En todo el mundo, se utiliza una amplia
variedad de estrategias para promover la igualdad de género y la participación
de las mujeres en el proceso electoral. A pesar de diversidad de enfoques, hay
una necesidad de principios generales que guíen este tipo de intervenciones.
Los siguientes principios rectores apuntan a orientar los programas y políticas
para mejorar la participación efectiva, significativa e igualitaria de todos
los géneros en la política y las elecciones.
- Enfoque basado en los derechos humanos: El enfoque basado en derechos humanos ayuda a
identificar las desigualdades, la discriminación y las relaciones de poder
desequilibradas en el proceso electoral. Fundamentándose en los principios de los
derechos humanos, esta perspectiva enfatiza la participación de todos los actores
en el proceso de toma de decisiones, con un enfoque particular sobre los grupos
con escasa representación. Las estrategias que promueven la igualdad de género
y la participación de las mujeres en el proceso electoral buscan cumplir con
los derechos civiles y políticos de todas las personas, independientemente de
su identidad de género, ayudándoles a superar barreras y garantizando reglas
justas en el campo de juego de la política.
- Inclusión: Reconocer el
valor de la diversidad es clave para asegurar que los procesos electorales sean
genuinamente democráticos y no dejen a nadie atrás. Todos los actores
relevantes deben poder participar plenamente en las elecciones sin
discriminación ni violencia, independientemente de su identidad de género, etnia,
orientación sexual, clase, edad, estado de discapacidad y religión, entre otras
condiciones.
- Participación: A través de una serie de
mecanismos de participación, los hombres y las mujeres están facultados para
desempeñar un papel esencial en su propio desarrollo y también en sus
comunidades. Las estrategias de participación constructiva en el proceso
electoral comprenden una amplia gama de actividades, como votar, presentarse
como candidato, expresar opiniones, apoyar a los partidos políticos y candidatos,
actuar como miembros de mesa electoral, protestar pacíficamente y observar las
elecciones, entre otros.
- Transparencia: Las estrategias que promueven la
igualdad de género y la participación de las mujeres en las elecciones deben
ser claras y abiertas, y el proceso debe ser comprensible para todas las partes
involucradas. Los actores deben asumir la responsabilidad de sus acciones y ser
responsables.
- Imparcialidad: Reconociendo la naturaleza
política del proceso electoral, los actores que promueven la igualdad de género
y la participación de las mujeres no deben tomar partido en favor de los
partidos políticos y los candidatos. Al perseguir el objetivo de la igualdad de
género, deben poder trabajar con hombres y mujeres de todos los orígenes ideológicos
y líneas partidarias, tratándolos de manera equitativa y justa, sin dar ventaja
a ninguna tendencia. Este principio guía puede presentar la excepción de los
actores que tengan una naturaleza estrictamente política, como los partidos
políticos, los candidatos y los activistas.
- Integridad: El comportamiento de los actores
que buscan promover la igualdad de género y la participación de las mujeres en
las elecciones debe reflejar estándares éticos elevados. Cuando acatan los
principios de transparencia, responsabilidad e imparcialidad, la credibilidad
del trabajo de género a menudo se fortalece y la confianza entre los socios y
el público tiende a aumentar.
- Colaboración efectiva: las partes interesadas que
trabajan para promover procesos electorales inclusivos deben unir sus fuerzas y
garantizar una colaboración efectiva y sincera, para evitar vacíos y
superposiciones en la programación relativa al trabajo por la igualdad de
género.
- “Do no harm” (no dañar): cuando abogan por la igualdad de
género en el proceso electoral, las partes interesadas deben estar conscientes
de las dinámicas sociales y de conflicto existentes, de manera que sus acciones
no terminen perjudicando a los actores involucrados o socavando sus derechos de
ninguna manera. Esto es de suma importancia cuando se trabaja con comunidades
LGBTI en entornos altamente hostiles.
Estos principios rectores no son
exhaustivos; son un punto de partida y pueden fortalecerse, expandirse y
aplicarse a diferentes experiencias y realidades al promover la igualdad de
género y la participación política de las mujeres.