La observación electoral puede contribuir al desarrollo democrático a
través de la recopilación de información sobre el proceso electoral, la
evaluación de su calidad considerando el marco legal nacional y las normas
internacionales, y la emisión de recomendaciones constructivas para mejorar las
elecciones en el futuro. Puede ser fundamental para disuadir el fraude y las
malas prácticas al exponer esos problemas si ocurren, así como para aumentar la
credibilidad del proceso al generar confianza entre los actores relevantes. La
observación de elecciones consiste en:
Si bien los observadores electorales creíbles, nacionales e
internacionales, comparten el objetivo común de contribuir al fortalecimiento
de la democracia, existen algunas diferencias fundamentales entre ellos. Los
observadores nacionales suelen tener un conocimiento profundo de su país y la
situación política, y con frecuencia pueden movilizar a un mayor número de
voluntarios, lo que conlleva menores costos de despliegue y un mayor alcance.
También tienen mayor capacidad para llegar a lugares remotos a los que los
observadores internacionales no pueden acceder. Los observadores
internacionales, por otro lado, generalmente tienen metodologías bien
establecidas y conocimientos comparativos de elecciones en otros países.
También atraen más atención de los medios de comunicación y las autoridades
nacionales, y en contextos represivos, normalmente tienen más libertad que los
observadores nacionales para informar sobre sus hallazgos sin temor a
represalias. [2]
En las últimas décadas, la observación electoral ha comenzado a
integrar una perspectiva a largo plazo, en lugar de centrarse exclusivamente en
las operaciones y procedimientos de la jornada electoral. Existe un consenso
cada vez mayor sobre el hecho de que la observación de las elecciones no solo
debe considerar la jornada electoral, sino también otras etapas clave del
proceso, como el marco legal, el empadronamiento de votantes, la verificación
de resultados o el contencioso electoral, entre otros. Si bien no existe un
modelo único para todas las misiones de observación de elecciones, la
estructura de estas se puede articular en diferentes niveles, de acuerdo con
los requisitos de cada organización y la evaluación de las necesidades. En primer
lugar, el equipo central o el grupo de expertos pueden analizar la información
disponible, escribir informes y hacer recomendaciones de mejora. En segundo
lugar, los observadores de larga duración pueden ser desplegados en diferentes
áreas de responsabilidad, con el fin de recopilar información sobre el proceso
electoral a través del territorio nacional. Las misiones nacionales e
internacionales de observación de elecciones integran cada vez más observadores
a largo plazo en su estructura, lo que permite un alcance más amplio de la observación
que integra diferentes etapas del ciclo electoral. Por último, los observadores
de corta duración pueden ser desplegados por un período más corto, si es
necesario, para observar la integridad de los procedimientos y las operaciones
durante la jornada electoral.
Los esfuerzos de observación de elecciones también pueden “mejorar la
implementación de los derechos humanos de las mujeres y ayudar a incrementar su
participación en los procesos electorales. Una observación exhaustiva debe
incluir una evaluación de cómo todos los elementos de un proceso electoral
afectan tanto a las mujeres como a los hombres. En cambio, los esfuerzos de
observación enfocados pueden centrarse específicamente en los aspectos relativos
a la participación de las mujeres en las elecciones”.[3]
Si bien la inclusión de un experto en género en la estructura de la misión se
considera una buena práctica en la observación de elecciones, la mayoría de las
misiones integran las cuestiones de género en su trabajo, de manera tal que
todos sus miembros, desde sus respectivos campos de acción, son responsables de
evaluar cómo las elecciones afectan a hombres y mujeres. A la luz de las buenas
prácticas, “las misiones de observación de elecciones deben:
Con respecto al contenido de su análisis, los observadores deben
evaluar el impacto del proceso electoral en la participación de las mujeres,
incorporando la perspectiva de género en todas las áreas de investigación. En
cuanto al marco legal, los observadores deben determinar si existen
disposiciones constitucionales o legales que consagran los principios de igualdad
para hombres y mujeres, y si algún aspecto del código electoral y otras leyes o
regulaciones relacionadas con las elecciones pueden poner en desventaja a las
mujeres. Además, es importante evaluar la efectividad de las cuotas de género u
otras medidas especiales de carácter temporal, si existieran. Con respecto al
análisis electoral, los observadores pueden estudiar cómo el sistema electoral
afecta la participación de las mujeres, así como el papel de los OGE para
garantizar la participación de las mujeres en las elecciones, considerando la
representación de las mismas entre su personal y el impacto de las decisiones del
organismo electoral sobre la participación de las mujeres. En cuanto al análisis
político, los observadores pueden evaluar hasta qué punto los partidos
políticos incluyen a las mujeres en su estructura, proceso de toma de
decisiones y listas de candidatos. Con respecto al análisis de los medios, los
observadores pueden analizar los estereotipos de género en la cobertura mediática
del proceso electoral, así como la pluralidad en la cobertura de los medios de
comunicación con respecto a candidatos masculinos y femeninos, y el tema de la
igualdad de género en el debate programático. [1]
La Declaración
de principios para la observación internacional de elecciones se
conmemoró bajo el auspicio de las Naciones Unidas en 2005. Actualmente cuenta
con el respaldo de 55 organizaciones internacionales que trabajan para mejorar
la observación internacional de elecciones. Esta declaración establece los
principales principios que deben guiar el trabajo de los observadores
electorales internacionales, incluidos los de imparcialidad, independencia,
transparencia, responsabilidad de informar y cooperación con otros observadores,
entre otros. La declaración también señala la necesidad de cubrir todas las
etapas del proceso electoral a través de una observación exhaustiva a largo
plazo. Reconoce la importancia de una diversidad de género equilibrada en la
composición de los participantes y el liderazgo de las misiones internacionales
de observación de elecciones, e incluye entre las funciones de observación
internacional de elecciones el análisis de “las condiciones relacionadas con el
derecho a votar y a ser elegido", incluida “la discriminación u otros
obstáculos que ponen trabas a la participación en los procesos electorales por
motivos de opinión políticas o de otra índole, género, raza, color, origen
étnico, idioma, religión, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento u otras condiciones, entre ellas, las discapacidades físicas”. [2]
Las organizaciones internacionales de observación de elecciones
integran el género de diferentes maneras. Asegurarse de que la composición de
la misión sea equilibrada por género, con una representación justa de hombres y
mujeres entre los observadores, generalmente se considera una buena práctica.
Además, el reclutamiento de un experto en género o la incorporación de las
cuestiones de género en el trabajo de todos los miembros de la misión puede
contribuir a consolidar un análisis exhaustivo de cómo afectan las elecciones a
hombres y mujeres, y permite integrar estos temas en los informes y
recomendaciones de la misión. Unas directrices claras sobre este asunto pueden
contribuir positivamente a la integración del componente de género en el
trabajo de la misión.
Ejemplo: Las Misiones de Observación Electoral (MOE) de la Oficina de
Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) de la Organización para
la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) analizan la participación de las
mujeres de manera integral, analizando cómo afectan los marcos legales y la
cobertura de los medios de comunicación a hombres y mujeres, así como sus roles
como votantes, candidatas, representantes electas y miembros de partidos
políticos o de OGE. Todos los miembros de las MOE de OSCE/OIDDH deben recopilar
información sobre la participación de las mujeres mientras realizan las tareas
asignadas a su puesto. Cuando es posible, se despliega un analista de género;
de lo contrario, un miembro del equipo central puede ser designado como punto
focal de género para coordinar el trabajo de la misión en temas de género. El
Manual para monitorear la participación de las mujeres en las elecciones
proporciona una descripción detallada de las funciones de todos los miembros de
la MOE de la OSCE/OIDDH que monitorean la participación de las mujeres,
incluidas las de analistas legales, políticos, electorales y de medios de
comunicación, observadores a largo y a corto plazo, y un eventual analista de
género. [3]
Ejemplo: Las Misiones de Observación Electoral de la Unión Europea incorporan
el tema de la participación de las mujeres en todos los aspectos de su trabajo,
y todos sus miembros tienen la responsabilidad de informar sobre este asunto.
En algunos casos, el equipo central incluye un analista de género que brinda experiencia
en este campo; de lo contrario, se asigna un miembro del equipo central como
punto focal de género, que se comunica con los otros miembros de la misión para
coordinar los esfuerzos. En cuanto a la contratación de observadores, la
selección de los miembros del equipo central debe garantizar el equilibrio de
género y de nacionalidad. Donde sea posible, también se debe dar un equilibrio
de género en los equipos de observadores a corto y largo plazo. Las MOE de la
Unión Europea se deben centrar en las medidas concretas adoptadas por los
actores relevantes para mejorar la participación de las mujeres y las medidas
adicionales necesarias. Esto debería reflejarse en los informes de las
misiones, así como en las recomendaciones del informe final. [4]
Ejemplo: Las Misiones de Observación Electoral de la Organización de los
Estados Americanos incorporan el enfoque de género a través del trabajo de los
miembros del equipo central, los coordinadores regionales y los observadores,
cuyas funciones se describen detalladamente en el Manual para la incorporación
de una perspectiva de género en las misiones de observación electoral de la
OEA. Algunas misiones también pueden integrar un equipo de especialistas en
género, responsable de coordinar los esfuerzos en este campo y asesorar a todos
los demás miembros del equipo central. El manual desarrolla una metodología
para integrar el enfoque de género en las diferentes etapas de la MOE de la
OEA, incluida la fase inicial, la fase de despliegue y la fase final de la
misión. Los hallazgos relevantes deben reflejarse en la declaración preliminar
y el informe final de la misión. [5]
Para obtener más información sobre esta cuestión, consulte el
contenido relacionado del proyecto ACE, que incluye:
En 2012, se conmemoró bajo el auspicio de las Naciones Unidas la Declaración de principios
globales para la observación y monitoreo no partidario realizado por
organizaciones ciudadanas. Ha sido respaldada por más de 160
organizaciones no partidarias que realizan monitoreo de elecciones en más de 75
países, así como redes regionales para la observación de elecciones. La
declaración reconoce una serie de principios que deben guiar los esfuerzos de
las organizaciones ciudadanas en el campo de la observación de elecciones,
tales como la imparcialidad, el profesionalismo, la independencia y la transparencia,
entre otros. Establece la necesidad de involucrar a estas organizaciones en la
observación y el análisis de diferentes aspectos del proceso electoral desde
una perspectiva a largo plazo. Las organizaciones que respaldan la declaración
se comprometen a “fomentar la participación de todos los sectores de la
población, incluyendo los pueblos indígenas, las minorías nacionales, la
juventud y la participación igualitaria de las mujeres, como observadoras y
observadores, monitores y líderes de sus organizaciones”. La declaración también
contiene el compromiso de “incluir hallazgos y recomendaciones en sus informes
con respecto a la participación en procesos electorales de las mujeres, la
juventud, los pueblos indígenas, las minorías nacionales y otros sectores
tradicionalmente subrepresentados, […] así como hallazgos con respeto a las medidas
ejecutadas por las autoridades, las y los candidatos y otros actores para
animar la plena participación de tales grupos u otras medidas que afectan las
barreras a su participación”. [6]
La observación nacional de elecciones puede integrar el enfoque de género
al promover una composición equilibrada de sus miembros por sexo. Los esfuerzos
integrales de observación de elecciones pueden integrar esta cuestión a través
del trabajo del equipo, al recopilar y analizar información relevante sobre la
participación de las mujeres e incluir estos hallazgos en las recomendaciones e
informes. Además, es posible llevar a cabo iniciativas de observación de
elecciones con un alcance específico, dirigidas a la participación de las
mujeres.
Ejemplo: En las elecciones legislativas y presidenciales de 2014 en Túnez, las
organizaciones de la sociedad civil lanzaron una misión de observación
electoral con perspectiva de género para evaluar la participación de las
mujeres en el proceso electoral, con un enfoque en la educación de los
votantes, la cobertura de los medios de comunicación, los procedimientos de la
jornada electoral y la capacitación y el apoyo a mujeres electas, entre otros
temas. Esta iniciativa fue llevada a cabo por organizaciones nacionales de la
sociedad civil, incluidas la Liga Tunecina para la Defensa de los Derechos
Humanos, la Asociación de Mujeres de Túnez para la Investigación y el
Desarrollo, en colaboración con Gender Concerns International. La misión
desplegó un total de 10 observadores electorales internacionales y 100
observadores nacionales en centros de votación de todo el país, especialmente
en las zonas rurales. Las recomendaciones contenidas en su informe final
incluyen el fortalecimiento de las campañas de empadronamiento de mujeres
votantes, particularmente en áreas rurales, la publicación de datos y
estadísticas desagregados por sexo, el establecimiento de procedimientos
efectivos para asegurar la equidad en la cobertura de los medios para todos los
candidatos, así como el desarrollo de programas de educación e información electoral
dirigidos específicamente a mujeres jóvenes, analfabetas o que viven en zonas rurales.
[7]
Ejemplo: En Nigeria, las asociaciones de derechos de las mujeres y otras
organizaciones de la sociedad civil recibieron capacitación sobre la
observación de elecciones desde una perspectiva de género, en el período previo
a las elecciones generales de 2015. Este taller de un día fue organizado por el
PNUD, en el marco del Proyecto de Gobernabilidad Democrática para el Desarrollo
(fase II). Los participantes discutieron las metodologías para la recopilación
de datos desagregados por género y el análisis de información desde una
perspectiva de género durante la observación de elecciones.[8]
Esta estrategia de capacitación permitió a los participantes fortalecer sus
habilidades y mejorar sus metodologías para la observación de elecciones.
[2] “Declaración de principios para la observación electoral
internacional” y “Código de conducta para observadores electorales
internacionales” (2005). Ver: https://www.ndi.org/DoP
[6] “Declaración de principios globales para la observación y monitoreo
no partidario realizado por organizaciones ciudadanas” y “Código de conducta
para ciudadanas y ciudadanos observadores y monitores no partidarios de
elecciones” (2012) Ver: https://www.ndi.org/DoGP
[7] Gender Concerns International (2015): “Rapport Final de la Mission
d’Observation des Élections Basée sur l’Approche Genre, Tunisie 2014.”
[2] Para obtener
más información sobre este tema específico, consulte la Sección 8 de
este tema, "Violencia contra las mujeres en elecciones y otras formas de
violencia electoral basada en el género".