El control del fraude, la corrupción y las prácticas injustas es el objetivo fundamental de cualquier sistema de regulación de los candidatos y partidos políticos. Cuando una elección se ha llevado a cabo, es esencial asegurar que todos los ciudadanos tengan confianza en la integridad del proceso, independientemente de si apoyaron a los ganadores o a los perdedores. La seriedad del fraude electoral, la corrupción y las prácticas injustas ponen en duda la confiabilidad del proceso electoral. De esa forma, vulneran la democracia misma.
En países donde las elecciones libres no se han llevado a cabo regularmente, o donde las elecciones han sido amañadas, es poco probable que exista una "cultura perdedora". Aún si la elección se conduce con equidad, les probable que los candidatos y partidos perdedores reclamen "faltas". Esto sucede en algunas partes de África. En tales países, es más que importante asegurar que la equidad de las elecciones esté más allá de cualquier duda razonable.
Fraude electoral
La conducción de elecciones que sean equitativas, y que se perciban como tales, plantea distintos retos técnicos. Los procedimientos oficiales deben ser confiables. A los votantes se les debe asegurar que solo aquellos que cumplen con todos los requisitos legales han votado, que se les ha dado la oportunidad de emitir su voto bajo circunstancias que garantizan su absoluta libertad para hacerlo sin presiones y que sus votos hayan sido registrados debidamente.
Un primer problema consiste en diseñar un sistema preciso para el registro de votantes -un registro que permita incluir a todos los electores habilitados y excluir a los que han fallecido o a quienes se encuentran descalificados de alguna otra forma. Debe haber mecanismos para evitar la suplantación de electores --quienes se presentan en las mesas de votación deben ser quienes dicen ser. En muchas partes de África y de otras regiones, el dedo pulgar de todo votante es marcado con una tinta indeleble para asegurar que no vote dos veces.
A los electores se les debe permitir emitir su voto sin sentirse bajo amenaza de violencia o bajo obligación de apoyar a un candidato o partido en particular. Debe haber medidas para impedir la alteración de las urnas mediante la introducción de papeletas ilegitimas. Las urnas deben ser selladas antes de ser utilizadas y una vez que el periodo de votación haya terminado. Si las urnas son transportadas del lugar de la votación a una localidad central donde los votos vayan a ser contados, debe garantizarse que la urnas que salieron del lugar de la votación sean las mismas que llegaron al lugar del conteo. Se debe asegurar la integridad del conteo y registro de los votos.
Frente a una ineficiencia manifiesta o un engaño deliberado de las autoridades responsables de administrar una elección, el propósito último de celebrar una elección queda anulado. Es por el gran riesgo que representa un fraude electoral en países que van dejando atrás un régimen no democrático que ha florecido la práctica de integrar misiones de observación electoral internacional.
En países en desarrollo, los representantes partidistas cumplen un papel potencialmente importante en la observación del proceso de votación y el conteo de votos. Sin embargo la experiencia en Tanzania, Ghana y otros países indica que cuando los gobiernos extranjeros o las organizaciones internacionales aportan fondos para los representantes de los partidos, esos agentes pueden, en muchas partes del país, estar mas interesados en colectar una cuota que en cumplir con sus responsabilidades de manera consciente. Ver también Los Partidos como Fiscalizadores de la Elección .
Corrupción electoral
Las prácticas corruptas electorales incluyen el soborno de votantes, la obtención de fondos de campaña mediante promesas de beneficios ilegales (tales como contratos favorables con el gobierno) como recompensa a los donadores, sobornar a los candidatos opositores para que se retiren de la contienda y (donde existen límites legales a los gastos de campaña) un manejo encubierto de los gastos de campaña para poder exceder los límites.
Tales prácticas fueron comunes en Gran Bretaña hasta finales del siglo XIX. La compra de votos es considerada como una práctica común en algunos países, tales como Taiwan. El voto secreto es el principal dispositivo para restringir la compra de votos. Si los electores emiten sus votos en secreto, no hay forma de que los partidos o candidatos puedan tener la certeza de que aquellos a los que se les ofreció un soborno votaron conforme a lo convenido. Sin embargo, en algunas comunidades se ha comprobado que el voto secreto es insuficiente para acabar con la compra masiva de votos.
Prácticas injustas: campañas negativas y "trucos sucios"
Así como el fraude electoral y la corrupción son claramente indeseables e ilegales, las prácticas "injustas" o "inequitativas" son más difíciles de definir y más controversiales. Lo que es "injusto" o "inequitativo" para algunos es simplemente "lucha intensa" o "campaña negativa" para otros.
Obviamente, los candidatos tienen un incentivo para presentar a sus oponentes de la peor forma posible. ¿Cómo es posible evitar que los candidatos mientan o desprestigien deliberadamente a sus rivales sin restringir la libertad de expresión y sin permitir que el gobierno dicte los términos de un debate público?
Aunque puede ser imposible el regular las prácticas electorales injustas por medio de la ley, debe haber algún valor moral en los códigos de conducta. Tales códigos deben ser elaborados por los oficiales electorales, partidos políticos, y observadores electorales. Ver también Códigos de Conducta para los Partidos Políticos .
Un famoso ejemplo de prácticas de campaña injustas surgió de las investigaciones sobre el escándalo Watergate. En 1974, las investigaciones culminaron con la renuncia de Richard Nixon a la presidencia de los Estados Unidos. El escándalo Watergate centrado en los alegatos, después comprobados, que la organización de la campaña presidencial de 1972 había planeado que un equipo irrumpiera en las oficinas centrales del Comité Nacional Demócrata para instalar equipo de espionaje. Esto no fue solo injusto, sino también ilegal. Al inicio de la campaña para la elección presidencial los colaboradores de Nixon integraron un equipo encargado de los "trucos sucios" que llevaba a cabo actividades al más puro estilo de las clásicas prácticas electorales desleales.
En nombre de Nixon, el Presidente republicano en funciones, el equipo encargado de los "trucos sucios" se preparo para desacreditar la nominación de Edmund Muskie, el candidato demócrata, quien parecía ser la mayor amenaza para Nixon. Poco después Muskie clamaría --y se mostró que estaba justificado--que el había enfrentado "una sistemática campaña de sabotaje". Como reportó Herbert Alexander, este esfuerzo incluyo el "robo de documentos, llamadas a media noche de impostores que se decían partidarios de Muskie, falsos anuncios en el periódico, y --el incidente más conocido--una carta falsa publicada en el periódico de mayor circulación de New Hampshire dos semanas antes de la elección primaria en ese lugar, diciendo que Muskie había avalado humorísticamente la utilización del término "Canuck" (un vocablo estadounidense para referirse a los descendientes franco-canadienses) entre sus ayudantes. Se calculó que este reporte2, tendría un fuerte impacto entre los electores de New Hampshire.
Prácticas injustas: distribución de tiempo de televisión
Considerando que los "trucos sucios" pueden ser difíciles de regular, existen otras formas de "inequidad" que pueden ser más fáciles de controlar. Por ejemplo, es importante asegurar que a los candidatos y los partidos de oposición se les dé la debida oportunidad para presentarse en la televisión nacional. En los frecuentes casos en que la telecomunicación nacional es un monopolio público, el gobierno no debe usar su control sobre las ondas para inhibir un debate libre y equitativo durante una campaña electoral. La cuestión de que constituye una asignación razonable del tiempo de transmisión es discutida más adelante, ver Tiempos de Transmisión en Medios Electrónicos, Distribución de Tiempos Públicos y Fórmulas para la Distribución de Tiempos.