mujeres en la política y las
elecciones. Sus hallazgos mostraron que la cultura política violenta del país
dificulta la participación de las mujeres. Muchas mujeres experimentan
violencia psicológica dentro del hogar, incluida la intimidación y el acoso.
Las mujeres candidatas a menudo son víctimas de violencia sexual y su acceso a
recursos financieros con frecuencia se les arrebata. Algunas mujeres son
perpetradoras de violencia electoral y la utilizan para limitar la elección de
los votantes dentro del hogar y difamar a otros candidatos en el espacio
público.[9]
[1] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 49-61.
[2] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 49-61.
[3] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 50.
[4] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 50.
[5] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 51.
[6] PNUD y ONU Mujeres (2017): op. cit. p. 59.
[8] IFES (2016): “Violence Against Women in Elections in Zimbabwe: Pilot
Assessment in Haiti”.