El congreso Chileno es bicameral, compuesto de una Cámara de Diputados o Cámara Baja, cuyos miembros son electos para un período de cuatro años y un Senado o Cámara Alta, cuyos miembros se eligen para un período de ocho años. Los 120 escaños en la Cámara Baja son electos directamente usando un sistema RP de lista abierta, pero una característica usual y distintiva del sistema Chileno es que los escaños son electos de distritos de dos miembros, lo cual hace más difícil que los partidos pequeños logren representación para sí mismos.
Los partidos o coaliciones de partidos, presentan una lista de dos candidatos y los votantes indican su preferencia por un candidato dentro de una de las listas. Primero se totalizan los votos de ambos candidatos en cada lista, después se asignan los dos escaños. El primer escaño es otorgado al candidato más popular de la lista con más votos, luego el total de votos de la lista es dividido entre dos. Si este número es aún más alto que el total de votos de cualquier otra lista, el segundo candidato logra el segundo escaño. De otra manera, el segundo escaño va al candidato con más votos personales de la lista de la coalición en segundo lugar.
Este Sistema de Dos Vueltas fue diseñado en 1989, cuando estaba por finalizar el régimen militar del General Augusto Pinochet. La meta inicial era la de estimular amplias coaliciones inter-partidarias y desanimar la representación de partidos pequeños, particularmente los de izquierda, que habían prosperado bajo el sistema RP, más permisivo, el cual utilizó grandes distritos multi-miembros hasta 1973. De esa manera, el sistema parecía funcionar. Los partidos pueden obtener representación en el Congreso solamente si son parte de una de las dos listas más grandes en un distrito determinado. Aquellos partidos de la izquierda radical que no quisieron unirse a la Concertación de centro izquierda, han sido virtualmente disminuídos, no han ganado ningún escaño y su distribución de voto cayó del 11% al 6%, en las dos elecciones celebradas desde la redemocratización.
El incentivo para formar coaliciones que este sistema electoral proporciona, se ha extendido de los escenarios electorales al gobierno y, es impresionante que el tradicional sistema multi-partidario de Chile, actúe como un sistema bipartidista. Aunque los partidos permanecen organizacionalmente distintos y los candidatos mantienen las viñetas de los partidos en las papeletas, estas viñetas han sido exitosamente reemplazadas por viñetas de la coalición. Los lideres de la coalición negocian juntos las nominaciones de candidatos y pueden imponer disciplina a todos los miembros de la coalición. El resultado es que el Congreso Chileno se ha vuelto más organizado alrededor de dos grandes coaliciones que son más estables de lo que previamente fue el fluído sistema multi-partidista de Chile.
Un segundo efecto importante, es que dada la distribución del apoyo electoral en Chile, las elecciones automáticamente sobre-representan la coalición de la derecha, la Unión Para el Progreso (UPP). El sistema asegura que en cada distrito, las listas de las coaliciones que estén lidereando, ganen igual representación, a menos que el total de la primera lista tenga más del doble del total de la segunda lista. Esto es el resultado de una decisión consciente de quienes diseñaron el sistema. Tomando como base los resultados del plebiscito de 1988, así como los de elecciones anteriores. El régimen militar sabía que sus seguidores eran una minoría en casi todas las regiones del país, pero que su apoyo representaba un consistente 30 a 40%, mientras que la Concertación tenía el apoyo de la mayoría y pretendían conservarla manteniendo su coalición. El sistema electoral Chileno es único en su tendencia de sobre-representar los segundos finalistas y, de hecho, en ambas elecciones en 1989 y 1993 la UPP ha ganado entre un 6 % y 7 % más, en la distribución de los escaños por la distribución proporcional, que la que le correspondería por su caudal de voto.
La Concertación ha expresado su deseo de incrementar el número de diputados electos de cada distrito de esa manera, es decir, haciendo al sistema más proporcional. Sin embargo, todos los cambios han sido constantemente rechazados por la UPP y los senadores nombrados, quienes juntos, componen una mayoría en el Senado. A medida que el sistema entra en su tercer ciclo electoral en 1997, los intereses electorales de todos los partidos que han tenido éxito bajo estas reglas, pueden socavar progresivamente, el apoyo a una reforma radical.