La experiencia democrática Boliviana se ha caracterizado por la búsqueda de formas que resuelvan el problema básico de los regímenes presidencialistas Latinoamericanos, los cuales regularmente han caído en un estancamiento entre el ejecutivo y el legislativo, lidereados por gobiernos de minoría. Casi todos los sistemas presidenciales en América Latina, presentan el problema fundamental de encontrarse sumergidos en sistemas multi-partidarios con representación proporcional; a ello se le ha definido como la "difícil ecuación del presidencialismo" y constituye una fuente permanente de conflicto político, que afecta negativamente las posibilidades de una consolidación democrática.
En Bolivia, el problema ha sido parcialmente resuelto por medio de un cambio institucional básico del "presidencialismo" de gobiernos minoritarios al "presidencialismo parlamentario" basado en gobiernos mayoritarios. Este sistema de gobierno es un "hijo mestizo", con características parlamentarias y presidenciales. Es presidencialista porque el presidente sirve por un período fijo y, aunque es escogido por el Congreso, no depende de su confianza permanente. Pero es "parlamentario" porque el presidente es electo por la legislatura, después de negociaciones post-electorales, asegurando de esta manera el apoyo legislativo mayoritario y la compatibilidad de los poderes ejecutivo y legislativo. El demiurgo del sistema es una dinámica común en todos los regímenes parlamentarios: las políticas de coalición.
Como todos los partidos, los Bolivianos buscan maximizar su distribución de voto respectivo, pero no esperan que el voto popular sea la última palabra. Van más allá, enfocando su interés en negociaciones post-electorales que son las que realmente determinarán quién gana el congreso y el poder ejecutivo. El patrón dominante ha sido aquel de coaliciones gubernamentales y congresionales, lo cual ha garantizado la estabilidad del ejecutivo y la compatibilidad de funciones ejecutivas y legislativas.
Desde la celebración de elecciones "libres y justas" en 1979, el sistema Boliviano de partidos ha evolucionado, de ser altamente fragmentado a un sistema moderado multi-partidario de seis partidos efectivos; ha probado ser incapaz de producir un partido único predominante o aún mayorías alternativas. El artículo 90 de la Constitución, ha sido la guía principal para estructurar el sistema electoral, definiendo el método normal para elegir al presidente. No regula de forma explícita los pactos políticos, pero es un requisito que los presidentes sean escogidos por el congreso cuando ningún candidato logra conseguir una mayoría del voto popular, lo cual genera un amplio espacio para la negociación y la formación de coaliciones entre los partidos políticos.
Una dimensión clave del "presidencialismo parlamentarizado" Boliviano, es el sistema electoral RP de lista. De hecho, a través de los años ochentas y noventas, el sistema electoral ayudó a reforzar los patrones de competencia inter-partidaria y la creación de coaliciones, pero también tenía muchos errores y estaba expuesto al fraude y a la manipulación. Uno de los asuntos cruciales de la estabilidad democrática y la legitimidad, ha sido el establecimiento de reglas de juego coherentes. Las reformas electorales Bolivianas en 1986, 1991 y 1994, fueron caracterizadas por cálculos de corto plazo y reacciones contingenciales a presiones políticas, en vez de ser el resultado de investigaciones serias o estrategias de ingeniería política. Además, los líderes de los partidos carecían de experiencia y fueron incapaces de desarrollar una estrategia coherente de reforma. El resultado fue que las elecciones en 1985, 1989 y 1993, se realizaron bajo diferentes fórmulas RP. La fórmula D'Hondt, introducida en 1956, fue sustituída en 1986 por una llamada, doble coeficiente de participación y distribución de escaños, la cual obstruyó el acceso de los partidos pequeños al Congreso. En 1989, otro cambio estableció la fórmula Sainte- Lague para las elecciones parlamentarias y presidenciales en 1993, que vino a estimular la representación de los partidos pequeños.
Paradójicamente, la primera ola de cambios sustanciales tuvo menos que ver, con el cambio del sistema RP vigente, que con el establecimiento de una Corte Electoral autónoma, la validación de las papeletas en los centros de votación y la abolición de los mecanismos que hacían posible que las cortes electorales regionales distorsionaran los resultados. Sin embargo, la reforma constitucional de Agosto de 1994, introdujo una segunda ola de cambios y trajo consigo el mayor cambio introducido en el sistema RP hasta entonces, al establecer con algunas modificaciones, el sistema electoral MMP de Alemania y Nueva Zelanda. Al principio, esta revisión trajo consigo la "contradictoria" adopción de los sistemas paralelos MR y RP: básicamente, un sistema RP mixto en término de criterios de voto pero no en término de resultados.
Asi, en Agosto de 1996, el Congreso tuvo que aprobar una nueva ley con respecto a la aplicación del artículo 60 de la Constitución, para remover algunos defectos que eran obvios. Restableció la formula D'Hondt de RP y creó un umbral del 3 % para escaños en la Cámara de Diputados. De aquí en adelante, 68 diputados fuera de un número constitucionalmente de 130, serían elegidos por voto MR en distritos uninominales, mientras que el resto serían electos por voto de listas de partido de acuerdo a la representación proporcional, en nueve distritos regionales uninominales. A diferencia de Alemania y Venezuela, no existe una provisión para escaños adicionales. Los escaños serán distribuidos directamente a los candidatos que ganen en distritos uninominales, aún si un partido gana en sólo un distrito y no obtiene ningún escaño RP. Sin embargo, como en Alemania, la distribución general de escaños será decidida al aplicar la fórmula RP en una forma compensatoria con un umbral del tres por ciento para representación a nivel nacional. Si un partido gana 10 escaños a través del voto general de RP de lista, y cinco escaños en distritos uninominales, tiene derecho a diez escaños parlamentarios.
El fenómeno más sobresaliente en la experiencia Boliviana de reforma electoral, ha sido el uso de procedimientos y mecanismos democráticos. Las reformas fueron discutidas en comisiones multi-partidarias y alcanzar el consenso fue una condición sine qua non para su aprobación en el Congreso. No se sometieron a referéndum porque la Constitución Boliviana no permite este mecanismo de legitimación. Desde 1989 hasta 1992, el debate inter-partidario se desarrolló alrededor de dos propuestas claves, las cuales, a su vez, fueron rechazadas. Acción Democrática Nacionalista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria abogaban por la pluralidad para las elecciones presidenciales, con lo que el Congreso sólo confirmaría al candidato que obtuviera la mayoría de los votos, por su parte el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) propuso el sistema Francés de Dos Vueltas (SDV). Ambas propuestas partían de la premisa que la elección de los Presidentes por parte del Congreso a través de las negociaciones partidarias, no respetaba la voluntad del pueblo y las decisiones eran tomadas a puerta cerrada, el pueblo votaba, pero no elegía al presidente.
Finalmente se logró un consenso basado en la propuesta del MNR: adoptar un sistema MMP para la legislatura, reducir de tres a dos el número de candidatos presidenciales capaces de obtener una pluralidad de votos en la elección parlamentaria y establecer un mandato de cinco años para el presidente, el vicepresidente y los miembros del parlamento. El cambio real del sistema de RP a MMP, se originó por el descontento en la manipulación del voto observada durante la elección general de 1989, pero las causas específicas de las reformas eran tres: la inquietud acerca de un proceso de deslegitimación de la representación, por parte de los partidos debido a que las listas cerradas elaboradas por ellos, debilitan los vínculos entre los MPs y los votantes; la desilusión de los ciudadanos por la falta de responsabilidad y rendición de cuentas de los partidos gobernantes; y, finalmente, el deseo de reducir la creciente alienación entre los partidos y la sociedad, mediante el fortalecimineto de la representación de los electores.
En las elecciones presidenciales y parlamentarias de Junio de 1997, estas reformas electorales no tuvieron los efectos esperados y el sistema de partidos se volvió más fragmentado y polarizado que el de 1993. Por ejemplo, en 1993 el partido más grande ganó 35.6% del voto, en 1997 el partido más grande - uno diferente -ganó solo 22.3%. Sólo siete partidos lograron escaños en 1997, en tanto nueve habían ganado en 1993, pero las delegaciones eran similares en tamaño, haciendo significativamente un congreso más fragmentado. Hubieron tres razones para este resultado inesperado. Primero, el MNR del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada perdió casi la mitad de su distribución del voto, disminuyendo su posición de dominio temporal con respecto a sus competidores. Segundo, en 1993 los dos principales rivales del MNR, AND y MIR, se juntaron en una alianza llamada el Acuerdo Patriótico, este pacto se rompió antes de 1997, y AND y MIR presentaron candidatos presidenciales y listas congresionales separadas. Es tentador argumentar que habrían habido menos partidos si estos dos eventos no hubieran ocurrido, sin embargo el sistema electoral de MMP parece haberse implementado debido a la fragmentación. Dado al alto grado de concentración regional en el apoyo partidario, más partidos (siete) ganaron escaños en los nuevos distritos uninominales que en los distritos multi-miembros (cinco partidos). En general, los nuevos partidos fueron más personalistas que antes, pero es difícil atribuir este resultado al sistema electoral mixto, el mismo número de diputados personales fueron elegidos por medio de RP. Sería prematuro predecir un cambio en la disciplina partidaria como resultado de estas reformas. También parecería que las consecuencias de distritos uninominales pueden ser difíciles de predecir donde el sistema de partidos está fragmentado, regionalizado o volátil y especialmente si todas éstas tres situaciones existen al mismo tiempo.