La elección de un sistema electoral es una de las decisiones institucionales más importantes para cualquier democracia. Sin embargo, en términos históricos, resulta muy poco usual que un sistema electoral sea seleccionado de manera
consciente y deliberada. A menudo, la elección es accidental: el resultado de una inusual combinación de circunstancias, de una tendencia pasajera o de una coyuntura histórica en particular. El impacto del colonialismo y la influencia ejercida por países vecinos suele ser muy significativo. En la mayoría de los casos, los efectos de la selección de un determinado sistema electoral tienen una profundo influencia en la futura vida política del país. También, con frecuencia, los sistemas electorales tienden a permanecer constantes una vez que han sido seleccionados, al igual que los intereses políticos que lo rodean y que responden a los incentivos de la elección presentados por el propio sistema.
Si resulta poco usual que los sistemas electorales sean elegidos deliberadamente, lo es más aún que sean cuidadosamente diseñados para las condiciones históricas y sociales que se presentan en un determinado país. Este es en particular el caso de las nuevas democracias. Cualquier democracia emergente debe escoger o heredar un sistema electoral para integrar su gobierno. Pero a menudo tales decisiones son tomadas bajo una de las siguientes condiciones: O bien los actores políticos carecen del conocimiento o información básica, y la elección del sistema electoral y sus consecuencias no son reconocidas en su totalidad o, por el contrario, tienen un conocimiento tan claro de todo ello que promueven la adopción de aquel que consideran que maximizara o servira de mejor forma a sus intereses particualres.
En ambos escenarios, la selección que se hace a veces no es la más apropiada para el bienestar político del país en el largo plazo a largo plazo; mientras que en otras, puede traer consecuencias desastrosas para las perspectivas democráticas del páis.
La forma en que es elegido el sistema electoral puede ser tan importante y destacada como la selección en sí. La mayoría de los sistemas electorales son adoptados bajo cuatro fórmulas básicas: por herencia colonial, a través de un diseño consciente, por imposición externa o por accidente. En los siguientes apartados se analiza cada una de estas fórmulas.