En este contexto, el término "terceras partes" no se refiere a los partidos políticos. Es un término técnico para otros tipos de organización y que podrían desear participar en el proceso electoral. Estos son los típicos grupos de presión preocupados únicamente por una cuestión moral o material. Los ejemplos de tales contribuciones a las campañas políticas son aquellas hechas por grupos de presión pro-animales al Partido Liberal Británico y por muchos Comités de Acción Política en los Estados Unidos. "Terceras partes" es un término que incluye pero va más alla a las organizaciones de negocios y uniones comerciales que tienen un papel como patrocinadores políticos se discute en otro apartado, ver Financiamiento por Agrupaciones.
Tales organizaciones participan en el proceso electoral en varias formas:
(a) realizando contribuciones financieras al candidato o partido que mas se acerque a sus puntos de vista.
(b) financiando anuncios u otras actividades de campaña con la intención de beneficiar un partido o candidato, o
(c) financiando anuncios u otras actividades de campaña que intenten lastimar a un partido o candidato.
Las actividades de los organismos distintos de los partidos políticos son, por supuesto, un aspecto legítimo de cualquier sistema plural. Sin embargo, generan problemas para el control del gasto político.
Primero, cuando las donaciones van directamente de grupos de presión a las arcas de los partidos políticos, argumentablemente se incrementa el riesgo de compra de influencia. Mientras que los donadores individuales pueden frecuentemente votar por el partido que representa sus opiniones, un grupo de presión aparentemente intenta utilizar su poder de patrocinio para influir las políticas de sus beneficiarios políticos y para obtener compromisos a cambio de sus pagos.
Segundo, cuando los grupos de presión conducen una campaña política independiente, surgen otros problemas.
(a) Si los candidatos a los cargos o los partidos políticos están sujetos a un límite legalmente impuesto en el total que les es permitido gastar pero no hay límites en los gastos "independientes" por parte de los grupos de presión, el efecto es debilitar a los partidos políticos como instituciones para fomentar el desarrollo de las organizaciones no-partidístas. Esto puede ser un efecto colateral no deseado.
(b) Los gastos independientes por parte de grupos de presión pueden ser vistos como escapatorias que subvierten el propósito de límites al gasto de los partidos y los candidatos.
(c) Cuando el gasto independiente por parte de abogados de diferentes candidatos es inequitativo, los objetivos de regulación que apuntan a asegurar el justo campo de disputa entre aquellos candidatos se ve lesionado.
Contribuciones de Teceros partidos: Justicia Frente a la Libertad de Expresión
Cuando los pagos políticos por parte de los grupos de presión son hechos a las arcas de los partidos políticos o a las cuentas de las campañas de los candidatos a puestos públicos, concuerdan con las regulaciones que aplican tales cuentas. Cuando las actividades de patrocinio de los grupos de presión son legalmente distintas de las de los partidos y candidatos se generan problemas insolubles referentes a su regulación. Muy simple, las regulaciones están enfrentadas a la elección entre la objetividad de la justicia y la de la libertad de expresión.
El gasto político independiente por parte de los grupos de presión proporciona una escapatoria que podría hacer perder el sentido a cualquier ley acerca de los límites de gasto y otras formas de justicia entre los candidatos y partidos. La única forma de cerrar esta escapatoria es el sujetar los grupos de presión a regulaciones y restricciones de tan ajustadas como las de los candidatos y partidos. Pero las consecuencias de hacer esto están lejos de ser alcanzadas. Mientras más grande sea el número de organizaciones y de actividades que son restringidas por la ley, más grandes son los límites de la libertad de expresión. Si, por ejemplo, los candidatos son divididos en políticas relacionadas con las leyes referentes a cuestiones morales (tales como las leyes acerca del aborto), entonces la restricción a las actividades de campaña por parte de los grupos de presión implíca que las iglesias se tendrán que abstener de actividades de campaña a favor o en contra de un candidato en particular o de un partido político.
Más allá de la cuestión de la regulación de las actividades políticas de los "terceros partidos", se levanta también la cuestión del papel de la prensa. Si los periódicos son fuertemente partidistas -como frecuentemente sucede- pueden fácilmente afectar el resultado electoral. Algunos comentadores políticos de izquierda han argumentado que frecuntemente los periódicos son una herramienta de los capitalistas. Están dispuestos a respaldar a los partidos capitalístas. Por lo tanto, la justicia requiere que la prensa deba estar regulada durante las elecciones en la misma forma que los canales de televisión. Una cantidad de espacio establecida debería ser asignada a los partidos competidores de acuerdo con reglas similares a aquellas de T.V. y radio. La objeción a esto es que el control del contenido de los periódicos no es compatible con las libertades democráticas básicas (ver Principios Guía).